El menor se encontraba acostado bajo las cálidas frazadas esperando los brazos de su chico para poder dormir en paz y sentirse amado.
Escucho la puerta de su alcoba abrirse y se levantó de un minuto a otro, pensando que Chan entraría por ahí. En vez de eso entro Minho con una taza de té, según el ayudaba a la migraña.
— Muchas gracias.
Le regaló una sonrisa a su amigo y este se sentó al lado de su cama, Felix le empezó a contar lo bien que estaba pasando esos días al lado de su príncipe azul.
Minho solo escuchaba con atención y sonreía cuando la ocasión lo ameritaba.
— Sabes pensé que te gustaba el príncipe Hyunjin y por eso me habías echo tantas cosas. Pero Yuna ya me conto
Su mayor le volvió a regalar una sonrisa pero está se desvaneció al ver que Felix tiraba todo su té por la nariz.
— Lo siento...
Uso sus manos para darle aire al rubio que trataba que su nariz dejara de arder.
— Qué te d-dijo?
Hablo tartamudeando aún por el dolor en sus fosas nasales, sin contar que la bebida está hirviendo.
— Qué vienes de otro mundo o algo así?
Puso un dedo índice sobre su mentón recordando las palabras que la princesa le había contado.
— No te sorprende?
— Una cosa me llevo a un baile dónde conocí al amor de mi vida y después todo despacio a las 12:00, no es lo más raro que e visto. Créeme un hada padrino? Son más raros.
Felix río recordando a Changbin con sus alitas y su varita mágica, no solía parecer un hada por su carácter fuerte pero en verdad era adorable con su estatura.
— Supongo que el verdadero Felix no ha cambiado... Me alegra que estés feliz con este Chris.
Tomo su mano y la acarició de forma muy tierna, de alguna forma debía protegerlo y ayudarlo ahí.
— Deberías contarle todo a Chan, lo más seguro es que te proteja más y nunca te deje salir de aquí. Sabes que! Ya lo traigo.
Felix negó divertido.
— No quiero hacerle daño, en algún momento me iré y lo más seguro es que no vuelva aquí.
— Entonces prefieres que vuelva el tonto Felix, sin ofender, y le rompa el cocoro?
El menor asintio y siguió con sus cosas. Minho se despidió para después salir a terminar su trabajo, no por ahora ser uno de los amigos del príncipe tenía derecho a pasearse sin hacer su trabajo.
En cambio Felix al ver que Christopher no llegaba a su lado decidió salir a buscarlo para llevarlo a su cuarto y obligarle se acueste a su lado, mientras duermen calentitos.
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— Channie. mi amor!
Gritaba por los largos pasillos, muy emocionado y enamorado. Los apodos de Chris cambiaban cada ver qué gritaba.
— Lobito!
Buscaba ya medio castillo y no lo encontraba no sé suponía que el como su guardia real debería estar las 24/7 a su lado.
Hizo un puchero tierno en forma de reclamo.
Bajo a los calabozos y un escalofrío le recorrió al recordar la última vez que estubo ahí. Pensó que tal vez Chan tubo ganas de visitar a doña no me importa nada y quiero matar a todos.
— Chris!
Gritó de nuevo y al no recibir respuesta se dispuso a salir de ahí, de no ser por el terrible dolor en su cabeza volvió y más fuerte, chilló y entro en el lugar más cerca. Dentro de esa habitación tomo aire calmando el dolor.
— Miren a quien tenemos aquí de nuevo.
Escucho esa molesta voz, atormentando más su pobre cabeza que luchaba por no reventar ante el chillido en su mente.
— Me encanta que hasta en la vida real, te quiera matar.
Río muy feliz y aplaudiendo esperando que el menor se calmara un poco.
— Usted es una maldita.
Cogió su cabeza entre sus palmas recuperándose poco a poco de todo lo que le estaban produciendo.
— Nunca me va a matar mientras esté aquí, hay gente que me está cuidando afuera.
Recordó a sus amigos, quienes lo salvaron en primer lugar estaba seguro que no dejarían que alguien rentara contra su vida.
— De cualquier forma te vas a morir aquí Felix.
Bostezo cansada y apunto al brazo del rubio. Este alzó un poco su manga, carajo había olvidado ese detallo. La herida que antes parecía recién cicatrizada ahora estaba algo rojiza y sin costra.
— Eso es lo que pasa cuando te metes a un lugar que no perteneces. Creo que deberías volver a tu infeliz vida sin mi hijo. No lo crees, Lixie?
Este negó y salió del lugar, no podía irse aún... No quería, si volvía a su mundo se olvidaría de los besos de Chan, de sus palabras bonitas. No podía! No!
— Estás bien?
Sintió sus manitas siendo agarradas fuertemente, alzó su cabeza encontrandose por fin con el tonto de su chico.
— Sigo aturdido por el dolor no es nada.
No le importaba si la herida en su brazo se seguía abriendo hasta el punto de sangrar, el quería estar ahí. En un mundo donde Chan si lo quiere y su vida no es una mierda.
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