Yibo metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y se aclaró la garganta.
—Deberías meter en un bolso lo que vayas a necesitar esta noche.
—¿Cómo dices? —el cuerpo de Zhan se tensó.
—No vas a quedarte aquí.
—Aquí estoy perfectamente.
La perra, que se había quedado dormida a los pies de la cama, escogió aquel momento para gemir y revolverse entre sueños.
—Ni siquiera tu perra está cómoda aquí —observó Yibo con una leve risa irónica.
—¿Tenemos que discutir esto ahora? Mira, es muy tarde y no quiero discutir ni ponerme a hacer otra cama, ¿de acuerdo?
Yibo se pasó una mano por el pelo.
—Está bien, pero mañana te trasladas a la casa.
—¿No te parece más importante aclarar qué pasa con esta ridícula herencia?
—¿Te parece ridícula? —Yibo frunció el ceño ante el adjetivo que había elegido.
Podía haber ocupado inesperada, insólita o sin duda generosa.
—No tiene sentido.
—¿No se te ocurre ninguna razón por la que Yang quisiera dejarte tanto dinero?
El color volvió a huir del rostro de Zhan, que lo miró desafiante. Wang pensó que en su mundo varios millones de Yuanes no significaba nada, pero obviamente para Xiao Zhan era una cifra astronómica.
Va ser muy sencillo comprar su parte, pensó el castaño.
¿Pero entonces por qué no sentía la satisfacción que siempre acompañaba a la certeza de que un negocio ya era seguro, de que estaba cerrado?
Zhan seguía mirándolo fijamente y Yibo comprendió que no solo estaba desconcertado. Parecía tan exhausto como él.
—Consúltalo con la almohada, manitos —le aconsejó mientras se dirigía hacia la puerta—. Mañana hablaremos.
—¡Yibo!
Wang se detuvo con la mano en la puerta.
¿Por qué se le había acelerado su corazón al oírlo pronunciar su nombre?
—Siento lo de antes… haberte confundido con un ladrón.
Yibo se volvió y le devolvió la mirada con una leve sonrisa y un repentino nudo en el estómago.
—Yo no.
Cuando se cerró la puerta Zhan apoyó su sofocada frente en el frío cristal de la ventana y se llevó una mano al sobrecargado corazón. No era justo que la sonrisa de un hombre tuviera un efecto así, y menos de un hombre tan obviamente fuera de su alcance.
Por las fotos sabía que era un tipo espectacular, pero ni eso ni las historias de Yang podía haberlo preparado para conocer a Wang Yibo en carne y hueso. Sus ojos oscuros le habían acariciado calentado su cuerpo y sensibilizado hasta la última célula de su piel."Yo no", había dicho.
Como si la oleada de deseo que había sentido él hubiera sido mutua. Como si un hombre que podía elegir entre las personas más elegantes, bellas e inteligentes del mundo fuera a interesarse justamente en alguien como él.
A través de la ventana vió como se iban encendiendo a la distancia las luces de la casa marcando su paso. De la gran entrada pasó a la zona del living, y luego al segundo piso a los dormitorios. De repente su cuerpo volvió a tensarse.

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UNCONDITIONAL TO YOU
FanfictionLa Oveja Negra de la familia Wang regresaba y el sonriente entrenador de caballos sabía todo sobre él.