Fundación

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Xiao Zhan lo encontró a la mañana siguiente en el establo, delante del cubículo de Wonderful. Con el pulso desbocado se detuvo a contemplarlo. Yibo era todo lo que podía desear en una pareja, pero no era capaz de decírselo.

Con el corazón en un puño vió cómo la yegua se aproximaba a Wang precavida, indecisa, pero sin sacudidas de cabeza ni resoplidos. Solo hubieran hecho falta unas palabras de ánimo para que se acercara y se dejara acariciar. Zhan deseó en silencio que Yibo extendiera la mano, que se lo facilitara un poco.

Pero se apartó y pasó al siguiente cubículo.

Se estaba despidiendo, y al comprenderlo Zhan se sintió morir.

Estaba a punto de irse. Era la última oportunidad que tenía de abrirle su corazón. Si Wang se hubiera vuelto y lo hubiera visto allí…

Si le hubiera ofrecido una palabra de ánimo, un gesto…

Pero Yibo siguió alejándose hasta desaparecer por el otro extremo del establo. ZhanZhan inspiró profundamente y el aire olía a cuero, a caballo, a heno de alfalfa… pero ninguno de esos olores familiares le proporcionó ningún alivio. Y se preguntó si algún día volvería a encontrarlo.

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La vida sin Yibo era exactamente como Zhan se la había imaginado. Vacía, solitaria y gris, como el cielo permanentemente nublado.
Ni siquiera los bizcochos de chocolate que había hecho GuanYue para animarlo sirvieron de nada.

—¿Te preocupa algo? —preguntó la mujer.

—Es este maldito tiempo, que está empezando a afectarme.

—¿Solo el tiempo? —insistió GuanYue con una sonrisa comprensiva—. Lo echas de menos, puedes admitirlo.

—Qué tontería. Solo hace un par de días que se fue.

—Un par de días es mucho tiempo cuando se está enamorado.

Zhan se echó a reír tímidamente.

—¿Tan evidente soy?

—Para una mujer vieja como yo, sí —dijo GuanYue—. ¿Se lo dijiste?

—No —confesó él—. No puedo irme a Estados Unidos. No podría vivir allá.

—¿Te lo pidió Yibo?

—Me pidió que lo acompañara, que fuera su pareja en esa gala benéfica para ayudar niños.

—¿Y tú te negaste rotundamente?

—No podía irme así, sin más —intentó justificarse.

GuanYue alzó una ceja.

—Podrías si hubieras querido. Sabes perfectamente que ZhuoCheng y yo nos arreglariamos bien sin ti. Podrías contratar temporalmente a alguien, al viejo Lan An, o al hermano de JiaCheng.

—Pero no sé lo que siente por mí, no sé qué esperaría de mí si hubiera ido con Yibo a Nueva York. No quiero que vuelvan a partirme el corazón. Otra vez no.

—Yibo no es como aquel bastardo —dijo la dulce mujer.

—Lo sé, pero puede hacerme todavía más daño.

—Oh, cariño —dijo GuanYue acercándose a él y abrazándolo—. Muchas cosas nos hacen daño, ¿pero sabes qué es lo peor? Arrepentirnos de no haberlas hecho.

Zhan se agitó inquieto en su silla.

—¿Estás diciendo que debería viajar?

—Eso tienes que decidirlo tú, pero creo que es hora de que dejes de mirar atrás y tomes las riendas de tu futuro.

Al iniciar la búsqueda en Internet Xiao Zhan se repitió que lo hacía por mera curiosidad

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Al iniciar la búsqueda en Internet Xiao Zhan se repitió que lo hacía por mera curiosidad. Simplemente quería saber algo más sobre aquella organización benéfica con la que colaboraba Yibo.

La Fundación "Gusuland".

Al cabo de media hora encontró lo que buscaba en una reseña. Entonces empezó a entender lo que Yibo había sido de niño y el hombre en que se había convertido.
Vió al joven Yibo en las descripciones de los chicos a los que ayudaba la fundación. Niños que rescataban de una existencia sin esperanza y a los que llevaban a lugares y ofrecían experiencias que nunca hubieran imaginado. Campamentos en paraísos naturales, expediciones en kayak, montañismo, viajes a lugares donde podrían demostrarse a sí mismos su valentía y fortalecer su autoestima.

El objetivo de la fundación era demostrar que con valor, compromiso y una actitud positiva podían conseguir cosas que jamás habrían podido imaginar. Zhan se acomodó en el sillón del despacho.

Era el valor, el compromiso y la actitud positiva que él necesitaba para ser dueño de su futuro.

No tuvo que leer más para comprender que el compromiso de Yibo con aquella organización no era el de un simple afiliado. Aquello explicaba las numerosas expediciones y aventuras que había emprendido en los últimos años, y por qué estaba incomunicado al morir Yang. El corazón se le encogió dolorosamente.

¿Cómo era posible que no lo hubiera entendido, que no hubiera visto al instante la clase de hombre que era?

Se enfrentó de nuevo a la pantalla del ordenador e inició una nueva búsqueda, esta vez con las ideas más claras. Necesitaba saber más sobre la gala y la subasta. Tenía que haber algo que pudiera hacer y que requiriera valor, capacidad de compromiso y determinación. Para ello tendría que salir de su territorio, pero si lo conseguía, quizá también pudiera demostrarse a sí mismo que era digno de Wang Yibo.

 Para ello tendría que salir de su territorio, pero si lo conseguía, quizá también pudiera demostrarse a sí mismo que era digno de Wang Yibo

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Dos más y es el final de esta historia, así que la dejaré hasta aquí!!😄👌💕

Tres capítulos para recompensar la paciencia de esperar por nosotras 😘❤️

Hasta mañana 😽

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