~Narra Arturo~
―Mike... Todo un personaje... ―Dice enfurecido.
―Papá, ¿hay algo que Arturo deba saber?
―¿Cómo has dicho Brooke? ―Parece asombrado.
―Eh, ¿hay algo que Arturo...?
El padre de la mujer me mira fijamente a los ojos. Comienza a tocarme y empiezo a sentir incomodidad. Mi expresión facial lo dice todo.
―Se hablaba mucho de él por aquí... ah y un tío llamado José consiguió aterrizar aquí, está vivo sí...
Yo sí que no me lo creo, ¿este tío conoce a mi padre.
―¡José es mi padre!
―Mike es un pedazo de...
―¡Papá! ―Lo corta Brooke antes de que diga algo de lo que se arrepienta.
―...escoria. Verás Arturo, ese señor lleva amenazando la ciudad desde hace tiempo... y tu padre José eh... ¿porqué carajo no lo recuerdo? Bueno pues eso que está vivo.
La noticia me alegra tanto que me salen pequeñas perlas de los ojos.
―Pero también cautivo. ―Dice quitándose un sombrero marrón que parece antiguo y sacando de su interior un papel y un
bolígrafo. ―Por supuesto que sé donde se encuentra y de hecho te lo voy a dar por escrito.Me lo ofrece y estoy a punto de agarrarlo. A punto de ver a mi progenitor desde hace mucho tiempo. Aunque hay un pero:
―Con una condición; prométeme que no llamarás la atención, ni te harás el intrépido y atrevido de turno. ―Agrega finalmente entregándome el papel.
―Señor, no le puedo prometer nada.
―Pero padre... Nadie puede irse de
aquí una vez entra. ¿Recuerda? ―Brooke se arrodilla frente su padre.―Hija mía... ojalá tuviera mejor memoria.
Si no hubieran obstáculos de por medio podríamos salir de esta. ―Asegura el
señor. ―Debemos esperar a que alguien derrumbe esos obstáculos, alguien preparado y dispuesto a morir por nosotros.―¿A quién te refieres? ―Pregunto.
―Es complicado.
―Papá no has acabado de contar toda la historia... Tiempo atrás éramos una organización justiciera. Tengo fe en que hacíamos el bien. ―Opina Brooke.
―Llevan esclavizando seres de otros planetas desde hace siglos para aprovecharse de ellos. Sí, los humanos eran felices pero gracias a el esfuerzo de otros. Nadie hace el bien en este planeta y jamás ocurrirá.
A continuación de una ajetreada charla, toca descansar. Mis párpados no aguantarán mucho más si no duermo al menos un poco.
El padre de Brooke nos ofrece alojamiento y alimentos aptos y comestibles, tal vez no es lo mejor que he probado en mi estancia en la Tierra, pero al menos puedo reposar y saciar el hambre y la sed.Entro en un profundo sueño cuando repentinamente escucho un rugido que proviene de el otro lado de la pared.
―Brooke, ¡Brooke! ―Susurro sacudiéndola enérgicamente.
―¿Qué? ―Murmura con los ojos entrecerrados.
―¿Has escuchado eso?
―¿De qué hablas Arturo? ―Parece que va despertando, porque se frota los párpados.
―Hay algo deambulando por las alcantarillas y creo que sabe que estamos
aquí. ―Tartamudeo.―Lo habrás soñado o imaginado. ―Dice acostándose de nuevo.
Me arrimo las rodillas al pecho y me lo pienso dos veces. Me elevo y me aproximo a la "puerta" que lleva al conducto y donde se hallará aquella cosa.
Destapo cuidadosamente la grieta en la pared y observo que no hay nada más que una alcantarilla normal y corriente. Suspiro. Y cuando cierro la grieta algo me toma la mano bruscamente. Suelto un grito de miedo terrible.―¡Muchacho! ¡¿Se puede saber que intentabas?!
Es el padre de Brooke, que se encuentra furibundo.
―Verá es que... ¡Escuche un rugido!
El anciano, se estira de los pocos pelos grisáceos que le quedan en la cabeza.
―¡Mierda! ―Expone mientras agarra un arma blanca bastante punzante.
Me distancio de él e intento escabullirme de su ataque de rabia combinada con espanto.
―¡Papá! ¡¿Qué pasa?! ―Interroga Brooke atemorizada.
Los rugidos voraces del ser despreciable acechan progresivamente hasta el punto de ser más cercanos y fuertes.
―No va a entrar aquí pero se quedará patrullando fuera. ―Cuenta el padre.
―¡¿Qué es eso papá?!
Por un momento el ambiente se mantiene pacífico, noto que mi corazón quiere alejarse de mi cuerpo, pero por unos segundos la sensación desaparece.
―No hay nada de lo que preocuparse, aquí dentro estamos sin riesgo. ―Afirma seguro el hombre. ―Ahora ayudadme a reforzar la puerta.
Inesperadamente el extraterrestre aterrador traspasa la pared destruyéndola por completo. Mide dos metros aproximadamente, es peludo y consta de cuatro ojos rojos similares a el color de un coágulo de nuestro flujo sanguíneo. Está en los huesos y su piel luce oscurecida y vieja. Su constitución es parecida a la de un humano. Tiene la nariz arrugada y una boca enorme con unos dientes turbios y afilados. Posee cuatro cuernos en la espalda. Sus garras extensas se arriman a el padre de Brooke. Que solo puede defenderse con un mísero puñal.
Con los ojos humedecidos de pavor y la boca abierta de par en par, el hombre clava el cuchillo en el pecho de la fiera. El fenómeno no tarda en contraatacar con sus garras y arroja al padre a un lado de una mera rasgada. Por si no hemos tenido suficiente, vuelve estallar bramando profundamente. La criatura tiene hambre. El viejo de Brooke, agarrándose las heridas como puede nos ordena que nos fuguemos antes de que sea demasiado tarde. Agarra una botella de whisky y se la lanza a la cabeza dejando a el monstruo aturdido por segundos.
―¡AHORA! ―Desgañita el señor. ―¡VAMOS!
Brooke y yo salimos corriendo despavoridos, dejando atrás el enredo. Llegamos a una de las salidas y subimos por las escaleras oxidadas.
―¡No podemos dejarlo allí!
¡Es mi padre!―Lagrimea Brooke.―¡Tengamos fe! Él necesita que su hija salga de aquí viva.
La mujer de rojos cabellos asiente aunque sea duro de aceptar. Salimos de las profundidades y regresamos a la calle.
―Arturo, vamos a buscar al tuyo. ―Dice secándose las lágrimas del doloroso llanto.
No sé si debo emocionarme o seguir traumado por el engendro que brotó de la penumbra.
―Me parece... bien. ― Pongo fin al diálogo.
ESTÁS LEYENDO
Surcando Las Aguas
Fiksi IlmiahUn joven pescador se ahoga durante una fuerte ventisca. Sin embargo, sigue vivo.