Capítulo 32

61 8 0
                                    

Voltea a su izquierda y sigue firmemente con la mirada los pasos que Paolo da para acercarse a mí. Su mirada se encuentra con la mía a la vez que frunce el ceño.

Creo que la cagué.

Niega con la cabeza a la vez que clava su mirada en mí. Pasa su mano fuertemente por su pelo, no de forma sexy, al contrario, con angustia, decepción.

Sin duda la cagué.

Camino junto a Paolo hasta la pista y nos unimos al círculo de baile.

No puedo. No puedo. Necesito hablar con él.

―¿Podemos hablar? ―se me corta un poco la voz.

Interrumpo su conversación con un grupo de niños que desconozco. Gira su cabeza a ambos lados observando a los demás.

―Hablemos.

Se agranda. Cómo detesto esa actitud.

―Solos.

Con la mirada, señala una esquina vacía de la discoteca. Me dirijo hacia ella. Viene detrás de mí. Espera en silencio a que comience a hablar.

Trago saliva y me paro recta.

―No sé qué te pasa, pero me contaron que piensas que te odio y... ―me interrumpe.

―¡Yo nunca he dicho eso! ―contesta de mal humor.

―Bueno, la cosa es que no te odio. Soy incapaz de odiarte, no puedo hacerlo ―silencio incómodo―. Sí me molestó mucho tu actitud estos últimos días y el cambio repentino de tratarme mal.

―Luli, perdóname si pensaste que te estaba tratando mal. Tuve un momento sangrón, es todo, te lo prometo ―me agarra ambas manos mientras continúa la conversación.

―Está bien, Ro. Solo quería aclarar que la pasé muy bien contigo esta semana, que para mí ...

―Espera... Escúchame primero —respira profundo —. Perdón por cómo me puse. No estaba de humor. Tuve problemas con mi papá por estar contigo y por eso preferí alejarme, por el bien de todos.. o eso creí. Mi papá dijo que lo que estaba haciendo contigo estaba mal, que estaba jugando con tus sentimientos y no me estaba comportando como él me educó. No está de acuerdo con nuestra relación porque sabe que tú vives en Venezuela y, pues, yo en México...

―Independientemente de eso, no había motivos para que la agarraras conmigo —habla la Luli fuerte —. Además, te pregunté varias veces qué te pasaba y me decías que te dolía la cabeza y cosas por el estilo. De repente tus amigos dicen que ya no esté más contigo, que no puedes estar conmigo y tu actitud mostraba exactamente lo que ellos comentaban. ¿Por qué no me lo dijiste tú? ¿Por qué tienes que mandar a otros a decir tus palabras? Me lo pudiste haber dicho tú.

Suelto sus manos al acordarme de toda la rabia que he pasado en los últimos días. Cruzo mis brazos a modo de defensa.

―Mierda, Luli ―sujeta su cabeza con las dos manos―. No es que no quería estar más contigo, es que no podía. No sabía cómo estar sin ti. Me asusté. La cagué, lo sé, la cagué. Perdí dos días contigo y sé que me arrepentiré toda mi vida por esto.

Hace una pausa larga, pasa su lengua por sus labios y vuelve a respirar profundo.

—Luli, me alejé de ti porque de verdad me gustas. Me encantas y mucho. Me distancié porque me enamoré como un pendejo... Estoy enamorado de ti.

Sostiene mi rostro con ambas manos y clava su mirada en mí. Mi corazón escuchó fuerte y claro. Ahora tiene toda mi atención. Mis ojos evitan el contacto directo, pero es que ese brillo en sus ojos me confirma que está diciendo la verdad.

Un Crucero, tú y yo... ¡Piénsalo! [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora