CAPÍTULO 17: "No puedes amarme".

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MARATÓN  2/5

-Jean.- le dije. Él giró su vista hacia mí.

-Alguna vez... alguno de tus ex sumisos, ¿se enamoró?.- pregunté y él frunció el ceño.

-¿Por qué la pregunta?.- se asentó en su codo mientras me miraba atento.- No puedes amarme Libardo.- dijo aparentemente enfadado.

-¿Quién dice que te amo?.- pregunté.

-Es lo que me haces entender, no puedes amarme. Así como yo tampoco puedo hacerlo.- se levantó de la cama y se colocó su bóxer.- Voy a dormir en la otra habitación.- dijo y salió del cuarto.

Llevé mis manos a mi cabeza, tengo un mar de confusiones. "No puedes amarme", retumbaba en mis oídos, soy un estúpido.

Él tiene razón, desde un principio me aclaró que no tiene relaciones con nadie. Lo que "tenemos", es sólo por la prensa local y cuando todos lo olviden terminaremos, volviendo a nuestras vidas anteriores.

Jean siendo el heredero de una gran empresa, mientras yo en busca de un hospital o colegio que necesite a un psicólogo. Mientras puedo ahorrar para abrir mi propio consultorio.

En un segundo dejé de pensar y finalmente me quedé dormido entrando en un horrible sueño.

Estaba caminando por un callejón oscuro de noche, cuando al final de camino hay una mujer. Me apunta con un arma y sonríe triunfante.

-¡Sólo estás con él por su dinero, no lo amas como lo hago yo!.- grita rota en furia.

-¿¡Quién sos!?.- grité yo.

-¡La única persona a la que Jean puede amar!.- Pum.

Me desperté agitado y sudoroso, solo en una gran cama. En una gran habitación, en un gran hotel. A kilómetros de mi casa o la de Naim.

Me levanto de la cama y me dispongo a buscar mi celular, la habitación está a oscuras. Rodeo las sábanas en mi cuerpo y caminó por los pasillos en busca de la sala donde dejé mi chaqueta.

Escucho un ruido en la cocina, ahí está Jean. Sólo con un delantal en su cintura. Mientras trata de hacer unos huevos revueltos con tocino, me río llamando su atención.

Me doy cuenta que aún sigo con la sábana en mi cuerpo y me sonrojo, él giro su vista hacia mí. Está relajada y tranquila, nada que ver con cómo me miraba anoche.

-¿Cómo dormiste?.- pregunté.

-Extrañé mi cama, no puedo mentirte.- rió.- No soy de decir esto pero perdón por lo de anoche. A veces soy muy impulsivo.- asentí.

-No hay problema, tenés razón. No puedo enamorarme de tí.- él asintió.

-Que te enamores de mí, al igual que un embarazo arruinaría todo lo que tengo planeado con vos.- rió.- Quiero hacerte conocer el mundo... por eso, en dos días nos vamos a Europa.- abrí los ojos sorprendido.

-¿Qué?.- llegué a articular.

-Así es.- me guiño un ojo y dejó frente a mí un plato de huevo con tocino quemado.- No me salió tan bien.- negué mientras reía.

-Me baño y nos vamos a comer en otro lado.- me bajé de la barra de la cocina y le guiñé un ojo.

-Ups.- me di la vuelta para encontrarlo completamente desnudo, ya que el delantal había caído al suelo.- Se cayó.- rió y yo negué con la cabeza.

-Lo haces a propósito.- cuestione.

-Puede ser, pero te provoco.- se acercó a mí.

-Tengo hambre, y ésta vez es de comida.- lo separé y él rió.

50 SOMBRAS DE GREY- LIEAN (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora