The Devil's Lover| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ✔︎

ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝕏𝕍

-No entiendo por qué cada vez que me vez me das una de estas flores.-Tomó la hermosa flor que Lucifer le tendía y la miró con duda.-Que por cierto, son mías.

El otro, aún sentado en el pasto del patio del humano, rió enternecedor por el lindo puchero que se formaba en los labios del menor mientras miraba la flor.

-Bueno, digamos que me encantan estas flores y las considero un buen presente para alguien especial y lindo, como tú.

El menor sintió su rostro hervir por el alago que soltó el diablo de repente. Rápidamente giró la cara a otro lado fngiendo ver el bonito cielo que los arropada esa tarde y evitando a toda costa que el otro viera como sus mejillas se colocaron rojas por su comentario.

-Además, las flores que te he dado no son exactamente tuyas...

-¿Por qué las embrujaste?-Preguntó burlón.

-La flor que Tienes en las manos, además de la que está en tu habitacion, Jimin, llevaban más de trescientos años en el suelo caliente del limbo y yo decidí mandar a buscarlas para ti.-Jimin volvió su vista a la flor entre sus manos, confundido.

-¿No es una de las flores de mi mamá?-El diablo negó.

-¿Por que razón crees que se llaman flores del infierno?-Le cuestionó y observó atento como otra nueva de duda crecía en el rostro del menor.

Sonrió.

Y ni siquiera se inmutó cuando el suelo tembló fuerte y el cielo se nubló de repente.

Jimin abrió los ojos sorprendido y tapó su frente con la mano que no sostenía la flor para mirar el cielo y frunció el ceño ante la repentina brisa fría que empezaba a correr.

-Creo que va a llover, tengo que recoger la ropa.-Estuvo a punto de irse, pero el cuerpo del diablo se lo impidió.

-No va a llover, simplemente a Dios le molesta que yo sonría.-Informó.-No te preocupes.

Tomó su mano y trato de llevarlo nuevamnte a donde estaba, frente a todas las macetas de flores coloridas y alegres que su madre había plantado con tanto esfuerzo y que tanto amaba. Él podía decir perfectamente que hasta más que a su propio hijo.

-Entonces, ¿Por qué sonríes? ¿Para joderlo?-El hombre volvió a reír por lo último dicho, asustando al muchacho cuando el cielo tronó con fuerza, como si se fuera a caer, uno de los tantos miedos del menor desde que vio aquella película del pollito que veía el cielo caerse.

-En parte.-Dijo.-También sonrió porque me encanta ver tu rostro sonrojado, o porque me fascina escuchar el lío de pensamientos que se arman en tu cabeza cada que te digo algo que no sabías, o porque amo cuando tu sonríes también y no puedo evitar hacerlo yo también, ya que es simplemente imposible... O porque simplemente existes y yo te encontré, esa es una buena razón para sonreír cada segundo de mi maldita existencia eterna, Park Jimin.