Capítulo 16: Aquí, conmigo.

169 7 0
                                    

Alexia Louvier:

Los chicos se fueron esta mañana para realizar algunos negocios, eso dijeron.
Si me llego a enterar que Ethan está con otras chicas, le corto el hocico. ¿Se entiende? Quizás fui muy intensa, lo siento.

Con las mujeres estamos pasando un tiempo conociendo a los prospectos y horneando galletas, brownies y dulces que los chicos pidieron. Hablamos tanto que no nos dimos cuenta de que eran ya las 18:30 de la tarde. Decidimos ver una película en la sala y cada uno tomó unas galletas y chocolate caliente u café, pusimos una película que en 1 hora y media ya terminó. Los chicos tenían que vigilar el perímetro, por lo que se fueron y llegaron otros chicos.

—Hola Julian.–saludé al pequeño rubio de 19 años frente a mí. Es un chico muy dulce, pero muy protector también. Sabe como boxear y usar un arma lo suficientemente bien.

—Hola Alex.–me dió un beso en la mejilla y sonrió dulcemente.

—¿Cómo estás?–le dí una galleta, que rápidamente tomó y le dió un mordisco.

—Después de esta galleta, muy bien.–dijo con una sonrisa gigante plantada en su cara.

—Me alegro de que te guste. ¿Y cómo está tu hermanita?–pregunté. Julian tiene una hermanita igual de rubia que él, pero con color esmeraldas en vez de azules como los de él. Desde que lo conocí mencionó que ella se parecía mucho a mí, por lo que siempre me trató con mucho cariño.

—Bien, le comenzaron a gustar los niños. Me empiezo a frustrar de solo decir eso.–dijo con cara de molestia.—¿Cómo le explicas a tu hermanita de 14 años que los niños de esas edades no buscan solo... Una amistad, digamos?–dijo exasperado.

—No te preocupes. Si quieres, yo puedo hablar con ella y explicarle sobre algunos temas.–sonreí. El solo sonrió agradecido y besó mi frente.

—Gracias Alex, eres un pan de Dios.–habló alegre.

—De nada. Entre amigos nos entendemos.–choqué un puño con él. A lo que sonreímos.

—Vale. Voy a vigilar el perímetro. Gracias por las galletas.–se metió una en la boca y fué rápidamente hacia afuera.

—Ese niño siempre come come como una cabra.–reía Mary.

—Pero es lo suficientemente dulce como para ablandarte el corazón.–sonreí.—Le prometí que voy a hablar con su hermanita. Está en esa edad en la que, ya sabes, quiere conocer chicos.

—Oh, yo estuve en esa etapa. Hasta que me dí cuenta que los chicos a esa edad son unos malditos cretinos. Lo único que buscan es, bueno, eso.–dijo Mary como si fuese una niña otra vez.

—Yo tuve un novio en ese tiempo, como a los 16. Fue mi primer novio. Un niño estúpido que se creía mucho solo porque las niñas lo perseguían.–agité la mano con desdén.

—Ugh. Esos son de los peores.–concordó Mary.

—Bien niñas, ¿Y si vamos a nuestras habitaciones?–pregunté.

—¿Nos contarás como es Ethan en la cama?–preguntaron con suspicacia.

—No.–dije, totalmente sonrojada.

—Qué va. Y yo que quería saber.–bufó Beth.

—Eso nunca lo sabrán.–hice un gesto en mi boca de cómo se cerraba una cremallera. Y subimos a las habitaciones.

Eran alrededor de las 20:20 y Ethan aún no volvía. Se escuchó un fuerte ruido en el frente de la casa escuché una lluvia de disparos. Inmediatamente salí de la habitación y busqué a las chicas, quise tomar mi celular pero recordé que lo dejé en la isleta de la cocina. Dios, que idiota que soy. Mary guiaba a las chicas hasta que escuchamos cómo patearon la puerta y los chicos que estaban dentro disparaban frenéticamente contra ellos. Nosotras sólo nos quedamos calladas hasta que de repente tomaron a Mary y luego a mí del brazo. Nos apretaron fuertemente hasta que soltamos un quejido.

—Vamos, perras. Las haremos pagar por esto.–habló el hombre que me sostenía con un terrible mal aliento.

Nos arrastraron a todas las mujeres por las escaleras hasta llegar al salón. Busqué a Julian por todas partes y me alegré de que no estuviera aquí. El hombre nos tiró muy fuerte al suelo, ocasionando unos moretones en el brazo y mejilla. Miré a Mary, y ella sólo miraba con odio a los que tenía delante.

—¿Que mierda miras, perra?–hablo otro de los hombres y le golpeó el rostro fuertemente. Jadeé de la impresión y me interpuse entre él y Mary.

—Sobre mi puto cadáver la vuelves a tocar, hijo de puta.–escupí.

—Otra más que se hace la valiente, ¿Eh?. Perras.–me golpeó en el lado izquierdo de la cara, desconcentrandome unos minutos. Joder, me dolió como la mierda.

—A ver si así aprendes.–sonrió irónicamente.

Al ver que no me apartaba de Mary, me siguieron golpeando. Poco a poco ya no tenía fuerzas para seguir. Pero era yo o Mary, y no iba a dejar que asesinaran a Mary sabiendo la persona con corazón de oro que es. Al ver que me quedaba poca resistencia, tomaron a Mary del brazo y la golpearon salvagemente dejándola inconsciente. La tomé en mis brazos y la apoyé sobre mí, dándole la espalda a los hijos de puta que irrumpieron en la casa-club, me golpearon en la espalda, tratando de llegar a Mary, pero no lo lograron. Sólo rezaba porque uno de los chicos quedara con vida y avisara a los demás. No quiero morir sin volver a ver a Ethan.

De pronto se escucha un ruido sordo y sé, sin mirar que le han disparado a Mary. Ése es mi límite. Tomo un arma que está cerca de mí y la levanto apuntando a los bastardos. Disparo constantemente, acabando con unos 5 de ellos. El líder me dispara en el brazo y sólo veo unas estrellitas bailando a mi alrededor. Escucho unos disparos más y veo que quién disparó es Ethan, sonrío suavemente y me pierdo en la oscuridad, pensando que, cuando despierte, todo será mejor.

Después, (teóricamente las 10 AM, cuando despierta y está Ethan a su lado.)

Siento un dolor punzante en el brazo y me pesan muchísimo los ojos. Siento una calidez rodear mi mano y lo único que pienso es ¿Será Ethan? Por supuesto que es él. Siempre es él. Abro poco a poco, muy despacio mis ojos y lo veo con la mirada puesta en nuestras manos entrelazadas. Embelesado en ellas. Sólo sonrío con dulzura.

—¿Ethan?–pregunto suavemente.

—Dulzura...–dijo con voz quebrada y se le cayó una lágrima. Me partía el alma verlo así.—Dios, casi te pierdo. Nunca en mi puta vida te vuelvo a dejar sola. ¿Me oíste?–dijo con seriedad.

—Si, Ethan. Te entendí perfectamente. Ven acá.–palmeé el costado de la camilla esperando que se acueste a mi lado. Lo necesitaba tanto como a un respiro.

—No. Tienes que estar cómoda.–reprochó y besó mi nariz con dulzura para luego apoyar su frente con la mía de manera dulce.—Te amo, ¿Sabes?–dijo.

—Más que nada en el mundo.–besé sus labios suavemente. Dejando todo el amor que sentía allí.

Recordé a Mary y rápidamente me encontré preguntando por ella.

—¿Y Mary?–pregunté.—¿Está bien?

—Está bien. Sólo están pensando en cómo proceder con su pierna. La bala tocó un tendón. No está dañado ni nada, pero quieren tener cuidado.–explicó y suspiré internamente de alivio.

—Nate a de estar preocupado, ¿No?–cuestioné.

—Estaba igual de destrozado que yo hasta hace unos momentos dulzura.–sonreí dulcemente.

—Oh, ¿Escuchas?–dije, escuchando la risa de Mary.

—¿Qué?–preguntó.

—Es la risa de Mary. La reconocería en cualquier lado.–se me cayó una lágrima del alivio que tuve. Ethan me salvó, pude proteger a Mary, y sobre todo, pude mantener la familia unida.

—Tranquila hermosa. Estamos bien. Todos estamos bien.–me abrazó con todas sus fuerzas, dejando en claro que estaba aquí, conmigo. Dándome el mismo amor que le daba.

Fui cayendo en un sueño profundo con él a mi lado, abrazándome con todo el cariño del mundo. Poco a poco, caí en la inconsciencia.

     

                             _____________

Que tengan un lindo día. Besos.
Ale.✨

Entre tacones y motocicletas [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora