La yegua estiró su largo cuello por encima de la puerta, animando a Zhan a recoger las riendas y a rascarle detrás de las orejas. Yibo dió un paso adelante con precaución. Wonderful hizo rodar sus grandes ojos, pero no abrió la boca.
Un buen principio.
Otro paso más, y un tercero, el animal echó las orejas hacia atrás y pateó con fuerza la pared de madera.
–Ya estoy bastante cerca, ¿verdad? –dijo Yibo.
La yegua relinchó amenazadoramente.
Zhan dejó escapar una breve risa.
–¿Corre mucho?
–Como el viento.
–¿Eso sientes cuando la montas, como si cabalgaras el viento?
–Sí, exactamente –dijo él con voz soñadora–. ¿Cómo lo sabes?
–Supongo que se parece al esquí. El viento, la velocidad, la sensación de libertad. Hay montañas como esta yegua, arrogantes y con carácter. Y luego están las demás.
Zhan rió suavemente.
–Me imagino cuáles son las que te gustan.
–Me gustaría probarla –dijo Wang.
–¿Quieres montar en calesa?
–En una calesa tirada por esta yegua. ¿Me enseñarás?
–¿Pero qué dices? ¿Es que tu primera clase de conducción la diste en un Ferrari?
–No, en un Jaguar.
Zhan lo miró fijamente un instante y de repente rompió a reír. Yibo sintió que aquella risa penetraba hasta la médula de sus huesos.
–¿Y bien? –insistió mientras intentaba controlar sus sentidos.
Él miró a la yegua, que seguía mirándolo con ojos amenazadores.
–Cuando puedas dominarla te enseñaré a montar.
–Entonces creo que tendré que conformarme con mis montañas –dijo Yibo encogiéndose de hombros.
–Podrías aprender con otro. Fire es todo un caballero –ofreció Zhan.
–Gracias –dijo lentamente–. Pero creo que prefiero arrogantes y con carácter.
Zhan encajó el comentario sin pestañear.
–Es una pena que tengas tan poco tiempo. Con un temperamento así tardará meses en aceptarte.
–¿Sí? –dijo Yibo mirándolo a los ojos–. Entonces los dos saldremos perdiendo.
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A pesar de todo, Zhan no dudaba que Yibo acabaría aceptando el desafío, y varios días después lo encontró plantado delante del cubículo de Wonderful con la mano sobre la puerta. La yegua dió un paso adelante con precaución para olfatear la mano de Yibo. Y este respondió con una leve risa y murmuró unas palabras al animal.