ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝕍𝕀

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Estaba cansado

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Estaba cansado. Sus hombros dolían de tanto cargar cajas, pero no podía parar, quizá si trabajaba unas horas más podría comer algo. Su cuerpo se debilitaba a medida que pasaban los días únicamente alimentándose con pan y agua.

-¡Hey tú! ¡Si tú, el del pantalón roto!-Miró sus pantalones grises rasgados y se dio cuenta que a quien llamaban era él. Subió la mirada y vio a unos de los hombre encargados de mandarlos en aquel trabajo de mierda.

-¿Si?-El tipo se acercó a él a pasos largos como si lo quisiera golpear. Vio con atención como la boca del hombre estaba y en su frente se marcaban tres feas arrugas, mientras que su nariz, sucia, se elevaba por la presión de sus labios y la expresión de su rostro.

-Llevo un rato llamándote, diota.-Dio un golpe no tan flojo en el lado derecho de la cabeza del castaño. La mano llena de callos y cortadas del mayor rozaro su oreja con fuerza, provocando que llevara su mano al lugar por el dolor.-Arriba necesitan más personas para transportar las cajas de naranjas, andando.

El hombre volteó y empezó caminar hacia donde se que quería que el menor fuera. El chico miró confuso sus manos sucias de tierras y la caja a medio llenar.

-Pero todavía no termino, cuando lo haga pu--El dolor que sintió en su mejilla lo hizo doblarse en su lugar. Subió su mano a su rostro y sobó su mejilla derecha, rojo y caliente.

Lo había abofeteado.

-Te he dicho que camines, muchacho, no me hagas enojar.-Aguantando las lágrimas en sus ojos caminó detrás del viejo sin decir una palabra más.

Estaba harto de ser un jodido esclavo. Pero necesitaba el dinero.






 Pero necesitaba el dinero

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Sus manos sudan y le era imposible calmar el temblor de su cuerpo, además del movimiento que hacia la silla azul en la que estaba sentado, que se movía constantemente por tener una pata coja.

Acababan de ingresar a su madre en el hospital por una operación de urgencia por el tema de la apendicitis y el no podía estar tranquilo con ello. Le era imposible que las lágrimas dejaran de salir de sus ojos a pesar de que no quería llorar, a su madre no le gustaba que él llorara, pero es que no la quería perder, ella era lo único que él tenía en su vida. En caso de que ella se fuera, él ya no tendría a nadie más. Ya no tendría por quién vivir.

The Devil's Lover| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora