IX.

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Harry estaba cansado.

No tenía ganas de hacer absolutamente nada pero debía de estar en esa cena si no quería hacer enojar a sus abuelos.

Salió de su habitación y miró hacia el pasillo para ver si su hermano ya estaba listo pero al parecer aún estaba batallando con sus pantalones.

Negó y empezó a bajar las escaleras. Sus abuelos no tardaban en llegar, así que era mejor estar abajo.

Iba a sentarse en el sofá cuando sonó el timbre de la casa. Que raro. Se supone que sus abuelos tenían llaves de la casa. Caminó hacia la puerta y la abrió.

¡¿Ese era Louis?!

¿Cómo decía esto sin sonar tan gay? ¡Se veía hermoso!

Traía unos jeans negros que le marcaban las piernas. Una camiseta negra de manga largas que le quedaba grande.

Le quedaba muy bien esa ropa.

—Buenas noches señor Styles.—saludó Louis con las mejillas rojas—. Se me hizo algo tarde. Lo siento.

—No te preocupes.—dijo Harry mirando al mocoso. Se hizo a un lado para dejarlo pasar—. Pasa. No te quedes ahí parado como estatua.

El mocoso pasó a su lado y pudo sentir el olor a durazno. ¿Por qué olía a durazno?

—Que linda casa.—dijo Louis mirando a su alrededor—. Aunque la palabra casa no es adecuada. ¡Es una mansión!—no estaba sorprendido era obvio que el señor Styles no se conformaría con una simple casa.

—Siéntate.

Harry se sentó en el sofá y pensó que el mocoso se sentaría en el otro sofá pero se sentó a un lado de él.

Un silencio incómodo cayó entre ellos.

Ninguno sabia como comenzar una plática. No sabían si hablar o quedarse callados aunque era obvio que se sentían algo incómodos en silencio así que sería mejor hablar.

—Yo...

Harry miró al mocoso que dejó de hablar y empezó a frotar su ojo.

—¿Qué te paso?

No sé detuvo a preguntar ya que veía la frustración en el rostro del mocoso.

—Se me metió algo en el ojo.—se quejó Louis frotando su ojo—. No sé que fue.

—Déjame ver.—demandó acercándose al mocoso y llevando sus manos a sus mejillas—. Quita tu mano.

Louis hizo lo que su jefe le ordenó. Quitó su mano de su ojo y dejó que lo revisara. Aunque fue un completo error.

Se quedó mirando a su jefe más de lo debido.

Harry pasó uno de sus dedos debajo del ojo del mocoso para eliminar la lágrima que había derramado. Después se acercó más a él y sopló en su ojo. El ojo del mocoso se cerró y Harry volvió a repetir el movimiento.

—Creo que ya salió la basurita.—dijo Louis poniendo una mano en el torso de su jefe para alejarlo.

—¿Seguro?—preguntó sintiendo la cálida mano del mocoso en su pecho.

La mano de Harry aún seguía en la mejilla del mocoso. Pudo sentir la mejilla del chico calentarse.

El silencio reinó en el lugar mientras ellos se miraban. La mano de Louis apretó la playera que tenía puesta Harry. Y la mano de Harry fue a parar en el cuello del chico, dejando que su pulgar masajeara ese lugar.

Había algo en ellos. Una clase de... atracción. Ambos no sabían porque estaban reaccionado así.

El sonido de la cerradura abriéndose fue lo que los hizo volver a la realidad.

The Contract • Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora