CAPÍTULO 20: "No te ilusiones".

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MARATÓN  5/5

-¿Qué?.- preguntó agitado.- No dije nada.- da vuelta en el lugar y se coloca sobre mí entre mis piernas dejándome a mí abajo.

-Ibas a decirme que me querías.- murmura divertido.

-¿Yo?.- río.- Eso quisieras.- me burlo de él.- Te quería pedir algo...- susurro avergonzado.

-Dime.- lleva su mano a mi entra y empieza a meter el pulgar metiendo y sacando el dedo.- Si puedes...- jadeo y muerdo mi lengua para no gemir.

-Quiero hacerlo yo...- murmuro y él al parecer entiende.

-¿Quieres chupármela?.- pregunta y siento mis mejillas hervidas.- Pues, adelante.- se sienta en el sofá y me arrepiento de haberle pedido algo así.

Me levanto del sofá y me arrodillo entre sus piernas, creo que sé como se hace esto... lo vi en una película. Dudo que pueda hacerlo como los demás hombres se lo han hecho, pero creo que si no lo intento nunca lo lograré.

Llevo mi mano a su miembro, empiezo a subirla y bajarla lentamente.

-Carajo.- gime y hecha la cabeza para atrás.

Empiezo a hacerlo más rápido, gruñe y cierra los ojos.

-Así, hermoso.- jadea.

Reemplazo los movimientos de mi mano por mi lengua, se revuelve en el sofá y lleva una mano a mi cabello mientras tira de él.

Empiezo metiendo en mi boca la punta y masajeo con la lengua, empiezo a meterla más mientras que Jean solo se encarga de gemir y jadear.

-Libardo.- gime cuando meto todo su pene en mi boca, siento que me ahogo pero escuchar a Jean gemir de esa manera me vuelve loca y me alienta a continuar.

Empieza a empujar de mi cabello para que los movimientos sean mucho más rápidos, lágrimas corren por mis mejillas por la presión que estoy sintiendo.

Nunca había hecho esto, solo lo eh visto en películas que alquilaba Naim y me negaba a ver. Al final de todo, sirvió de algo.

-Me voy a venir hermoso, sal.- gime y no me da tiempo de pensarlo que se vacía en mi garganta.

Me trago todo, me sorprende al notar que no sabe mal ni tampoco sabe bien. Simplemente, no tiene sabor alguno reconocible.

-Carajo.- me levanta y hace que me monte en sur regazo.- No sabía que fueras tan bueno.- jadea, su pecho sube y baja con prisa mientras buscaba mis labios.

Me besa apasionadamente y muerde mi labio inferior, su respiración olor a menta choca contra mi rostro, tiene los ojos cerrados.

-Un diez.- jadea y río.

-Creo que deberíamos volver a la casa.- le murmuro.

-Si.- asiente y empezamos a vestirnos.- Me encanta que seas así.- me pellizca una nalga y nos seguimos vistiendo.

-Tengo un contrato, no te ilusiones.- le digo y él eleva una ceja.

-Mañana nos vamos a Grecia.- anuncia y camina a la salida.

-¿Qué?.- alcanzo a decir pero ya está lo suficientemente lejos para hablar con él.

Volvemos a la casa, terminamos el postre y luego de una charla trivial terminamos yéndonos.

Llegamos al departamento y dejo los zapatos en la puerta, camino hasta la cocina y saco un vaso de agua. Siento las manos de Jean en mi cintura y ruedo los ojos, ¿nunca se cansa?.

-¿Qué necesitas?.- pregunto y giro sobre mis talones perdiéndolo de mi vista.

-¿Dónde aprendiste a chuparla así?.- exclama y me ruborizo.

-Películas.- murmuro. Asiente y levanta una ceja, ríe y finalmente me toma por las caderas poniéndome sobre la encimera. 

-¿Qué haces?.- río.

-Polvo de agradecimiento.- dice con una gran sonrisa.

-¿Agradecimiento por...?.- digo para que termina la oración.

-Por regalarme placer en esa cabaña.- niego con la cabeza.

-¿Nunca te cansas verdad?.- preguntó y coloco mis manos en sus hombros.

Muerde el borde de mi traje y con los dientes baja cada parte del traje.

-¿Te diste cuenta que no hemos estado usando protección?.- su expresión cambia.

-No hay problema.- dice y me da miedo la tranquilidad con la que lo dice.

-¿Y si quedo embarazado?.- no tendría ningún problema, pero Jean me dejaría.

-Te coloque la inyección anticonceptiva mientras dormías.- abro los ojos como platos y me separo de él.

-¡¿Qué hiciste qué?!.- grito y me bajo de la encimera.

Camino escaleras arriba, siento el golpe de sus zapatos en el suelo siguiéndome.

-¿Cuál es el problema?.- pregunta a pocos metros de mí.

-¡Podrías haberme dicho!.- grito frustrado.- ¡¿Por qué no me preguntaste?!.- entro a la habitación y cierro la puerta tras mí, es más rápido y entra a mis espaldas.

-¡Si fuera por ti ni siquiera nos abríamos cuidado.- grita.

-¡Te recuerdo que tú me sacaste la virginidad!.- grito.- ¡Tú, tú te tenías que encargar de eso!.- chillo.

Estoy demasiado enfadado, frustrado y con ganas de romper algo.

-¡Si lo hice!.- exclama.

-¡A mis putas espaldas!.- llevo una mano a mi pecho y trato de calmarme.- Mañana hablamos Jean, me siento mal.- lo miro a los ojos y asiente en silencio.

-¿No me vas a dejar dormir aquí?.- pregunta con un hilo de voz, nunca lo había visto así.

-No.- murmuro y me meto en el clóset a buscar mi pijama.

No puedo creer que haya hecho esto, agradezco que me haya cuidado pero es mi cuerpo. Por lo tanto tengo que saber y decidir que le van a hacer antes que cualquier otra persona.



50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora