ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝕏𝕍𝕀

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-¿Dejarías que te lleva a un lugar?

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-¿Dejarías que te lleva a un lugar?

-No.

-Realmente me gustaría llevarte a un lugar, Jimin. Confío en que-

-No.-El diablo bufó por la actitud de su humano.

-Sé lo que te pasa.-Susurró.-Estás molesto, molesto porque no tienes idea del porqué de tus pensamientos o tu comportamiento hacia mi presencia.-Se acercó lentamente al muchacho. Jimin trago salida tratando de disimular lo nervios que trastabillaban en su cuerpo por la presencia de mayor.-Y sumamente confundido, crees que esto es producto de tu locura y no es así, tú no estás loco, simplemente estás siendo humano.

-¿Es de humanos sentir algún tipo de atracción por un monstruo como tú?-Lucifer sonrió disimulando muy bien lo mal que le cayó ese comentario.

Estaba acostumbrado, de verdad que lo estaba. Sin embargo escucharlo de la boca de Jimin le molestaba, le dolía. Pero no diría nada, no pondría mala cara y mucho menos se quejaría por ello, después de todo, ¿Qué le importaba a Jimin como se sintiera el monstruo?

-Es humano equivocarse, supongo.-Musitó con los dientes apretados, su mirada clavada en la pared pintada con cactus de diferentes tamaños y fondo blanco de Jimin.

-Es de idiotas equivocarse y yo ni soy ningún idiota.-Bramó molesto.-Agradecería que te fueras, lejos. No me apetece verte mucho.-Le dijo sin siquiera mirarlo, sabía que fallaría si lo hacía, tampoco era tan malo.

Esperaba una respuesta, una mala contestación o quizás ver volar hacia alguna parte el vaso que yacía lleno de agua sobre su mesita de noche, porque es lo que se supone que hacen los demonios, los espectros cuando se enojan, pero no, no recibió ninguna de esas reacciones. Todo lo contrario, cuando levanto la mirada de su libro no habían nadie más que él y su libro en aquella habitación. Yoongi se había ido; podía sonar estúpido, pero lo podía sentir, sabía cuando el pelinegro estaba cerca vagando por su habitación sin darle la oportunidad de verlo y también sabía cuando no estaba por la mañanas en su habitación o si simplemente no estaba en la casa. Suponía, era la costumbre de sentir ese horrible malestar en su pecho por el hecho de tener al diablo cerca.

Unos minutos después, bajó su libro rendido, no supo como, pero llegó a leer seis páginas del libro sin leerlas realmente, no entendió absolutamente nada de las palabras que cruzaban como cometas por sus ojos, palabras que simplemente se prestaban a colaborar en un intento de dejar de lado sus pensamientos, de distraerlo.

No pudieron.

Unas ganas incontrolables de llorar lo llenaron por completo al darse cuenta de lo que hizo, de lo que dijo.

¿Debería sentirse mal por el diablo?

No estaba seguro realmente, pero no podía evitar estarlo. Pudo ver en los ojos irremediablemente oscuros del ente ese sentimiento de tristeza y decepción que creyó haber visto tiempo atrás y no podía caerle más mal aquello. Él solo no lo pudo evitar. No pudo evitar dejar llevarse por la asquerosa sensación que no abandonaba su cuerpo desde el día anterior, cuando casi se besan. Esa imagen se recreó cientos de veces en su cabeza aquella de noche, eso más el pensamiento de que el diablo empezaba a atraerle.

The Devil's Lover| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora