Prólogo.

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Louis ya tenía demasiadas problemas como para que se una uno más a esa larga lista.

Al parecer el destino le encantaba verlo ahogarse en deudas y problemas.

Miró el cielo y después bajo su mirada. No sabia que hacer. Cerró sus ojos unos segundos mientras pensaba en que diablos haría para tener el dinero de la renta a tiempo. De solo pensar en lo que le hará Rick cuando sepa de que no ha reunido el dinero suficiente para pagarle lo que le debía su padre y que no tenía ni la mitad de ello. Pero... ¿de que sirve pensar en eso?

Hay días en el que se arrepiente de tener esa vida.

Porque ya saben, ¿Qué clase de niño le gusta ver a su padre bebiendo cualquier clase de alcohol hasta el cansancio? Eso es. Ninguno.

Louis odiaba ver a Ted beber. Y aún más cuando éste le culpaba de la muerte de su madre cada día. Aunque Louis nunca entendió porque lo culpaba a él, si su madre murió de cáncer cuando él tenía ocho años. Luego entendió que Ted nunca fue un hombre normal y que si algo malo pasaba culpaba a la primera persona que veía a su alrededor pero jamás a él mismo.

Miró el cheque en sus manos lamentando una y otra vez su mala suerte.

Ese dinero no le duraría mucho tiempo.

Aún tenía que hacer las compras ya que su alacena ya no tenía absolutamente nada. Tenia que pagar la renta de este mes y abonarle algo de dinero a Rick. Para su mala suerte el restaurante en el que trabajaba hizo recorte de personal y como él apenas llevaba trabajando tres meses como mesero pues se le hizo fácil al dueño despedirlo.

La mala suerte lo ha seguido desde hace ya un gran tiempo. No ha durado en ninguno de sus trabajos más que tres meses, no sabe que es lo que tiene que siempre en sus trabajos hacen recorte de personal.

Ahora caminado por las calles más transitadas de Londres se pregunta una y otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué le pasa todo eso a él?

Nadie ha respondido a su pregunta.

Estaba tan concentrado lamentándose mentalmente que no se dio cuenta del pie del hombre que estaba sentado en una de las sillas de aquella cafetería. Cayó al suelo y solo le dio tiempo de poner sus manos para no llegar a golpearse el rostro aunque lo demás de su cuerpo azotó horrible.

Louis respiró hondo y se arrodilló en el suelo mientras limpiaba su ropa y miraba que el hombre se había marchado. Joder. Él quería reclamarle pero bueno.

Dobló el cheque y lo metió a su bolsillo. Justo cuando estaba por levantarse vio un papel rosa a un lado de él. Confundido lo levantó y leyó lo que decía.

"Se solicita asistente personal, interesados favor de presentarse en Romanov Company el día 15 de febrero."

Louis miró el papel y pensó.

Si se presentaba el día de mañana a esa compañía quizás le den el empleo. Quizás.

Solo esperaba que su mala suerte no lo acompañe.












The Contract • Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora