-Yo...-empieza.
-No.- me acerco a él y acaricio su mejilla.- No me digas que no quisiste decir eso, no te arrepientas.- uno nuestras frentes.
-No iba a arrepentirme.- besa mi frente.- Vamos.- entrelaza nuestras manos mientras caminamos por la playa.
-Caminamos demasiado, ¿a dónde quieres llegar?.- ríe. No hay nadie en el lugar, está muy oscuro y lo único que se escucha son los sonidos de las olas golpeando en la orilla.
-Ahora, cierra los ojos.- lo obedezco mientras río.- ¡No los abras!.- escucho que grita a lo lejos.
-¡Está bien!.- una risa contagiosa se aproxima.
-¡Ábrelos!.- grita, llevo inmediatamente las manos a mi boca tampandola.
-Esto es...- no tengo palabras.
En una pequeña trama de arena a la orilla con el mar, hay una mesa con dos sillas. El lugar ya no es oscuro, unas lámparas iluminan el camino. Jean se ha sacado los zapatos y su camisa está fuera de su pantalón con los primeros botones desabrochados.
Me quito los zapatos y los dejo a un lado, es realmente placentero sentir la arena entre mis dedos. Camino hacia Jean, tiene una botella de champagne en la mano y dos copas, las deja sobre la mesa y me ayuda a sentarme en unas de las sillas.
Quiero llorar, estoy demasiado feliz me siento muy dichoso.
-Esto es hermoso.- levantó mi vista de la mesa hacia él.- Pero... ¿En qué momento?.- digo señalando todo.
-Lo preparó Robert mientras te distraía, fue una buena estrategia.- río y siento que mi sonrisa no podría ser ni un poco más grande.
-¿Quién eres tú? ¿Y qué has hecho con el frío empresario, don "millonetis" Jean Carlo León.- bromeó.
-Creo que se lo llevó la corriente.- sonríe.
-Eres demasiado temperamental, hace un momento querías azotarme.- digo saboreando la última palabra.
-Aún quiero hacerlo, pero preferí esperar a que volviéramos a Seattle.- asentí conforme con su respuesta.
-Esto es increíble.- digo aún sin poder creerlo.
-¿Has pensando sobre el nuevo acuerdo?.- suelta de la nada haciendo que agache la mirada.
-No estoy seguro si quiero que me golpees.- murmuró.
-Si lo dices así suena horrible y desalmado.- descorcha el champagne y sirve las dos copas.
-Todavía no me eh dado tiempo de pensarlo.- me entrega una copa y le doy un sorbo.
-Está bien, igual cuando vuelvas a casa lo dialogaremos.- sonríe a medias.
-El problema es que tu eres el que me da nuevas experiencias, pero yo a ti no. Todo lo que hacemos ya lo hiciste con miles.- se me revuelve el estómago al pensarlo.
-Estás muy equivocado.- toma su copa.- Contigo aprendí experiencias únicas, aprendí a querer a una persona que no fuera yo mismo.- abro los ojos sorprendido.- Nunca había tenido sexo en mi coche, ni en mi cama, ni en el baño de un bar... ni en la playa.- dice mirando alrededor.
ESTÁS LEYENDO
50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)
Ficção Adolescente"El llegó a su vida para darle un giro inesperado y salvarlo de sus sombras, él atropelló sus pensamientos de la vida en la ciudad y ahora tendrán que luchar contra todos para cumplir su objetivo". «Ser felices, juntos».