Capítulo 15.1. La Ceremonia de Iluminación

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En compensación por el tiempo de espera, el capítulo 15 es más extenso y por ello está dividido en dos partes. Recomiendo hacerse el tiempo para leer las dos partes juntas, ya que contiene datos de suma relevancia.

Disfruten su lectura.

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Parte 1

"¿Qué es lo que agobia tu alma, querido hermano?"

Abre sus ojos. La Vidente ha interrumpido el tercer versículo del manuscrito sacro para cuestionar tal cosa; solo entonces, siente: los músculos están tan rígidos que punzan, y los dientes le castañean al apretarlos con fuerza. Debido a la calma que reina en el Monasterio de Innana, acompañado de la melódica voz de su gemela, no se percató de su desliz; es increíble que ella lo perciba más que él mismo. "Tu mundo es un huracán enardecido, y no ha precisado ni de un simple soplido para desatarse." Añade.

Claramente que así no se podía meditar. Phel se encoge en su sitio, y Alune nota de inmediato (sin siquiera necesidad de una conexión espiritual) de su aura de cachorro regañado; cómo le gustaría reírse de frente, codeándolo para quitarle la cara larga...

"Mi deber como Vidente está en leer las encrucijadas divinas, sobre el Aquí y el Ahora; pero mi deber como Hermana está en indagar qué te sucede. ¿Qué deber he de anteponer?" Cambia la estrategia, y Aphelios sonríe, porque casi puede escuchar a su contraparte hacerlo también. "¿Quieres detener un rato la sesión?"

El Portador duda, sin embargo, acaba asintiendo. La Armera deja de trazar arcos en el Reino Espiritual, sentándose a la izquierda de la enorme mesa circular del templo, repleta de pergaminos vibrantes de magia. En el reino terrenal está la misma mesa, no obstante, sus escritos están tallados humildemente en la piedra y el asesino prefiere pasar de ella, levantándose de su posición de loto para caminar hasta el otro extremo de la sala junto al santuario mayor. Vigila los alrededores, por mera costumbre, tras el hueco que en tiempo lejano fue un ventanal con el emblema de la Luna Llena en mosaicos de colores; aún había vestigios de algunos de sus cristales en el suelo, bajo capas de polvo y pastizales.

El Monasterio de Innana había tenido sus días de gloria, antes de la inquisición: había sido la sede de todas las Ceremonias de Iluminación, el rito más importante a la Luna Llena realizada dos veces al año. Ahora, solo tenía de mérito ser uno de los pocos templos que quedaban en pie después de la Masacre de Invierno. Por su peligrosa ubicación, apenas a cinco kilómetros del límite Este de la ciudad lunari, actualmente era ocupado en ciertas ocasiones para la Previa Ceremonial por devotos exclusivos del clan.

Y era el turno de los Hermanos del Destino. Ayer habían recibido el dictamen: debían ir al Monasterio de Innana para permanecer allí con la ayuna y el rezo, eximiéndose ante la Luna Tenue y efectuando sus designios; cuando la noche cayera con la primera bandada, el Arma de los Adeptos aparecería como el protector del velo nocturno en el evento principal. Metódico y habitual; sin embargo, algo había cambiado.

Preséntate con tu custodio.

Y Phel no ha parado de pensar en ello desde que se lo dijeron. Posa su mirada en la paleta de pinturas que ha traído consigo y que ha sido abandonada en el piso esta mañana. La observa, incómodo.

"¿Hay algo que desees comunicarme?" se atreve a indagar la fémina.

Con tu custodio.

Yo no tengo un custodio.

El vastayano.

Decide sincerarse con ella. "Sett fue requerido en la Ceremonia de Iluminación"

Noctum y Dyrium (Settphel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora