Capítulo 23

74 9 0
                                    

Jueves 14 de abril de 2011


Se escucha una voz en inglés a través del parlante del crucero. Una voz femenina avisa que anclamos en Saint Martin, última parada antes de regresar a Fort Lauderdale.

Son las 8:30 a.m. No dormí muy bien pensando en el cambio de actitud de Rodrigo. Espero que hoy sea distinto.

Me levanto de la cama. Mis compañeros abren sus ojos. Aprovecho para entrar al baño y arreglarme.

Suena el teléfono. Me acerco y leo en la pantalla R. Ferrante 2423. Atiendo rápidamente.

―¿Aló? ―contesto un poco nerviosa.

―¿Bueno? ¿Luli?

―Hola, ¿cómo estás? ―soy un poco seca.

No sé qué actitud tendrá, prefiero estar precavida.

―Buenos días, guapa. Muy bien ¿y tú? ¿Cómo dormiste?

Pésimo, dormí pésimo porque no te entiendo y me estresa.

―Bien, normal ―respondo sin querer complicar las cosas.

―Oye, ¿ya vas subiendo a comer? ―hace una pausa.

―Sí, ahora en un ratico subo a desayunar.

―Va, bueno ahí te espero para saludarte ―ya se dio cuenta de mi incomodidad.

―Ok, dale. Bye ―cuelgo.

Me encanta este niño, pero no voy a jugar a las adivinanzas. No entiendo si es bipolar, loco o se fastidió de mí. Aunque la última es imposible, porque acaba de llamar. No tendría mucho sentido.

Espero que mis roommates estén listos. Papá y Karina también están listos para subir.

Nos subimos al ascensor y papá me observa fijamente.

―Ayer llegaste temprano a dormir ―dice sin quitar su mirada de mis ojos.

Afirmo con la cabeza.

―¿Por qué llegaste a esa hora? ¿Está todo bien? ―interroga.

―Sí, solo me dolía la cabeza y quería revisar si tenía pastillas, pero no había, entonces mejor me acosté a dormir ―sonrío a medias.

―Yo dejé unas pastillas para el dolor de cabeza sobre la mesa de noche. Llevan ahí como tres días ―se mete Kike en la conversación.

―Ah, no las vi, solo revisé el baño y las gavetas ―mentí.

Obviamente no me dolía la cabeza y de ser así, pues me dolería de tanto pensar.

Entramos al buffet, cada uno coge un plato e inspeccionamos lo que hay. Karina busca una mesa para todos antes de elegir qué comer. Encuentra una y le ofrezco sentarme mientras ella se sirve su desayuno. Todos andan buscando su comida.

Veo a Rodrigo pasar y finjo haberlo visto. Me está viendo, puedo sentir su mirada sobre mí.

Se acerca cada vez más. Hasta que siento que hay alguien parado a mi lado. Tiene que ser él. Volteo y ahí está.

Con solo verlo se me olvida todo lo malo. No puedo estar "mal" con él. Menos con el tiempo contado.

Me levanto y lo saludo bien. Le doy un abrazo.

—Te estaba esperando.

¿Cómo es que tres simples palabras me aceleran el corazón tan rápido?

Se acercan mi papá y Kike a la mesa.

―¡Buen provecho! —dice dirigiéndose a mi familia—. Los dejo para que coman tranquilos ―sonríe y vuelve su mirada hacia mí—. Por cierto, ¿a qué playa van? ― pregunta antes de despedirse.

Un Crucero, tú y yo... ¡Piénsalo! [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora