Capítulo 29

68 7 0
                                    

Sábado 16 de abril de 2011


Ahora sí es real. Último día.

—¿Ha llamado alguien? —no sé ni porqué pregunto esto.

Kike, claramente, dice que no.

—¡Amiga, aquí! —Dani y Alice hacen señas con sus brazos mientras se broncean en las tumbonas.

—Vamos a patinar en hielo, ¿no? —pregunto a la vez que me siento.

—Sí, pero estamos tomando el último sol.

Una hora más tarde nos separamos para ponernos ropa adecuada para patinar.

—¡Chama, chama! —Dani me brinca encima cuando llego a la pista de hielo.

―Adivina quiénes están aquí ―está exaltada.

Pienso unos segundos. Pelo los ojos y hago un movimiento con mi cabeza jurando que mi amiga lee mis pensamientos. Asiente con su cabeza abriendo bastante sus ojos y sonriendo a la vez.

―¡No me jodas! ¿Rodrigo y Andrés? ―casi grito.

Daniela cambia la cara.

―No, gafa. Rodrigo y Juan... Andan con sus primos ―dice como si fuera adivina.

―¿Qué? ¿Es en serio? ―confirma haciendo un pequeño sonido como mjmm...

No sé si quiero verlo. No sé qué pensar. Me da vergüenza haber hecho un show anoche y, además, sé que verlo me hará olvidar todo.

Ya no quiero patinar. Súper inmadura, ya sé, pero es que soy débil. No, no, sin duda me tengo que ir...

—¿A dónde crees que vas? —Daniela jala de mi brazo.

—A la piscina, o a mi cuarto... no sé, pero me voy de aquí.

―No seas tonta. Haz que te vea feliz, que se arrepienta de todo lo que sucedió ayer. No te puedes echar para atrás ahora, too late my friend.

Tiene demasiada razón.

—Vamos a pasarla bien. Es el último día, no dejes que un niño estúpido lo arruine todo ―se queda callada―. ¿Vienes?

Respiro profundo y me trato de preparar mentalmente para lo que está por venir.

¡Mierda! Se me para el corazón. Veo cómo se sostiene de la baranda interna de la pista y su mirada encuentra la mía. ¿Por qué, Dios? Es demasiado bello y yo soy demasiado débil. Lo peor es que no le quito la mirada de encima, dejo que sepa que lo estoy viendo a él, a más nadie.

Nuestros hermanos llegan junto a Ricardo y Alice. Pedimos nuestros patines y nos sentamos en los bancos que se encuentran de frente a la puerta. Rodrigo se frena en la puerta. Nos está esperando, estoy segura.

—¿Qué haces? Sigue patinando

Escucho cómo Juan empuja a Ro para que continúe por la pista. ¡Qué alivio! Ya me estaba sonrojando.

Soy la última en entrar por obvias razones, pero es que prefiero evitar la situación aunque sé que tarde o temprano lo tendré que enfrentar.

Los Ferrante y Carlos se acercan a saludarnos.

—Hey.

Rozo su mejilla con la mía, cachete con cachete. Un saludo de mortales, de personas que no se conocen. Evito el contacto directo a los ojos y prendo fuego a mis patines (quise decir que comencé a patinar rápido).

Estoy tratando de hacer caso omiso a su presencia.

Por un rato, logro patinar con confianza, hasta compito con mis amigas para ver quién va más rápido. A Carol, la hermana de Alice, le cuesta mucho.

Un Crucero, tú y yo... ¡Piénsalo! [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora