CAPÍTULO 39: "¿A dónde quieres llegar?".

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-Yo...-empieza.

-No.- me acerco a él y acaricio su mejilla.- No me digas que no quisiste decir eso, no te arrepientas.- uno nuestras frentes.

-No iba a arrepentirme.- besa mi frente.- Vamos.- entrelaza nuestras manos mientras caminamos por la playa.

-Caminamos demasiado, ¿a dónde quieres llegar?.- ríe. No hay nadie en el lugar, está muy oscuro y lo único que se escucha son los sonidos de las olas golpeando en la orilla.

-Ahora, cierra los ojos.- lo obedezco mientras río.- ¡No los abras!.- escucho que grita a lo lejos.

-¡Está bien!.- una risa contagiosa se aproxima.

-¡Ábrelos!.- grita, llevo inmediatamente las manos a mi boca tampandola.

-Esto es...- no tengo palabras.

En una pequeña trama de arena a la orilla con el mar, hay una mesa con dos sillas. El lugar ya no es oscuro, unas lámparas iluminan el camino. Jean se ha sacado los zapatos y su camisa está fuera de su pantalón con los primeros botones desabrochados.

Me quito los zapatos y los dejo a un lado, es realmente placentero sentir la arena entre mis dedos. Camino hacia Jean, tiene una botella de champagne en la mano y dos copas, las deja sobre la mesa y me ayuda a sentarme en unas de las sillas.

Quiero llorar, estoy demasiado feliz me siento muy dichoso.

-Esto es hermoso.- levantó mi vista de la mesa hacia él.- Pero... ¿En qué momento?.- digo señalando todo.

-Lo preparó Robert mientras te distraía, fue una buena estrategia.- río y siento que mi sonrisa no podría ser ni un poco más grande.

-¿Quién eres tú? ¿Y qué has hecho con el frío empresario, don "millonetis" Jean Carlo León.- bromeó.

-Creo que se lo llevó la corriente.- sonríe.

-Eres demasiado temperamental, hace un momento querías azotarme.- digo saboreando la última palabra.

-Aún quiero hacerlo, pero preferí esperar a que volviéramos a Seattle.- asentí conforme con su respuesta.

-Esto es increíble.- digo aún sin poder creerlo.

-¿Has pensando sobre el nuevo acuerdo?.- suelta de la nada haciendo que agache la mirada.

-No estoy seguro si quiero que me golpees.- murmuró.

-Si lo dices así suena horrible y desalmado.- descorcha el champagne y sirve las dos copas.

-Todavía no me eh dado tiempo de pensarlo.- me entrega una copa y le doy un sorbo.

-Está bien, igual cuando vuelvas a casa lo dialogaremos.- sonríe a medias.

-El problema es que tu eres el que me da nuevas experiencias, pero yo a ti no. Todo lo que hacemos ya lo hiciste con miles.- se me revuelve el estómago al pensarlo.

-Estás muy equivocado.- toma su copa.- Contigo aprendí experiencias únicas, aprendí a querer a una persona que no fuera yo mismo.- abro los ojos sorprendido.- Nunca había tenido sexo en mi coche, ni en mi cama, ni en el baño de un bar... ni en la playa.- dice mirando alrededor.

50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora