El sonido del metal chocando entre sí era lo que lideraba en la habitación.
Los jadeos de cansancio escapando de los labios de ambos.
La concentración que ambos sentían, y a la vez la preocupación por el otro, que era lo que les protegía.
— Esto es divertido — el castaño jadeó.
— ¿Cómo va a ser esto divertido?
— No lo sé, creí que debía romper la tensión.
— No creo que se pueda romper.
El menor apenas y pudo esquivar un roce de la puntiaguda espada contra su abdomen, para después lanzar un ataque hacia las piernas del mayor
— Sabes — el demonio habló en medio de la batalla — nunca creí que esto realmente sucedería.
— ¿Puedes callarte? Estoy evitando que me mates.
— Sabes que ninguno de los dos le hará daño al otro.
— ¿Cómo lo sabes?
— Sólo lo sé. Te hacías más daño antes de enfrentarnos que en éste momento.
— Esto es una mierda — el rizado habló furioso, sus movimientos volviendo bruscos a la vez.
— Más tranquilo, cariño.
— ¿Tranquilo? ¿Has visto donde estamos?
El menor se agachó en el suelo, y con un ágil movimiento logró patear los pies del castaño y tirarlo al suelo
El demonio se puso de pie con rapidez y abrió la espada cerca del rostro del menor, encontrándose con la espada del contrario defendiéndolo.
— ¿Te das cuenta que llevamos por lo menos una hora aquí y no hemos logrado nada? — el demonio recalcó.
— ¿Y que quieres que haga?
— Podemos...podemos detenernos un momento — bajó su arma — ¿conversar?
— ¿Quieres conversar? — el menor bajó su espada por igual.
— ¿Por qué no? Un pequeño descanso — se dejó caer al suelo — ¿Agua? — el castaño hizo aparecer una botella de agua en su mano, tendiéndosela al menor, quien le agradeció antes de tomarla.
— Odio que tenga que ser así...
— No debería ser así...tú yo deberíamos ser felices
— ¿Crees que no lo somos?
— Sé que lo somos ¿Pero qué pasará después de esto?
— No lo sé...
— Si esto termina como debe...uno de los dos estará solo...
— ¿Por qué debe terminar así? No es justo...
— Yo sé que no es justo...y sé que ninguno de los dos ha podido lastimar al otro.
— Esto será eterno...
— Sabes...pensaba qué tal vez algún día podríamos...hacer esa cosa que hacen los mundanos cuando viven juntos.
— ¿Mudarnos?
— Sí. Pero sólo tú y yo...como ¿familia? No lo sé, solamente estar juntos.
— ¿Dónde viviríamos?
— En una casa...
— ¿Pero dónde? ¿Cómo será nuestro hogar? — los ojos del menor comenzaban a cristalizarse.
— ¿Qué te parece en el bosque? Es un lugar lejos de las personas
— Da miedo de noche...
— Pero te protegeré yo...¿O qué tal un castillo?
— ¿Un castillo?
— Tienes razón, es demasiado...
— ¿Qué tal en un campo? No se parece mucho a un bosque pero es parecido. Las personas estarían lejos de ahí
— ¿Y estaremos juntos?
— No podría vivir sin ti, demonio caprichoso
— Yo tampoco podría vivir sin ti...
El castaño se acercó al menor, besando sus labios con dulzura, era un ósculo que demostraba sus sentimientos: Nostalgia, tristeza, cansancio...
Cuando finalmente se separaron, el demonio sonrió con pesadez y se puso de pie, tomando su espada
— No podría vivir sin ti, Jorge...te amo.
Con una última mirada al menor, el castaño tomó su espada encajándosela a si mismo en el abdomen, y retirándola casi de inmediato
El cuerpo del demonio cayó al suelo, un líquido color negro brotaba de la herida
Jorge se lanzó al cuerpo del demonio, sujetándolo en sus brazos y sollozando fuertemente
— ¡Benji! No, no, no...Mírame ¡Mírame, joder!
El demonio con sus últimas fuerzas giró su cabeza al menor, y con las pocas lagrimas que caían sus mejillas, y con una leve sonrisa buscando reconfortar al menor de alguna manera, alzó su mano débilmente acariciando una última vez el rostro de su ángel
— N-no puedo vivir sin ti — el castaño susurró
— ¿Y crees que yo si? ¡No puedo! ¿Por qué lo hiciste? ¡¿Por qué?!
— Lo si-siento...
Aquella fueron las últimas palabras del demonio, su brazo cayó a un lado de su cuerpo, sus ojos perdieron su brillo y su sonrisa desvaneció
El movimiento en su pecho había cesado, no se escuchaba su respiración ni el latido de su corazón
La sangre en su herida había dejado de brotar con avidez, y su cuerpo se sentía un poco más liviano
Jorge se recargaba contra el pecho de su amado, gritaba y lloraba, maldecía a todo aquel que le haya impuesto ese castigo
Decir que el menor estaba dolido, era poco. Jorge había sentido como se desmoronaba su alma, como su corazón se rompía y como su mundo le había sido arrebatado, y ademas había sido testigo de aquello
Quería estar con su demonio.
Necesitaba estar con su demonio.
Miró a su alrededor y vio su propia espada a unos metros de él.
Observó al castaño, miró su herida en su abdomen y nuevamente miró la espada y finalmente a si mismo
Sin pensarlo demasiado, el rizado tomó la espada, la sujetó con firmeza y cerró los ojos...era hora de reunirse con su demonio.
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Lloré? Demasiado...17/04/21
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Demonio Guardián
FanfictionEn el mundo, al nacer, a todos se les asigna un ángel guardián, pero el caso de Jorge es diferente, a él se le ha asignado por error un demonio como guardián