Si no has leído Venezuelan Girl Almighty te me vas de aquí hasta que la leas y después puedes llegarte
si ya leíste Venezuelan Girl Almighty entonces ¡Pasa! ¡Pasa! pasa que estás en tu casa mrc, pero limpiate los pies en la entrada porque acabo de p...
—¿Qué diablos le hiciste al Audi? —me preguntó Froy al verme entrar al taller con Dylan— ésta mañana he terminado de arreglarlo, ¿Cómo fue que volviste a averiarlo?
Le lancé las llaves.
—Cállate pues, sapo —rodé los ojos— pregúntale a Dylan qué fue lo que le pasó.
Dylan me miró mal.
Marica coño, yo estaba clara que no era una excelente conductora pero si una cosa no soporto es que a cada rato me estén dando y dando órdenes mientras trato de manejar tranquilamente porque me alteran. Hoy Dylan pensó que sería buena idea manejar en la costa de Hermosa Beach que seguramente no iba a estar tan full a esa hora como Venice, pero ajá, el carajito empezó a decir Que no, que así no, que cruza como yo te enseñé, que no le entierres el pie al acelerador, y bueno, terminé metiendo el carro dentro de la playa. La vaina había sido tan arrecha que mientras esperábamos a la grúa, el guardavidas, el asistente, Dylan y yo tratábamos de ver si podíamos sacar el carro nosotros mismos a empujones.
—No necesito preguntarle, morra —respondió Froy secándose la grasa de las manos con un trapo, estaba exageradamente cochino y arrastrado— tú sacas de quicio a todo el mundo.
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Dylan soltó una carcajada mientras que yo le metí un coñazo a Froy.
—Eres un pajuo, Froy Alexander —le saqué el dedo medio— es más, me corriste. Voy a saludar a mami Helen y a tus hermanos, Alicia Out.
Me puse de puntas y dejé un beso en la mejilla de Dylan antes de tomar las escaleras del taller y subir toda esa mierda porque el ascensor estaba dañado. Toqué la puerta.
—¿Quién es? —escuché a Cody preguntar desde adentro.
—La vieja Inés, abre la puerta.
—No conozco a ninguna vieja Inés y mi jefecita no me deja abrirle la puerta a extraños —respondió— así que váyase a la fregada...
—Ve, carajito falte' respeto, abrí esa vaina —no me respondió— Cody, mi amorcito, soy Alicia.
Me abrió la puerta.
—Dichosos los ojos que te ven, amor de mi vida —me sonrió— ¿Para qué soy bueno además de ser el Gutiérrez más irresistible del árbol genealógico?
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