50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)

CAPÍTULO 15: "Acepto".

-¿Jean?.- preguntó Benicio.

-Benicio.- se acercó y lo saludó.

-Me enteré que se canceló el compromiso con Male, ¿ocurrió algo grave?.- preguntó.

-Nada grave, sólo no éramos el uno para el otro.- puso una mano en mi cintura.

-¿Ustedes son...?.-

-Es mi novio.- lo interrumpió Jean.

-Oh... los, los felicito.- respondió.- Me voy a ir, este... luegos nos vemos.- caminó hacia la mesa donde Malena nos miraba furiosa.

-Tenemos algo pendiente.- me susurró Jean.

-Papá, nos vemos después en el departamento... luego nos vemos.- besé su mejilla.

-¿A dónde van?.- preguntó.

-Es una sorpresa para Libardo, por su graduación.- respondió y yo le sonreí.

-Nos vemos luego, amigo.- saludé a Naim y me sonrió pícaro.

Salimos de la carpa y caminamos por los pasillos del instituto. La mano que estaba en mi cintura la bajó a mi cadera.

-¿Pensaste sobre nuestro "asunto"?.- me susurró.

-Acepto.- él se notó sorprendido.

-¿Qué?.- preguntó.

-Que acepto.- me detuve y lo miré.- Quiero ver... hasta dónde soy capaz de llegar.- le susurré, a él se le dibujo una amplia sonrisa en el rostro. Apretó fuertemente mi trasero y lo palmeó.

-Vamos a mi casa.- susurro y caminamos hasta su coche.

(...)

Cuando llegamos a su hotel, entramos y nos dirigimos directamente al ascensor. Intenté no mirarlo, pensar... en lo que me hará cuando lleguemos a su habitación me asusta. Seguro me llevará a su cuarto rojo del dolor, de sólo pensarlo me excita mucho.

-Adelante.- habló y pase a su gran sala. Todo está como lo recordaba, la amable señora de esa vez estaba en el medio con una escoba en mano.

-Señora Amado.- la saludó.

-Señor León, señorito Isaza.- me saludó, no pude evitar sonrojarse por la última vez que la ví.

-¿Cómo ésta?.- pregunte.

-Muy bien, gracias.- respondió.

-Me alegro muchísimo.- dije amable.

-¿Necesitan algo?.- preguntó.

-Si, que te tomes el resto del día libre. Te llamaré si necesito algo.- besó su mejilla y se sentó en el sofá.- Aprovecha para ver a tu hijo, ir de compras... adelante.- ella le sonrió y luego de buscar unas cosas se marchó.

-Bien...- reí.

-Bien.- río.

En un movimiento corrió hacia mi y me beso con ganas, nuestras lenguas dañaron a un compás imaginario. Bajo su mano de mi cara a mi cintura y me levanto por los muslos obligándome a enrollar mis piernas en su cadera.

-Vamos a mi cuarto de juegos.- habló con una voz ronca y asentí.

-¿Quiere decir eso que vas hacerme el amor esta noche, Jean?.- le susurre.

¡Maldita sea! ¿Acabo de decir eso? Abre ligeramente la boca, pero enseguida se recompone.

-No libardo, no quiere decir eso. En primer en lugar, yo no hago el amor. Yo tengo sexo... duro. En segundo lugar, tenemos mucho más papeleo que arreglar. Y en tercer lugar, todavía no sabes de lo que se trata. Todavía podrías salir corriendo. Ven, quiero demostrarte todo en mi cuarto de juegos.