𝗖𝗥𝗘𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦|| ᴊ.ᴊᴋ EDITANDO

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Año 2017, Cumpleaños de SooRim.

Un año ha pasado... Un año en el que la castaña de ojos brillante, perdió su brillo. Un año en el que se dió cuenta de lo poco que valen sus amistades... Un año en el que perdió a sus padres en un accidente automovilístico... Quedándose completamente sola...

Si, la chica que hoy cumplía 17 años había sido acogida por uno de los más humildes Orfanato de Seul y cuando cumpliera sus 18, estaría sola otra vez, ya que en el lugar que ahora llamaba hogar, solo podías permanecer hasta cumplir la mayoría de edad.

Varias fueron las noches que lloró por sus padres hasta quedarse dormida. Pero... ¿Qué podía hacer?

Entoces recordó lo que aquel hombre de traje blanco le dijo una vez;

-En un año cumplirás tus 17, y será allí cuando  verdad me necesitarás... Te llevaré conmigo cuando tú me pidas desaparecer...-

<<¡Eso quiero! Quiero desaparecer... Quiero irme con ese hombre, estoy segura de que el no me dejará sola...>> Pensó la castaña con seguridad.

Pero ¿como llamaría a ese sujeto? Nunca supo su nombre o como llamarlo, pues el aparecía cuando menos lo esperaba y ahora era cuando lo necesitaba de verdad.

La noche llegó y todos los niños del Orfanato dormían. SooRim, por primera vez no había celebrado su cumpleaños o siquiera recibido las felicitaciones, ya que nadie sabía de la fecha especial de la chica y ella no se molestó en llamar la atención con eso.

Soo removía su cuerpo en todas las direcciones posibles en aquella pequeña cama donde se suponía ya debía estar durmiendo, pero algo le incomodaba, sentía que el sueño nunca llegaría. Y lo escuchó...

SooRim...

Alguien pronunció su nombre; la voz era lejana y muy pacífica, pero no había nadie despierto a esta hora, por lo que la castaña ignoró lo que había escuchado y trató de volver a dormir.

SooRim...

Esta vez lo escuchó fuerte y claro. Verdaderamente la estaban llamando, no era su imaginación como antes pensaba.

Con cuidado se levantó de la pequeña cama y salió de la habitación sin hacer ruido para que los demás niños no despertaran. Caminó lentamente por los oscuros pasillos y una sombra blanca se hizo familiar, pero esta se movía con rapidez. SooRim sonrió al pensar que quizás era la persona que tanto había querido ver en la mañana. Corrió hasta el patio trasero del lugar, buscando con su mirada a la persona deseada. Pero nada, no había nadie.

-¿Querías verme?-¿O si? ¡Si había alguien! Soo dió un brinco en su lugar cuando escuchó esa voz tan particular muy cerca de su oído derecho, para después voltear y ver a esa persona a los ojos.

-¿¡Sabes cuanto he esperado verte!?-Gritó de la nada, haciendo que sus ojos se cristalizaran. Y las lágrimas no tardaron en salir-Mis p-padres se fu-fueron... Mis amigos dejaron d-de hablarme... Y-Y tu tardaste mucho en venir-Por cada palabra que pronunciaba, una lágrima recorría su rostro, pero solo las dejaba caer, no las secaba con sus manos y trataba de ocultarlas. Solo las dejaba ir y aquel hombre de ropas blancas solo la observaba con mucha atención, agachando un poco su cabeza por la gran diferencia de estatura que existía entre ambos- ¿Por qué no me dices nada?-Preguntó confusa la menor.

-Feliz cumpleaños...

-Q-Qué?

-Es tu cumpleaños...-El hombre se agachó para estar a la altura de la castaña, tomando sus manos para acariciarlas con ternura. Una sonrisa cálida se formó en sus labios y llamó la atención de SooRim.

-¡Oh!... Tienes sonrisa de conejo-Sonrió. Las grandes y suaves manos del hombre se posaron en el rostro de la contraria, secando las lágrimas que antes recorrieron el rostro de la menor, con sus pulgares, causando cierto sonrojo en SooRim.

-¿Por qué nunca traes zapatos?-Preguntó de la nada.

-Nunca me da tiempo a ponermelos...-Se excusó.

-Quieres desaparecer?-Preguntó serio aquel hombre, apretando un poco más el agarre de sus manos con las de SooRim.

-Si...Quiero irme contigo, porque si me quedo aquí... Cuando cumpla 18 voy a estar sola de nuevo-El tono de voz de la castaña sonaba como una súplica muy desesperada, y lo era.

-Yo nunca te dejaré sola...

Y desaparecieron...