¿Te gustan los chicos malos, Eiji?

Capítulo 35

Eiji se esmera en su arreglo ese día, quiere verse muy bien para Aslan, entonces toma unos jeans que no son cómodos pero que le hacen lucir, como le han dicho, de muerte. Usa una de sus camisas favoritas y después de media hora está prácticamente listo para salir, está tomando las llaves de la casa cuando Ash le envía un mensaje diciéndole que está afuera, Eiji baja corriendo, chocándose con su mamá en el camino, quien desde hace tiempo no le dice nada acerca de sus salidas, está dejando que Eiji haga lo que quiera en sus últimos días en la ciudad, es por eso que no le pregunta a dónde va o a qué hora va a regresar.

Cuando Eiji sale, se encuentra con una persona en una moto y se queda confundido por un rato, hasta que el sujeto se saca el casco que lleva puesto y una cabellera rubia finalmente es descubierta.

-Buenos días, mi amor - es la primera vez que Aslan llama a Eiji de aquella manera, Eiji responde el saludo y Aslan se acerca para darle un beso en los labios.

-¿Y eso? -pregunta Eiji refiriéndose a la moto y señalando con la cabeza.

-Es prestada, me la dio Shorter.

-No sabía que pudieses manejar moto.

- Bueno, tengo muchas habilidades que desconoces.

-¿Ah sí? ¿Cómo cuál?

-Mmm ahora mismo no puedo recordar ninguna, pero ya las irás conociendo con el tiempo - Ash saca un casco y se lo coloca a Eiji, luego le extiende una bolsa café de papel a Eiji, le dice que la lleve consigo.

-¿Qué es esto?

-La pregunta, Eiji, es comida, he preparado algunas cosas, te dije que íbamos a un día de campo, joder. ¿Qué clase de día de campo sería si no llevamos comida? Agarra bien eso, mira que me la he pasado cocinando para ti.

-Muchas gracias.

Eiji se acerca a darle un beso suave, pero Aslan no se conforma con eso, lo toma de la nuca y lo besa muy apasionadamente.

-Joder, Eiji, hace tiempo que no estamos juntos- dice mientras le comienza a besar el cuello- ¿quién está en tu casa?

-Mi mamá y mi hermana.

De mala manera Aslan lo suelta.

Será mejor que nos vayamos, antes de que quiera entrar a tu casa a hacerte cosas malas, Eiji se va a subir a la moto, pero antes Ash le da una nalgada y Eiji lo mira asombrado, Aslan se sube en la moto y arranca, si Eiji pensaba que Alex conducía como un lunático es porque no se había subido en una moto donde conduciera Aslan, el rubio iba demasiado rápido para su corazón.

Después de un buen rato, Eiji nota que Aslan va por un camino lleno de árboles, está yendo hacia el bosque.

Cuando llegan, Aslan deja la moto en un árbol cercano y baja una pequeña manta de cuadros, la coloca en un claro y le pide a Eiji que le traiga la bolsa con comida. Eiji está maravillado con el lugar, es tal y como a él le gusta naturaleza y el ruido de los insectos y el viento soplando, está tan contento que cierra los ojos y da vueltas.

-Sabía que te iba a gustar.

-Me encanta, Ash.

-Me alegro, te he notado bastante decaído estos días, pero bueno, terminaste las clases ya puedes descansar un poco antes de la universidad. Ven acá.

Eiji camina hacia Aslan, que está sentado en la manta y hace que Eiji de siente en medio des sus piernas.

- Cuando estoy contigo, pienso que la vida no es una mierda, es increíble que exista alguien como tú, tan bueno. Antes pensaba que eso era lo que odiaba de ti, pero me di cuenta que en realidad es tu mejor cualidad y lo que yo más amo.

-Ash, yo, yo no soy una buena persona, para nada-responde Eiji, porque no cree que sea bueno, sobre todo porque es un mentiroso y siempre ha pensado que es un cobarde.

- ¡Qué va! Claro que eres bueno, al punto que los demás se quieren aprovechar de ti, pero eso no es tu culpa, es de ellos. Mírame- dice Ash tomándolo por el cuello o haciendo que se vean a los ojos- eres la mejor persona que conozco y lo más valioso que tengo en mi vida ahora mismo.

Y no puede ser posible que Aslan sea tan hermoso justo en ese momento, cuando Eiji quería olvidarse aunque sea por un instante todo lo que le aqueja. Ojalá pudiera congelar ese instante y quedarse así para siempre, olvidar la realidad y vivir en ese momento.

A Eiji se le congela la voz, no puede hablar, no quiere hablar, ni siquiera puede responder de la misma manera cariñosa que Ash ha usado. Ash no espera que Eiji le responda, solo lo abraza muy fuerte y se quedan así un buen rato.

.

.

.

Ash sabe perfectamente que algo le sucede a Eiji, lo conoce lo suficientemente bien como para saber que ese silencio no es normal, Eiji no es una persona muy habladora pero Ash sabe distinguir cuando su novio está bien a cuando no lo está y definitivamente Eiji Okumura se trae algo. Antes había pensado que quizá Eiji no quería estar con él y que iba a decirle que es mejor que terminen, pero no cree que Eiji pueda ser ese tipo de persona. También consideró la posibilidad que esté así por el estrés como le dijo Shorter, pero descartó esa idea. Sabe que algo pasa, pero no quiere presionar a Eiji, ya le contará todo cuando se sienta listo.

Ash se empeña en hacerle pasar a Eiji un momento inolvidable, hablan, comen, se besan. Ash tenía pensado darle el anillo que compró el otro día en esa salida pero estaba tan emocionado que olvidó llevarlo consigo, se siente como un cretino pero luego considera que lo mejor sería dárselo el día de la graduación de Eiji, cree que es más romántico.

.

.

.

Ash sabía que algo andaba mal, pero jamás en su vida creyó que sería una cosa tan horrible y espantosa, era algo como creado desde el mismo infierno, algo tan horrible como para que deseara morirse, o mínimo ir a la casa de Eiji Okumura y hacer mierda todo ese lugar y definitivamente está tentado a ir, patear la puerta, romper todo y sacar a Eiji para llevárselo lejos, a donde jamás lo puedan encontrar.

Ash se ha quedado sosteniendo el celular en las manos más de 15 minutos, re leyendo el mensaje que Eiji le ha enviado. Nunca creyó que su día de campo perfecto terminaría de aquella manera, con él llegando a su casa después de una maravillosa tarde, se estaba bañando cuando escuchó el sonido de un mensaje, probablemente era Eiji, pero no se apresuró a revisar porque sabía que seguramente Eiji le estaría escribiendo para darle las gracias, es por ello que salió de bañarse, se colocó la toalla y recién ahí vio ese horrible mensaje.

"Me tengo que ir"

En un párrafo grande, Eiji le decía que se iba a vivir a Japón, le contaba y explicaba todo, pero lo único que le importaba a Ash era el hecho de que se iba, se iba y no regresaría.

Quería llorar, quería tirarse al suelo, quería ir a la casa de Eiji y reclamarle el por qué no le había dicho desde antes que se iba, si le hubiera dicho, no se habría ilusionado tanto con él, no habría hecho tantos planes, no estaría sufriendo tanto... mentira, sufriría igual, porque Eiji, su único amor, ya no estaría más con él.

Aslan le marca a Eiji, espera un sonido, dos sonidos, hasta que finalmente Eiji contesta.

-¿Cuándo es?- pregunta Ash sin siquiera saludarlo.

-En unas semanas, máximo un mes.

-Te quiero en mi casa mañana a las ocho en punto, Eiji, no faltes, o no respondo.

Aslan le cuelga, y tira el celular hacia un lado, se sienta al borde de la cama, se tira hacia atrás los cabellos con fuerza.

Esa noche, Ash no duerme, solo quiere que sean las ocho de la mañana.