Kristen
Tome el volante entre mis manos mientras trataba de controlar mi respiración, estaba sumamente nerviosa y eso que apenas estaba en la acera unas cuadras más atrás del hotel. Todo dentro de mi era un manojo de nervios, peor que cuando vine la primera vez, aunque igual que la primera vez hice una respiración profunda y salí del auto.Antes de llegar al hotel, me coloque el antifaz de encaje color negro, para después comprobar en el reflejo de una ventana de un coche que haya quedado perfecto sin arruinar mi cabello.
Al igual que todas las noches llegué a recepción y vi a la misma mujer rubia de siempre pero está vez mi mente dio un tirón al pasado, ella al igual que todos los empleados llevaba un antifaz pero una corazonada me hizo sentir que ya lo conocía y no precisamente por estás fiestas.
Ignore aquella alerta para continuar con el mismo recorrido de siempre, pasar de una recepción a otra, pasillos secretos y grandes puertas de madera para llegar a la puerta de cristal que ahora estaba frente a mí.
Observe una vez más mi reflejo sintiéndome orgullosa por usar el vestido rojo que me regaló Henry hace varios años, tenía un escote en V, en la parte de la cintura tenía una pequeña cintilla horizontal que se ciñe a mí cintura, en la parte inferior toda la caída es más suelta pero con una pequeña abertura en la pierna izquierda.
Con ambas manos abrí las puertas y como es habitual a nadie le importo mi presencia lo cual jamás había notado que me agradaba, cada quien estaba en lo suyo pero a su vez me hacían parte de todo esto. Caminé hacia al bar para tomar asiento y esperar el momento que tanto estuve imaginando desde ayer.
Uno de los barman se acerca a mi y aprovecho para pedir un vodka el cual me lo da en ese preciso momento, bebo de aquel licor que quema mi garganta buscando valentía la cual ya estoy dando por perdida.
—Un gusto verte, Eliza — siento su voz gélida en mi oído lo cual hace detener el movimiento de mi pierna la cual ni siquiera había notado que estaba en movimiento.
Trato de no girar a verlo por dos cuestiones la primera odio que me llamen Eliza y la segunda necesito controlar mis emociones, bebo otro trago de vodka antes hablar.
—Lamento informarte que me confundes — se apoya en la barra a un lado de mí para observar mejor cada acción que emita.
Ahora sí Kristen
Plan A: hacerle creer que está en un error
—¿Me equivocó Eliza? — pregunta sarcástico — lamento informarte pero yo nunca me equivocó.
—Siempre hay primeras veces para todo — finjo desinterés mientras paso mi dedo por la orilla del vaso.
—¿Fingiremos demencia?, ¿haremos que no nos conocimos ayer?, que no se donde trabajas y que además me insultaste.
—Yo no trabajo para ti — ataque algo indignada — además tampoco te insulte — antes de que pudiera pensar mis palabras ya las había dicho y deslumbre la sonrisa de triunfo en su rostro.
Mierda, supo cómo atacar
—Esta bien, Jackson nos conocemos y trabajamos juntos— aclaré.
Plan B: terminar con todo esto
—¿Y? — preguntó.
—Y una de las reglas que acordamos es que nunca nos conoceríamos, ni yo sabría de ti, ni tú de mí y está más que claro que esa regla está rota — me atreví mirarlo a los ojos para toparme con nada, su mirada no me decía absolutamente nada así que continúe — no quiero poner en peligro mi trabajo, yo tengo todo que perder y tú no, mi trabajo es todo lo que tengo y por lo cual me he esforzado demasiado, he sacrificado horas, amigos, todo, porque siempre había soñado con lo que tengo y ahora no será la excepción sacrificaré esto — señale el lugar — por no salir perjudicada, y no quiero que esto se oiga egoísta por solo hablar de mis intereses pero seamos sinceros yo pierdo más que tú, tu puedes continuar como si nada pero yo no, por eso he decidido que esto que teníamos se acabe aquí.
No dice nada, absolutamente nada, se mantiene ahí parado frente a mí, mientras que su rostro permanece en blanco, ni siquiera sus ojos expresan algo, y a la vez creo que prefiero que sea así, tal vez es un indicio que esto llegó a su fin.
—Fue un placer conocerte Michael — me levanté del banco para comenzar a caminar sin siquiera mirar atrás, sintiendo un nudo inmenso en mi pecho, atravesé la pista de baile pero antes de que pudiera dar otro paso más sentí una mano, su mano, sujetando mi codo deteniendo mi andar, gire hacia su dirección pero a diferencia de hace un rato su mirada decía más que las palabras.
—Si está es nuestra última noche juntos, déjame convertirla en la mejor noche de nuestras vidas.
No sé si fueron sus palabras o como lo dijo, si fue su mirada o fue porque internamente yo también deseaba esto, pero terminamos en su suite; mientras él entraba decidí caminar hacia la habitación esperando un algo incierto.
Tenía que hacerme la idea que está era la última vez, era la última vez que venía a estás fiestas, la última que pisaba este hotel, está suite, la última vez que me arreglaba para estás fiestas, la última vez que estaba con él, la última vez que estuviéramos juntos solo siendo dos desconocidos.
—La mejor noche de nuestras vidas es un gran objetivo — casi pude sentir su sonrisa a pesar de estar de espaldas a él.
—Yo creo que puedo lograrlo — gire hacia su dirección — pero primero — paso sus manos por las cintillas del antifaz para después desatarlas — creo que esto ya no es necesario — lo deposito en un mueble cercano.
—Supongo que no — imite su acción y le quite el antifaz, a pesar de ser una simple acción todo se sintió tan íntimo que aceleró un poco mi corazón.
Solo coloque el antifaz en el mismo mueble que él para en segundos sentir sus labios sobre los míos, voraces, dominantes, frenéticos y llenos de deseo, ambos explotamos toda esa energía y deseo acumulado de ayer, de hoy y del futuro, esto era más que una despedida era un recordatorio de todo lo que fuimos.
[…]
—Después de esto que sigue — su voz me hizo girar a verlo, lo cual fue un error porque el brillo de la luna iluminaba su rostro de una manera única.
—Esto jamás sucedió, todo esto queda aquí, solo hablaremos para lo estrictamente laboral — mordí mi labio algo dudosa — no mezclaremos la situación, esto es el fin de nosotros — sonreí tratando de hacer la situación un poco más ligera.
—¿Fue la mejor noche de tu vida? — sonreí divertida.
—Si, lo fue y no solo la mejor sino que jamás lo olvidaré — antes de poder meditarlo me beso pero por primera vez fue diferente porque no hubo frenetismo, fue un beso dulce, lento, de despedida .
—Fue un placer conocerte Kristen — susurro cerca de mis labios esperando a que me volviera a besar pero no lo hizo, depósito un último beso en mi frente — ahora duerme.
A pesar de haber sonado como una orden, obedecí y me acurruque entre sus brazos, las despedidas siempre duelen y son melancólicas pero está solo me hace sentir en paz, me tranquiliza saber que estamos bien y que todo continuará así, aunque eso no significa que esta despedida no deje de doler por el significado detrás de todo esto.
⚜ El fin pero el comienzo de algo nuevo
Canción recomendada: Enchanted de Taylor Swift
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𝐒𝐢𝐧 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐨
Romance-Solo hay dos cosas que debes entender: •La primera, no nos conoceremos, tú no sabrás quien soy y yo no sabré quien eres. •La segunda, todo será sin compromiso... -Añadiré una tercera: no existirá el amor