Capitulo 54

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Aslan se ha convertido en todo lo que siempre ha detestado, un adulto burgués, amargado que lo único que sabe hacer bien es trabajar. Seguir el consejo de sus padres hizo que su vida fuera más fácil que para la mayoría. Graduarse fue fácil, entrar a la universidad fue fácil, tener un trabajo apenas egresado fue fácil, a diferencia que esos que tienen que trabajar para pagarse la universidad, que cuando al fin creen que al graduarse van a poder ganar algo de dinero se dan cuenta de la cruel realidad. No hay empleo o no los contratan por la falta de experiencia que justamente no han adquirido por estudiar. A esos Aslan los veía de lejos, bien lejos, porque él no estaba afuera de una empresa haciendo fila por horas para que al final solo le hagan entregar la hoja de vida más el típico “NOSOTROS TE LLAMAMOS”, bastaba que su papá o su mamá hicieran una llamada para que Ash tuviera las mejores oportunidades. Y se sentía miserable porque no tenía que esforzarse demasiado para tener lo que quisiera, ahí, Aslan se preguntaba cuándo era que había dejado que la situación lo absorbiera y dejara esos sueños de adolescente que le decían que viviera como él quisiera. Ah, Eiji, él fue la causa de que se diera un golpe de frente con la realidad. El que el destino le hubiese quitado a la única persona que había amado le ha enseñado que no se vive de fantasías, que debía ser coherente y dedicarse a hacer algo de provecho de su vida o terminaría en las calles como un vagabundo, así lo hizo y estaba satisfecho. Aslan se hizo un adulto responsable y útil para la sociedad, Aslan había aceptado su destino, sí, ese destino que después le ha entregado a Eiji en bandeja de plata, parecía una especie de broma sádica hacia él, ni siquiera entiende cómo es que ha sucedido, cree que está soñando porque no le cabe en la cabeza que ahora mismo Eiji lo esté besando. Y vuelve a bendecir el destino así al final de todo su amorío termine peor, la última vez su obsesión por Eiji casi lo mata, ahora no sabe qué podría pasar y tiene miedo, pero no tiene miedo de lo que le pase, tiene miedo de que Eiji despegue sus labios de él.

Para su beneficio, Eiji no lo hace, al contrario, enreda sus manos en los rubios cabellos de Ash, tal como a él siempre le ha gustado. Aslan se permite meter la lengua en la boca de Eiji y este se deja, Ash sabe perfectamente que Eiji está ebrio, sabe que es un maldito aprovechado, pero, a él qué le importa, de todos modos, siempre ha sido un cabrón.

Se besan hasta que uno de los tantos borrachos se tropieza con ellos, haciendo que se separen, y Ash hace la pregunta que ha querido hacer desde hace rato ¿quieres irte conmigo? Sorprendentemente Eiji acepta y cogidos de la mano van en busca del convertible rojo de Ash. Mientras Ash maneja no deja de darle besos a Eiji cuando para por los semáforos, conduce con una mano y con la otra lo toca por donde puede. Cuando llegan al departamento Eiji se le va encima y le comienza a besar el cuello porque es más pequeño y no alcanza a los labios del rubio. Ash se deja besar arrinconado contra la pared, permite que Eiji le deje de moretones el cuello y los hombros.  Con dificultad logran llegar a la cama, Eiji encima de Ash.

—Sigue… sigue…—dice el rubio cuando Eiji le abre la camisa y le empieza a tocar, besándole cada vez más abajo.

En medio del placer, Ash tiene un momento de lucidez o estupidez según él, porque se detiene a analizar lo que está a punto de pasar. Al principio creyó que todo sería correcto si ambos lo deseaban, pero esto no es un simple revolcón con un desconocido de un bar y como si fuera poco Eiji no está del todo bien, no sabe hasta qué punto está consciente, así que respira un poco para aclarar sus pensamientos y dejar de pensar con el pene.

—¿Qué pasa? —pregunta el pelinegro mirándolo.

—Nada, es solo que… ¿estás seguro de esto?

Eiji sonríe y le da a Ash un beso suave en los labios.

—Claro que sí

Pero Ash no le cree y una corazonada le dice que es mejor no continuar, no porque no quiera o porque sea muy “correcto”— paremos, Eiji.

¿Te gustan los chicos malos, Eiji? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora