Desde el otro extremo de la casa llegó el sonido de una puerta al cerrarse, y Zhan saltó de la cama.
—¿Qué pasa? —preguntó Yibo abriendo unos ojos soñolientos.
—¿Están aquí? ¿Zhan? ¿Yibo? —se escuchó una voz subiendo las escaleras.
—Cheng —murmuró Zhan lanzándose al suelo mientras empezaba a buscar frenéticamente algo que ponerse entre la ropa tirada en el suelo.
Finalmente se puso una camiseta de Yibo vuelta del revés—. ¡Viene hacia aquí! ¿Qué hora es? ¿Y quién viene con él? ¿Tienes unos shorts que prestarme?—En el cajón de arriba.
Se puso unos boxers que encontró a primera vista sin dejar de mirar horrorizado hacia la puerta.
Yibo lo observaba divertido y perfectamente tranquilo.
—¿Hay alguien en casa? —esta vez la voz de ZhuoCheng sonó muy cerca, probablemente en el pasillo.
—Ahora voy —dijo Yibo, pero Zhan ya salía disparado por la puerta.
Estuvo a punto de chocar con Cheng, cuya alegre sonrisa se heló mientras sus ojos pasaban de la extraña vestimenta de Zhan a la puerta de la habitación de Yibo y después se clavaban en un punto indefinido de la pared. Su rostro se volvió de un intenso color carmesí, aproximadamente el mismo que el de él.
—Ayer pensé que se habían retrasado por la tormenta y no me preocupé, pero al no verte en los establos esta mañana, mamá dijo que debería entrar por si te pasaba algo.
—¿Mamá?
—Se le ocurrió venir a ver si querías que te echara una mano con la casa.
Antes de que Zhan pudiera decir nada, oyó ruido a su espalda y sintió sobre sus hombros el suave peso de las manos de Yibo, que lo atraían contra su torso desnudo. Al menos se había puesto unos jeans, aunque no hacía nada por disimular la razón de que se hubieran dormido.
—¿Por qué no pones la cafetera, ZhuoCheng? Ahora mismo estamos contigo.
El nombrado desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y a Zhan le hubiera gustado poder hacer lo mismo. Yibo apretó sus hombros suavemente, como intentando ablandarlos.
—Se iba a enterar de esto aunque no hubiera entrado en la casa, así que no te preocupes. Nada ha cambiado. Sé tú mismo, ¿de acuerdo? —murmuró contra su pelo, y a continuación depositó un tierno beso en su cuello.
¿Que nada había cambiado?
Zhan sintió como un martillazo en el corazón.
¿Y qué esperabas, Xiao Zhan? ¿Declaraciones de amor y promesas de devoción eterna?
Eso ya lo había oído y sabía lo poco que significaba.
Yibo lo hizo darse la vuelta. Puso un dedo bajo su barbilla y lo obligó a levantar la cara.
—¿De acuerdo? —su mirada era serena y tranquilizadora.
—De acuerdo —dijo Zhan. Con un esfuerzo sobrehumano consiguió sonreír y se apartó de Wang—. Voy a ponerme algo más de ropa. Creo que ya hemos asustado bastante a Cheng por hoy.
Después de una reparadora ducha se sintió más humano. La vida no parecía tan trágica después de todo. Y cuando salió de su dormitorio y percibió el aroma del pan tostado y el café perdonó a GuanYue y a ZhuoCheng su inoportuna entrada.
Los gruñidos de su estómago le recordaron que en el frenesí de la pasión Yibo y él habían olvidado cenar, y después estaban demasiado cansados para molestarse.
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UNCONDITIONAL TO YOU
FanfictionLa Oveja Negra de la familia Wang regresaba y el sonriente entrenador de caballos sabía todo sobre él.