Le Dices Que Si Al Vestido?

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Alicia

—Verga, al fin llegamos. Me duelen las piernas.

Arden y Holland estaban como carajitas en McDonald's, demasiado intensas, nojoda. A Finn lo tenía como burrito de carga, Bianca casi que le sale otra vena por el estrés gracias a que los tipos de la orquesta habían cancelado, Crystal le estaba formando un peo a Daniel por teléfono porque le dijo que no quería desastres en la casa mientras ella no estaba y él tuvo tremenda idea de hacer pijamada con los Tylers, ese es otro beta, se mudaron juntos, la vaina como que si iba en serio.

—Relajate —le siguió diciendo la china— seguro sólo están viendo películas y bebiendo cervezas, no creo que hagan tanto desas... Ay olvídalo, sería muy mardito de mi parte terminar esa frase conociendo a lo que tengo de novio. Mis condolencias.

Verga, Ty. Kike ladilla.

Crystal suspiró y regresó a la llamada.

—Mira, mmaguevo —se puso firme— yo ayer traje uno de esos pasteles de tres leches que hace Maythe y lo dejé en la nevera. Más te vale que esa mierda siga ahí cuando yo regrese o vas a dormir en el patio amarrado, nojoda.

Jasper abrió los ojos con impresión.

—Pobrecito el novio.

Verga si. Pobre Daniel.

Crystal siguió formándole su peo así que yo por mi parte, luego de que James y John sacaran el coche de Riley del maletero, la coloqué bien abrigada ahí para que se terminara de dormir. Al final no pude dejársela a Dylan porque cuando estuve a punto de avisarle que ya me iba, lo encontré literalmente durmiendo en el piso con la espalda pegada a la cuna de la bebé y con una mano dentro para asegurarse que la bebé seguía ahí.

—¿Te importa si te ayudo? —Jas hizo ademanes de llevar el coche— tienes muchas cosas encima y no me lo permito.

Sonreí y le pellizqué un cachete.

—¿Ves que eres un amorcito? —le hablé chiquito— dale, si va.

Terminé de agarrar la pañalera y él me siguió con el coche. Quiso acompañarme a buscar a mi gallinero al aeropuerto y de ahí todos nos vinimos a la boutique. Me gustaba su compañía, veía a Jasper como ese pequeño hermanito menor del que es imposible no encariñarse por lo encantador que podía llegar a ser a pesar de todo lo que había crecido, iba a cumplir dieciséis, mrk, lo veo y parece mentira.

En cuanto estuvimos frente a la Boutique, vi con familiaridad el cartel.

—¿Kleinfield...? —leí sobre nuestras cabezas preguntándome— ¿Por qué me suena tanto ese nombre?

Apenas abrí mi jetota, todos detuvieron su paso.

—Ve, carajita —Jorjius se giró con su mejor pose de mano en la cintura. No pregunten quién lo invitó, yo sólo lo vi cuando se bajó del avión, nawebona— ¿Cómo tú a mí me vas a venir a decir que no sabes dónde has escuchado éste nombre, nojoda?

—Verga, tío, sólo es una preg...

—O sea, ¿Tú trabajas como actriz y tienes el descaro de decirme a mí que no vez televisión?

Parpadeé reiteradas veces.

—Trabajo para el cine, no para la televisión.

Jorjius abrió su boca para protestar pero al ver que no podía argumentarme nada, se hizo el loco y me siguió reclamando.

—Bueno, ajá. ¿Y es que Dylan no tiene cobre pa meterte un televisor en esa casa? Mami, Discovery H&H, Vestido de Novia. ¿Vos no pones realities mientras estás pasándole un coleto a la sala? —preguntó indignado y luego se acarició las sienes— ve, gracias a Dios que no dijiste esa vaina allá adentro, ¿Hasta cuando Jorjius pasando pena, ah?

Just The Way You Are || Dylan O'Brien #VGA2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora