—¿Y bien? —cuestiona Sett—. ¿Qué haremos?
Aphelios está hace unos cuantos minutos mirando el libro de "Medicina Floral III" casi hipnotizado. Reacciona cuando el vastaya habla, parado en la salida de la cueva con la mochila que había traído a Targón y esperando que Phel se digne a dirigirlos.
—Podemos empezar por el norte... —contesta—. El sur tiene escasez de plantas medicinales, y el norte abarca muchas. Allí deberíamos buscar dyriums, revisando centro, noreste y noroeste...
—Bueno, esas cuestiones te las dejo a ti, Chico Luna —el Chico Luna frunce el ceño. Aun no le gusta su nuevo apodo—. Si necesitamos romper algo en el camino, déjamelo a mí. O si solo quieres romperlo, déjamelo también; hace días que rompo cosas por quitarme estrés y ya.
—Evitaremos dañar fauna y flora —advierte Phel, levantándose al fin con su pequeño bolso cargándolo a la espalda.
—Tómalo como podar para hacer linda jardinería —bromea, pero Aphelios no se ríe, así que él lo hace en su lugar—. Tranquilo, defensor del bosque, no lastimaremos a tus amiguitos. No te vendría mal sonreír de vez en cuando.
—Solo vámonos.
Y no había sido un recorrido costoso, pero Phel estaba confundido, sin saber si seguir más allá o quedarse donde estaban. Eran las coordenadas propuestas exactas, no obstante en vez de mostrar una caverna de piedras preciosas y aguas termales como en el mapa, solo estaba una cueva de profundidad dudosa y escalofriante.
—¿Seguro que es aquí, entonces?
—No lo sé.
Phel mira por cuarta vez a los alrededores. Sett mientras tanto, toma una antorcha de la mochila, encendiéndola y arrimándola dentro. No sabía bien del hábitat de las dyriums, así que todo sitio escabroso era propenso a tenerlas... —Deberíamos arriesgar, si esto es lo que dice tu libro, hay que intentarlo. Quizá las fosas estén del otro lado.
Aphelios deja de dar vueltas en un mismo lugar y se acerca a él, entrando primero. El cambio de temperatura se vuelve evidente; con la obscuridad el joniano los alumbra entre el frente y el suelo para evitar chocar o tropezar. Recorren en silencio la caverna, sin encontrar más que piedras y bichitos. Sett está a punto de blasfemar algo por cansancio, hasta que Phel divisa un resplandor a unos metros a su derecha. —Hey... por allá —un cubículo; ambos se aproximan.
Por unas aberturas en el techo de la cueva, un haz de luz permite entrever la zona. El lunari observa este detalle hasta que el hombre bestia lo frena abruptamente, antes de siquiera entrar, apoyando su mano en su pecho. Le señala ante su duda con un lento meneo de cabeza a la otra punta del subterráneo; al principio discierne un par por la sutil iluminación que se cuela del exterior, y luego las ve hacer una especie de colchón enredado alrededor de un riachuelo: cientos y cientos de flores pikmas. Un mínimo movimiento en falso haría el suficiente ruido para que esos herbáceos carnívoros reaccionasen. La cantidad es absurda, y no se atreven a moverse.
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Noctum y Dyrium (Settphel)
Fiksi PenggemarSett ha llegado a Targón con el objetivo de encontrar dyriums. Cuando se vaya, un guerrero lunari le demostrará que no es lo único que desea llevarse. • Settphel • • SLOW BURN • Romance BL de Sett y Aphelios (League of Legends)