Noctum y Dyrium (Settphel)

Capítulo 25.1 Las lazarillos

Lazarillo, adj.
¹ s. m. y f. Persona o animal que guía o acompaña a un ciego u otra necesitada de ayuda.

El Juicio, Parte I: Las lazarillos

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Lazarillo Mendrivial
Quinta lazarillo, del Segundo Triunvirato.
Única combatiente del cuerpo de lazarillos.

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Aphelios sabía que este día llegaría. Ni siquiera sus méritos serían suficientes para proteger de la ira de los Sacerdotes Supremos a un extranjero que penetró todas las defensas frente a sus narices durante casi un año y medio. Pero ¿justo ahora...?

—Nos llevaremos al forastero ante el Segundo Triunvirato —informa el general a cargo. Hace una señal para que sus magos apliquen más presión sobre su prisionero, y Sett gruñe ahogado, desesperando a Phel—. Apolo y Linus, atiendan al Arma de los Adeptos.

—Déjenme hablar con él —exige el Chico Luna.

—Los mandatarios expresaron claro que, al momento de su captura, se le anulara toda comunicación y relación con cualquier lunari.

El tono, precavido y desdeñoso, evidencia a Aphelios que no cualquier lunari. Su posición está siendo descaradamente subestimada, por lo que responde. —: O me dejas hablar con él, general, o me aseguraré de que ninguno de ustedes salga de aquí para llevárselo.

Sus palabras tornan el ambiente pesado, a la par que ambos líderes comienzan a ponerse a la defensiva. —¿Cómo te atreves? —sisea el mayor, avanzando hacia el Arma de los Adeptos—. El Triunvirato fue el que me confirió estas órdenes. Amenazarme a mí es amenazar a tus sacerdotes.

Se planta frente a Aphelios, invadiendo su espacio personal, la ira burbujeando en su estómago cuando este ni siquiera da un paso hacia atrás, sino que le observa con su característico porte gélido y elegante. Su semblante quebrándose justo en su mirada, con un centelleo que, de no ser porque está mirando a un hermano de fe, catalogaría como asesino.

Un destello de advertencia de este asesino altamente calificado, que no se deja doblegar. —Rajál —pronuncia, lento y mordaz—: Te lo estoy exigiendo como tu Protector y líder de la primera línea de defensa lunari. O me permites hablar con él, o tomaré ese permiso con mis propios métodos.

Settrigh nota que la presión en su cuerpo mengua, solo porque los magos parecen dubitar en intervenir en caso de que efectivamente, el Portador cumpla con su palabra. Observa al Chico Luna, reparando en su aspecto herido y, aun así, arreglándoselas para enderezarse firmemente contra un hombre que le sobrepasa por al menos un cuarto de edad, con un egocentrismo que pocas veces ha presenciado en él, reluciendo que su título no es un adorno que se ganó por un par de años de entrenamiento. El Arma de los Adeptos enfrenta al mayor a sabiendas de cuál de los dos carga el mérito más importante de todo el puto lugar.

Mierda. Mal momento para pensar en cuánto le gusta Aphelios.

Rajál aguarda unos segundos de asfixiante silencio, antes de mascullar por lo bajo. —: Tu comportamiento será expresado ante el Triunvirato... pero te permitiré tu osadía... —retrocediendo y ejecutando una señal a su equipo para que se alejen del vastaya.

Los aludidos acatan inmediatamente, liberando las extremidades del joniano que echa un suspiro de alivio. El Chico Luna, pese a su propio malestar, lo ayuda a levantarse del suelo, cualquier rastro previo de agresividad y vanidad desapareciendo de sus facciones y siendo suplantado por una genuina preocupación. —No hagas nada que pueda comprometer aún más tu situación. Arreglaré esto.