Capítulo 4: El mejor amigo de mi hermano

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—Dos empanadas de queso, por favor.

—Y una dona de chocolate para mí —pide Mory detrás de mí.

Estudiamos con Alexa mientras nos tapuzamos la comida. Bien grasienta, pero bien sabrosa. Mis empanadas son color amarillo fluorescente de tanto aceite que les chorrea. Creo que las disfruto tanto, que no me estreso por el examen ni un poquito.

—¿Cómo saliste? ¿Pasaste? —Mory se muerde las uñas.

Esperamos que nuestros papás nos recojan.

—Lo que nos explicó Alexa me ayudó un poco... mas no sé si pasé. Espero que sí.

Sinceridad siempre.

Quiero revisar mi celular, pero me da miedo que alguna profesora me vea usándolo y me lo quiten por un mes, como la vez pasada. Están prohibidos dentro del colegio, cosa que me parece absurdo. ¿Y si tengo una emergencia? ¿Y si mi mamá tiene una emergencia?

Dicen que los papás deben llamar al colegio en ese caso, pero mamá no sabe el teléfono de aquí, es más probable que sepa mi número y pueda llamarme desde cualquier lado...

Estoy demostrando todo mi odio hacia el colegio, lo sé. ¿A ti también te amenazan en el tuyo? "Te vamos a sancionar por tener la falda arriba de las rodillas", "las medias están por debajo de la medida solicitada", "las uñas sin esmalte", "el cabello desamarrado es una infracción", "no se puede comer chicle", "no se come en clases", "¡presta atención!", "no se bosteza en el salón"...

¡Puras estupideces!

Ya vivimos el claro ejemplo ayer con la directora ayer. Son cosas que no tienen coherencia alguna.

El colegio de Kike es muchísimo más cool. Siempre quise estudiar ahí, pero papá no me dejó.

Su colegio es mixto, no como este, y sé que eso nos preparará mejor para la convivencia en el futuro. Igual, cuando seamos grandes, vamos a trabajar con hombres, vivir con ellos, casarnos con ellos, o tener hijos varones... eso de separar los colegios por género es innecesario. Crea inseguridades y no nos prepara para la vida real.

El punto de todo esto era el celular. Abro un poco mi bolso y lo enciendo sin que se vea.

Tengo un mensaje. Espera, es un mensaje de...


Eduardo:

Épale, Luli, ¿qué harás en Semana Santa? Creo que nos vamos en el mismo vuelo a Miami, así que nos vemos pronto. Un beso.


¡¡¡QUÉ!!! Estoy en shock ¡Lo que me faltaba! ¡Un mensaje de Eduardo!

Eduardo —viene con suspiro incluido— es un chamo bellísimo, de tez blanca, cabello castaño oscuro, con suaves ondas que caen a un costado de su frente.

Sus ojos verdes jamás pasan desapercibidos, menos con esa mirada encantadora. Sus labios gruesos provocativos, siempre con una sonrisa perfecta, blanca, brillante y encantadora.

Su altura de atleta profesional inspira protección. Su cuerpo, su hermoso cuerpo que provoca acariciar, sobre todo su marcado abdomen, que atrae a todas las niñas que lo han visto sin camisa.

Sus brazos como los de un dios, grandes y fuertes, nos derriten al instante. Y la seguridad en sí mismo intimida tanto como Jacob Black en Crepúsculo.

Y lo mejor, es que tiene diecisiete años. Dos años mayor que yo.

Este año se gradúa del mismo colegio que mi hermano. Así que sí, es lo que estás pensando... aunque me encante y sea totalmente perfecto, hay algo que me desagrada de él: efectivamente es amigo de Kike.

Un Crucero, tú y yo... ¡Piénsalo! [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora