Capítulo 19: Cada situación cambia [...]

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Alexia Louvier:

Despierto con un fuerte brazo agarrando mi cadera cuidadosamente. Me doy vuelta lentamente y miro al hombre de mi vida, sus pestañas rozan su pómulo, dándole un toque angelical. Levanto mi mano y acaricio suavemente su cabello, peinándolo un poco hacia un lado y revolviéndolo en el proceso. Estoy tan concentrada que no noto su mirada hasta que me encuentro mirando esos hermosos ojos aguamarina sonrientes que tanto amo.

—Buenos días, dulzura.–su tono de voz ronca me hace estremecer, lo que provoca que su sonrisa se ensanche aún más.

—Um... Buenos días a tí también.–dejé un suave beso en sus labios.

—¿Te provoco, dulzura?–pregunta pícaro.

—Demasiado.–respondo, subiéndome a su regazo, provocando un gruñido de su parte.

—¿Segura, amor?–agarra mis nalgas.

—Siempre.–entra lentamente en mí y me dejo llevar por las ondulaciones de mis caderas.

Terminamos de disfrutar y vamos al baño, nos lavamos los dientes y entramos a la ducha. Me dejo enjabonar y cuando termina, me volteo hacia el y hago lo mismo, obviamente pasando más tiempo en sus abdominales. Si tenemos oportunidad, disfrutemos, ¿No?

Salimos de la ducha y bajamos, encontrándonos con los chicos haciendo un desastre en la cocina con un intento de... ¿Desayuno? Llego y estallo en carcajadas ante lo que veo, ellos se voltean enojados a verme.

—¿Qué?–refunfuñan.

—Nada, nada. Si querían desayunar me hubiesen llamado y les habría hecho el desayuno, chicos.–contesté dulcemente.

—No queríamos molestarte, y además, queríamos sorprenderte haciéndote un desayuno más "nutritivo" que lo que siempre comes.–explica Biker un poco avergonzado.—Aunque nuestro "nutritivo sea un intento de panqueque.–se frota la nuca con vergüenza.

—Gracias chicos, pero no deberían haberse molestado. Siéntense en la en las sillas mientras, pronto les haré un desayuno.–agarro uno de los delantales colgados en el gancho y me lo coloco. En eso llega Bliss, que al verme se coloca un delantal y me ayuda.

—Yo estoy al fuego, tu corta la fruta.–me guiña y hago lo que dice.

—Hace tiempo que no te veo. ¿Al final qué estudiarás?–pregunto mientras corto las frutillas.

—Quiero estudiar cocina.–dice mientras hecha una cucharada de mezcla para panqueques y da vuelta con habilidad.

—Ya veo.–digo hipnotizada al ver como maniobra la sartén y el panqueque se da vuelta rápidamente para cocinarse del otro lado.

—Soy buena, ¿Eh?–sonríe.

—Espero que me cocines a menudo.–la codeo un poco.—Por cierto, ¿Por qué no salías de tu habitación?–pregunto con curiosidad y la veo tensarse mientras pone el panqueque en un plato.

—Este... Tuve unos conflictos con alguien de la casa, así que decidí quedarme en mi espacio para no "explotar".–explica mientras frunce el ceño y hace comillas con la mano.

—¿Enserio está todo bien?–le pregunto con preocupación.—Bliss, sabes que puedes contar conmigo.

—Lo sé, Alex.–sonríe.—Estoy algo así como flechada por alguien.–dice mientras saca otro panqueque.

—¿Quién es el que te atormenta?–me apoyo en la isleta y la miro seriamente.

—No puedo decirlo, ¿Bien?–la miré con extrañeza.

Entre tacones y motocicletas [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora