CAPÍTULO 18: "Cena".

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MARATON 3/5


Cuando terminé de arreglarme me di una última mirada en el espejo, me coloqué el traje negro con el que tanto insistió Jean. El color no parecía tanto a negro era un tirando a gris, el tema es que es hermoso.

Me coloque los piercings que me regaló Jean que de hecho son muy hermosos, no puedo creer que arregló toda esta habitación para mí.

En los pies sólo llevaba unos zapatos casuales de color negro con borde blanco, organice mi pelo y camine por el pasillo hacia las escaleras.

Al bajar note que la mirada de Jean se encontró con la mía, tenía un control en la mano con el cual hizo reproducir una canción lenta.

Extendió su mano para ayudarme a bajar por las escaleras y nos dejamos llevar por la melodía de la música, girabamos en torno a todo el salón.

Cuando finalizó la canción simplemente dejó un beso en mi mejilla y tomó mi mano.

-Puedo ser cursi y romántico, si me lo propongo.- dijo engreído.

-Te agradezco que seas asi, a veces creo que podré soportar esto.- le contesté pero noté como frunció el ceño.

-No quiero que soportes, quiero que estemos bien. Mientras no me cuestiones ni desafíes, estaremos bien.- entramos al elevador, cada vez que entramos aquí me da mucho miedo.

-Mientras no me hagas lo que hace rato, estaremos bien.- dije sin mirarlo.

-Eso suena a un desafío.- masculló antes de que las puertas del ascensor se abrieran y dejaran entrar más personas.

En todo el trayecto a la gran mansión de los León estuvimos callados, el único sonido en el automóvil era el celular de Jean vibrando.

-¿No vas a contestar?.- pregunté.

-No es nada importante.- tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Me quedé atónito mirando ese pequeño gran gesto que logró sonrojarme, sentía hervidas las mejillas.

-Llegamos señor.- Robert bajó del coche y nos abrió la puerta.

-Te lo agradezco.- él me regaló una sonrisa y trate de que no se salieran mis ojos de órbita apreciando la gran mansión en la cual estoy parado.

-¿Vamos, amor?.- me sorprendió la palabra "amor", pero luego vi al frente a Sandra.

-Libardo.- se acercó y besó mis mejillas.- Es un gusto volver a verte, querido.- tomó mis manos.

-Sandra, el gusto es mío. Gracias por la invitación.- contesté.

-No querida, gracias a ustedes por venir. Adelante.- hizo una seña para que la siguiéramos a la casa.

-Señor León, que gusto volver a verlo.- lo saludé con un apretón de manos.

-Miguel, Libardo. Ya eres parte de la familia.- sonreí.- Ahora adelante, Mae y Orson con su novio están en la sala de estar.- asentimos e ingresamos al salón.

-Creo que no debo preocuparme porque te ganes a mis padres, les caes mejor que yo.- reímos.

Me sorprendí al ver en el salón a Naim.

-¿Libardo?.- estaba igual de sorprendido que yo.- Creí que te habían secuestrado corazón.- se acercó a mí y me abrazó.- ¿Te hizo algo él?.- susurró en mi oído.

-Estoy muy bien Naim, simplemente estuve ocupado con Jean.- sonreí.

-¿Qué tal el viaje a Grecia?.- le preguntó Orson a su primo.

-Todavía no hemos podido viajar, la graduación de Libardo fue hace unos días.- comentó Jean.

-Por favor, tomen asiento en la mesa del salón principal.- dijo al parecer una sirvienta.- Señor Jean que gusto volver a verlo.- susurró tímida y nerviosa la muchacha.

-El gusto es mío, Grettel.- le sonrió, luego la chica me miró incómoda a mi y se retiró.

-¡Estás muy guapo!.- exclamó Mae acercándose para saludarme, parece que está ebria por la forma tan lenta en las que sus palabras salen de su boca.

Me abrazó y por educación lo correspondí, la mano de Jean sujetó fuertemente mi cintura y me atrajo a su pecho.

-Mae, nunca maduras. ¿Verdad?.- los hermanos se fulminaban con la mirada.

-Tú sigues igual de amargado y arrogante que siempre.- rió y no pude evitar reír yo también.

-¡Ya, ya, ya!.- intervino Sandra.- Vamos al salón, por favor.- me solté del agarre de Jean y caminé hasta la mesa donde todos tomamos asiento.

-Cuéntame de tí, Libardo. ¿Estás en la facultad?.- preguntó la madre de Jean.

-Hace unos días terminé la carrera.- preguntó.

-Oh, querido te felicito.- una gran sonrisa se dibujó en sus labios.-¿Y qué carrera terminaste?.- preguntó.

-Psicología, pero estoy pensando en estudiar literatura inglesa... sólo como un hobbie.- reímos.

-Me alegra que al fin Jean me presenté a un muchacho, nunca lo he visto con alguien.- reí.

-Todos pensábamos que era asexual.- agregó su hermana.

-¡Mae!.- la regañó su madre.

-A tí tampoco nunca te vimos con un novio Mae.- cuestionó Jean con una sonrisa burlona.

-Claro que sí, ¿cómo se llamaba el que me acompañó cuando fue la boda de papá?.- se preguntó a si mismo.- Si, Mateo. Era hermoso.- dijo mordiendo su labio inferior.

-¿El que te cojio en el baño?.- preguntó Jean haciendo que abra los ojos como platos.

-Por favor hijos, déjense de pelear.- intervino Miguel.- ¿Qué pasará con Lucas que no viene?.- dijo mirando su fino reloj.- Lucas, el hermano de los chicos.- agregó al parecer explicándome.

La puerta de la casa se escuchó, a la sala entró un chico al parecer entre dieciséis o diecisiete años, con cabello castaño y ojos iguales a los de Mae.

-Perdón por la tardanza, Erick no quería dejarme ir.- rió.- Hombres.- agregó bastante divertido.

-Lucas, que bueno que hayas podido venir.- Mae se acercó a su hermano y lo saludo.

-¿Cuál es la novedad hermanito?.- dijo refiriéndose a Jean.- Nunca vienes a las reuniones familiares.- rió y su vista se clavó en mí.

-Hijo, el es Libardo...- empezó Sandra.

-¡El novio de Jean!.- la interrumpió, estalló de felicidad y corrió a penas con sus zapatos negros y caros hacia nosotros.

Me levanté para saludarlo pero el me estrecho en sus brazos.- ¡Al fin, hermanito. Ya era hora!.- exclamó en mi oído.

-Es un gusto, Luca.- reí.

Pensar que el día que escuché su nombre por primera vez lloré varias horas creyendo que era su novio.

-¡El gusto es mío!.- chilló.- ¿Ya comieron?.- preguntó y negamos.- Bien.- se separó de mi lado y caminó a su asiento.

-Iré a decirle a Grettel que te traiga otro plato de comida.- Sandra se levantó de su asiento y caminó fuera del salón.

-¿En qué estábamos?.- agregó Mae.- Ah, si. Lucas, ¿tú también pensabas que Jean era asexual verdad?.- Miguel gruñó e intervino para que no siguieran con su discusión.

-Parecen críos, por favor.- bufó.- Libardo, ahora que me acuerdo.- rió.- Me llegó una petición de una clínica psiquiátrica en Boston y pensé en ti.- abrí los ojos sorprendido.- No es un trabajo, son prácticas... un reemplazo, por unos días.- asentí.- ¿Te parece?.- quedé plasmado.

-Por supuesto, señor Leó... Miguel. Gracias.- sonreí.

Jean frunció el ceño, me miró como tratando de leer mis pensamientos. Incomodándome completamente.

50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora