Hydra A. Black [Bill Weasley]

Capitulo 21.

Hydra se despertó tras tener a Hedwig picoteándole el brazo fuertemente, la lechuza traía una carta dirigida hacia ella, por lo cual la quito de su pata y se sentó en su cama para leerla, observo las camas de Hermione y Ginny, estaban igual que la noche anterior, vacías.

Abrió con mucho cuidado la carta, tratando de no hacer ruido, ya que su reloj indicaba que eran las seis de la mañana y sus otras dos compañeras dormían tranquilamente.

"Hydra, ven a el sauce boxeador ahora."

Sirius y Remus.

La Black se levanto sin hacer mucho ruido y se puso un traje de baño, luego el Jersey que le había dado Bill y unas botas largas, salió de su habitación y se encontró a el fantasma de su casa, Nick casi decapitado.

—Señorita Black, buenos días. -Dijo el fantasma mientras atravesaba el retrato junto a la chica.

—Buenos días Sir Nicolas. -Hydra avanzo el paso sigilosamente.

A pesar de los nervios que tenia por la segunda prueba, se sentía mas segura que cuando tuvo que luchar contra el colacuerno Húngaro, lo que era un milagro, siguió caminando hasta que diviso a dos hombres altos quienes la esperaban a lo lejos.

—¡Sirius! -Hydra abrazo a su tío primero, ya que no lo veía desde septiembre o al menos eso pensaba ella.

—Hydra, estas cada día mas alta. -Se sonrieron entre ellos y luego observo hacia Remus.

—¿Para mi no hay abrazo? -Cuestiono el licántropo con una sonrisa.

—Claro que si Lupin. -Hydra le dio un abrazo apretado al cual se unió Sirius.

—Bien, necesitamos mas privacidad, Sirius haz el hechizo. -Dijo Remus mientras caminaban hasta el sauce boxeador.

De pronto aquel árbol se convirtió en un pasadizo, Hydra fue la segunda en entrar y por lo menos, todo el polvo y las telas de araña las llevaba Remus quien había sido el primero en entrar, durante el camino ninguno hablo, puesto que estaban muy concentrados en pasar rápido.

La casa de los gritos se veía muy abandonada, no tenia mucho polvo, pero si estaba destrozada por dentro, las paredes estaban rasguñadas y un par de ventanas rotas, Hydra se giro confundida mientras que los dos adultos se susurraban algunas cosas.

—Bien... No es que no me alegre verlos y eso. -La rubia sonrió mientras jugaba con sus manos. —Pero ¿Qué hacemos aquí?

—Te enseñaremos a nadar. -Dijo Sirius con orgullo.

—¿Aquí hay piscina? -Cuestiono observando el lugar.

—Claro que no, te enseñaremos sin agua. -Respondió Sirus con un tono de obviedad.

—¿Dime que esta bromeando? -Hablo esta vez hacia Remus quien le negó. —Se que no soy experta en nado... pero se que se hace en agua.

—Lo sabemos. -Remus comenzó a pasearse por la habitación. —Pero no tenemos otro lugar para enseñar. -Antes de que Hydra abriera la boca para objetar, prosiguió hablando. —No puede ser en el lago, porque bueno... se supone que estamos en Londres y si nos ven, seria complicado.