CAPÍTULO 27: "Un duro juego de billar".

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MARATON 3/6

Salimos del coche y entramos a otro hotel, debe ser sofocante que los periodistas te persigan a todos lados. No puedes vivir tranquilo, más Jean que tiene todo lo que tiene gracias a su trabajo.

El ascensor va directamente a la suite, llevo mis manos a las mejillas de Jean y estampo mis labios contra los suyos. Retrocedemos fuera del elevador, introduce su lengua a una guerra con la mía. Me acorrala contra la pared mientras que sus manos no dejan centímetro de mi cuerpo sin recorrer, su celular empieza a sonar arruinando el momento.

-Jean.- gimo cuando se separa a ver su celular.

-Dame dos minutos.- camina hacia el ventanal de vidrio.

-Por favor.- gruño y tiro mi bolso en el sillón.

Empiezo a hacer un recorrido por el lugar, tiene dos habitaciones gigantes. Una cocina ejemplar, pero hay algo que me llama mucho la atención. 

Una mesa de billar, hace mucho no jugaba a esto. La curiosidad se apodera de mi y empiezo a tocar varias cosas.

En el centro de la mesa las bolas están entre un triángulo de hierro, lo retiro y tomo uno de esos tacos para jugar.

-¿Qué haces aquí?.- pregunta Jean entrando al lugar.

-Me hiciste esperar.- contesto.- Ahora es tu turno.- suspiro. Niega con la cabeza y apoya las manos en la mesa.

-¿Eres bueno?.- pregunta.

-Algo.- me encojo de hombros.- Deberíamos apostar.- saco mi lengua y humedezco mis labios.- Si yo gano, iremos al cine.- ríe.

-¿Y si gano yo?.- su sonrisa es divertida y me alegra.

-Lo que tú quieras.- me acomodo para pegarle a la bola.

Sonríe y camina hacia el estante sacando otro taco, se acomoda en la mesa y espera a que comience.

-Abre.- murmura.

-Bien.- suspiro y me coloco para pegarle a la bola blanca, pum.

Golpea en el medio y todas las bolas se expanden, la única que cae en el agujero es la azul.

-Lisa.- sonrió. Vuelvo a golpear y cae la roja. Otra vez y cae la naranja.

Camino hacia donde está Jean, para golpear la siguiente bola debo agacharme. Lo hago intencionalmente coloco mi trasero en frente de su entrepierna, escucho como gruñe y me preparo para seguir. Acaricia mi muslo desconcentrándome.

La bola blanca se pierde en la mesa y no tira ninguna, "carajo, es su turno".

-Ay, ay, ay.- se burla.

Se acomoda y golpea la bola, hace caer dos en el agujero en un solo movimiento. Tira dos bolas más y finalmente falla en una.

Seguimos así hasta que nos falta la última bola.

-Me gustaría unas palomitas de maíz salados.- esboza una sonrisa pero trata de ocultarla. Golpeo la bola... "¡Mierda!" la blanca también cae en el agujero.

-No.- exhalo.

-Espero que sepas perder.- sonríe.

-Depende de cuánto vayas a azotarme.- murmuro.

-Uh.- le da una media vuelta a la mesa y se acerca mucho a mí.- Quiero ser muy rudo contigo.- agarra su cabello.

-Entonces sé rudo conmigo.- murmuro.

Me agarra del brazo y me pone boca abajo sobre la mesa de billar, gimo y coloco mis manos para no golpearme.

Separa mis piernas con sus pies y escucho el botón de su pantalón desprenderse, muerdo mi labio y siento como corre mi pantalón junto con mis boxers.

De un solo golpe me penetra, gimo a no dar más. Me agarro del césped sintético de la mesa para aguantar las embestidas.

-Jean.- gimo.

-Haz eso, gime mi nombre.- murmura en oído.

-Je-jean.- lo siento más adentro de lo usual.

Sigue con sus embestidas hasta que ambos llegamos al límite, suelta un grito ahogado y cae en mis espaldas.

-Rápido, duro y rudo, me encanta.- murmura en mi oído.









50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora