Capítulo 7

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Ash está sentado en medio de su habitación, va por la segunda lata de cerveza, sus padres no están, tampoco su hermano, las personas que ayudan con la limpieza de su casa se han marchado hace casi dos horas, así que está completamente solo y eso le viene muy bien porque ahora mismo no tiene ánimo de ver a nadie, ni siquiera a Shorter.

Piensa que ha cometido un error muy grande al involucrarse tanto con Eiji, ¿qué va a hacer ahora? Se sincera con él mismo y llega a la conclusión que no quiere pedirle a Eiji que sea su novio. Y no es que el chico no le guste, todo lo contrario le encanta, tanto que quiere comérselo a besos ahora mismo. El problema es que Ash quiere que Eiji sólo le guste físicamente para poder hacer cosas insanas con él pero este no parece ser del tipo que se besa o abraza con alguien si no está en una relación y eso es justamente lo que Ash no desea.

No quiere una relación.

Tiene claro que es un gran hijo de puta por desear que sean algo como "amigos con derechos" y mientras más lo piensa, más se convence que ni eso llegarían a ser porque Eiji no encajaría jamás con su personalidad.

A Ash no le gustan las personas sentimentales, pese a que le gustó que Eiji sintiera celos por él al punto de llorar, analiza que no sería fácil lidiar con él.
El rubio no mide sus palabras, está claro que si se le saliera alguna de las respuestas cortantes que suele dar a todo el mundo, Eiji terminaría llorando todos los días. Y a él no le quedaría más que disculparse una y otra vez porque admite que la carita llorosa de Eiji le estruja el corazón.

Y se imagina la escena, Eiji llorando en frente de toda la escuela por alguna grosería que le dijo, y él rogando que le perdonase mientras todos los alumnos los miran y comentan, así como lo ha visto muchas veces. Quedando ambos como imbéciles y permitiendo que los demás cotilleen acerca de ellos.

Totalmente repugnante.

Bien pudiera dejar las cosas tal y como están, no escribirle nunca y así Eiji entendería el sutil mensaje y no volvería a mirarlo jamás.

Pero eso no quiere, porque se pone como un idiota cuando lo ve. Eiji es como la sirena que te arrastrará a la muerte, porque Ash siente que va a caer muy duro por su culpa, siente que ese chico con carita tierna es la criatura más peligrosa del planeta Tierra. Detrás de esa timidez se esconde un demonio que va a terminar por destruirlo.
Por eso una parte de él quiere mantenerse lo más lejos posible antes de terminar besando el suelo por dónde camina Okumura. Y piensa que en algún punto puede hacer todas esas estupideces, sacrificando su orgullo para luego darse cuenta que ya le pasó el gusto por el chico.

Duda mucho en mandar o no el mensaje, se supone que a sus 16 años debe ser un joven feliz que disfruta de la vida, pero no es así.

Termina la lata de cerveza y de todas maneras envía el mensaje, por lo menos puede culpar a su poco estado de ebriedad.

"Te veré mañana después de la escuela" dice el texto.

No pasan ni cinco minutos cuando recibe la respuesta

"Bien, que descanses, Ash"

Eiji ha finalizado el mansaje con una carita feliz, Ash da un largo suspiro pensando que acaba de meter la pata.

El día pasó demasiado tranquilo para su gusto y cuando llega la hora de la salida no puede evitar sentirse nervioso. Ash nunca ha necesitado darle explicaciones de lo que hace con su vida a nadie, así que sólo se despide de sus amigos y dirige al encuentro con Okumura.

Camina un poco y logra visualizarlo cerca de la reja.

"Hey" Le dice a modo de saludo

"Hola Ash, estoy contento de verte" le responde Eiji mostrando sus bonitos dientes.

Por un momento ninguno dice nada.

"¿Nos vamos a quedar parados como idiotas?"

Eiji responde un no rápidamente y le pregunta qué tal su día. Lo básico para sacar conversación.

"Bien, ya sabes clases, tarea, el profesor de Física nos dejó demasiada"

Eiji mira a Ash con preocupación.

"Si tienes mucha tarea podemos juntarnos otro día, Ash. O si quieres te puedo ayudar"

"Qué considerado" piensa Ash con sarcasmo y le responde diciéndole que si no hubiese podido verlo, se lo habría dicho. Él no es de esas personas que acepta algo con tal de que el otro se sienta bien, si no quiere o no puede hacer algo lo dice fuerte y claro. ¿Para qué poner tontas excusas?

Pasean cerca del parque y Eiji no ha dejado de hablar desde que salieron de la escuela, le cuenta acerca de sus clases, de sus amigos y hasta de su familia. Ahora sabe que encantan los peluches, el color verde, los perros, tiene una hermana, su mamá es enfermera y quiere que sea doctor.

Eiji también le confiesa que desea ser fotógrafo pero no sabe cómo decirle a su madre quien pegará el grito en el cielo.

"Mamá está muy ilusionada con la idea, pero yo detesto la medicina, no me imagino viendo sangre o cosas por el estilo, además me pongo triste cuando veo a las personas sufrir, supongo que sería un pésimo doctor"

Y esa es una de las cosas que no le gusta del chico. No entiende ¿cómo es que puede atormentarse por algo así?

"Simplemente dile lo mismo que me dijiste a mí: mamá no quiero ser médico porque no soporto ver sangre, déjame en paz, gracias ¿ves? Es simple"

"No es tan simple Ash, voy a herir sus sentimientos"

"Claro y ella no hiere los tuyos al querer obligarte a ser algo que no quieres, tiene sentido Eiji, mucho"

Eiji se queda callado, el rubio sabe que puede haber dicho algo que no debía y contrario a lo que piensa que va a suceder, Eiji sonríe y cambia rápidamente de conversación.

De pronto están hablando de cómo terminó Eiji en New York. Finalmente deciden regresar a casa, Ash acompaña a Eiji a la suya, se detienen en una casita pequeña y sencilla en un barrio nada ostentoso.

Y pasa como en las novelas, Eiji se detiene justo en frente de su puerta y mira a Ash con ojitos soñadores, lo ve bajar la mirada nervioso y Aslan sabe perfectamente lo que quiere.

"¡Puta madre!" piensa Ash porque va a terminar siendo el galán de esa estúpida telenovela.

Acepta el papel de Romeo barato, toma por la cintura a Eiji y lo besa apasionadamente, porque por lo menos debe valer la pena por lo ridículo que se siente.

Termina el beso y se sorprende de que Eiji no haya levantado el pie hacia atrás como en las tontas historias de amor.

Sintiendo que ya ha sido suficiente se despide de Eiji con un "hasta luego"
Ash se va a su casa, tiene un auto y dinero para el taxi pero casi nunca lo usa, le gusta caminar igual que a Eiji, por lo menos tienen eso en común.

Recapacita que es de las pocas veces que no han intentado algo más que besarlo y era de esperarse. Eiji no es ese tipo de persona.



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