2. Más Allá De Los Límites

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Estamos a punto de pasar los límites de pesca. Si un oficial nos ve por ahí, estamos jodidos. Entro a la cabina porque la tripulación está protestando y no me hacen caso. El patrón los obliga a ponerse a trabajar y les asegura que todo irá bien si no discutimos y seguimos sus órdenes al pie de la letra.

―¿Pero qué es exactamente lo que
buscamos? ―Cuestiona un tripulante.

El patrón saca el mapa de la cabina y lo muestra, después señala con el dedo dónde necesitamos ir.

―¿Y qué hay ahí? ―Pregunta otro.

Mike baja el mapa y se acaricia la barba.

―No lo sé, lo descubriremos una vez allí.

La tripulación vuelve a protestar:

"¡¿Pero cómo que no lo sabe?!" "¡¿Vamos a arriesgar nuestras vidas y no sabemos ni cómo?!" "¡¿Y si es algún lugar tan peligroso como el triángulo de las Bermudas o peor... una isla con indígenas caníbales?!"

Cosas así dicen. El único tripulante que no protesta es uno bastante fibrado y musculoso. Que sigue trabajando como si nada. Ese tiene que saber algo seguro, pienso.

―¡SILENCIO! ―Mike grita con todas sus fuerzas. ―¡A partir de ahora, me vais a escuchar! Se acerca el atardecer y debemos tener más cuidado. Que la mitad descanse y que la otra siga trabajando; nos iremos turnando. Si vamos a ritmo constante llegaremos en tres días, sin contar este.

Es de noche, todo está oscuro, las luces del barco están un poco "oxidadas". Oh no, acabo de recordar que había quedado con Gabriel. Es más, ¿cómo le contaré esto a mi madre? Hemos salido en secreto... Es decir; ¡hemos desaparecido para la sociedad! Empiezo a tener miedo... ¡NO! No tengo miedo, mi padre era valiente y yo también.

Martes

Estoy exhausto, no se puede dormir en un barco pesquero, no hay camas. Cada uno descansaba su parte como podía. El patrón aún no había dormido.

Miércoles

Comemos algunos peces que hemos pescado durante el viaje... Es ilegal, ya que traspasamos la barrera hace un día y medio más o menos. Estoy harto de no dormir.

Jueves

Hoy debería de ser el día, según los cálculos que hizo el patrón. La marea se está poniendo un poco brava y se avecina una tormenta. No pinta muy bien.

―¡Patrón! ¡Mire! ―Señala un tripulante al cielo.

Mike sale de la cabina.

―Significa que estamos más cerca de lo que pensamos. ―Responde con tranquilidad.

La tripulación empieza a creer que el patrón se está volviendo loco de lo viejo que está y se rumorea que vamos a morir.

―¿Estás llorando? ―Pregunto a Jacobo.

Está llorando.

―¿Qué dices mocoso? ―Dice secándose las lágrimas con el brazo.

De repente, Mike sale y se pone a saltar y a correr por todo el barco, diciendo que hemos llegado, pero solamente hay agua.

―¿Está bien patrón? ―Pregunto.

Al mirar a su alrededor y ver que seguimos igual se arrodilla y pone el mapa en el suelo.

―No puede ser, ¿¡no hay nada?! Es justo aquí.

―¿Cómo está tan seguro Mike? ―Pregunta Jacobo mosqueado.

―No me llame Mike.

―¡Eso! ¿Cómo sabe que ya hemos
llegado? ―Dice otro tripulante.

―¡A nadie le incumbe! ―El patrón se mete la mano en el bolsillo derecho y de él saca un arma con la cual apunta a Jacobo.

Me aparto y un temblor terrible me recorre por el cuerpo, empezando por las piernas.

―Me sacas de quicio. ¡Todos me sacáis de quicio! ―Me miró. ―Arturo, ven conmigo muchacho.

Me aparto de él aún más, sigue apuntando a Jacobo, que me mira aterrado.

―Vamos Arturo, ¿crees que voy a
disparar? ―Dice alzando una ceja.

Comienza a diluviar, tenemos la tormenta encima. Una ola gigantesca se aproxima a nuestro pequeño barco. Todos gritamos y el patrón nos ordena calmarnos. Conseguimos pasar por encima.

―El m..mar está muy bravo patrón, no cons... conseguiremos pasar la
siguiente. ―Tartamudeo.

―Solo esperad a la señal, espero que esta vez funcione. ―Dice alzando la cabeza y cerrando los ojos.

¿Cómo que espera que esta vez funcione? ¿A caso ya ha intentado esta misión anteriormente? Jacobo nos susurra que vamos a morir si no salimos ya de ya. Y nos dice que distraigamos a Mike, mientras él intenta sacarnos de esta.

―No tan rápido Jacobo. ―Mike vuelve a apuntarle con el arma. ―Si intentas tocar mi timón, aprieto el gatillo.

―¡Por favor no cometa un error! Intento salvarnos.

Jacobo tiene dieciocho años recién cumplidos, sin embargo es incapaz de enfrentarse al patrón. La segunda ola se aproxima y esta es mucho más gigantesca que la anterior. Un rayo cae sobre el mar, muy cerca de nosotros.

―¡La señal! ¡La señal! ―Grita entusiasmado.

―¡Está loco! ―Dice un tripulante.

―Tiene que caer otro rayo ¡vamos! ―Repite mientras sube encima de la cabina, en lo más alto del barco. Abre los brazos y grita al
cielo. ―¡VAMOS!

El rayo cae encima del patrón y de nuestro barco. La ola nos engulle. El barco comienza a desmoronarse. La tripulación cae al agua, no veo Mike por ningún lado, yo me ahogo lentamente. Mi mente empieza a recordar un montón de momentos a la vez. En algunos veo cosas extrañas, como si el agua se levantara y llevara el barco al cielo. ¿Estoy loco? ¿Tengo alucinaciones? ¿Estoy muriendo? Veo a mi padre. Lo veo, ¡¿por qué lo veo?! Es un recuerdo... No, ¡espera! No es un recuerdo, jamás vi a papá con barba, no le gustaba. Veo más personas, intento distinguirlas; está un poco borroso. ¡Eh! ¡¿Quién es esa?! ¿Es Blanca? ¿De la que llevo enamorado durante mucho tiempo? No. Es... No sé quién es. Empiezo a ver todo negro. Se acabó.

Respiro, noto mi respiración. Estoy bien.

Surcando Las AguasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora