Epílogo

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El aeropuerto se encontraba casi lleno, había muchas personas que saldrían del país, pues eran vacaciones de navidad. Entre ellos estaba Helen, que visitaría a sus padres para pasar la Navidad con ellos, mientras yo me había propuesto cenar con mis padres.

Jos me acompañaba a despedir a Helen, íbamos tomados de la mano sin importar que nos mirara la gente.

Un par de fans se acercaron a saludarlo, yo me aparté para que pudieran tomarse una foto. Pero una de las chicas dijo que podía salir en la foto, que sería un honor tener una foto con la novia de Jos.

—Ven ____— me extendió la mano Jos, y me colocó junto a él, mientras me abrazaba y además abrazaba a sus fans.

—Gracias— dijeron ambas chicas —. Hacen una linda pareja— nos sonrieron antes de retirarse.

No pude evitar sonreír.

Estaba feliz de que la mayoría de los problemas se fueran, pero no todo era un cuento de hadas, había fans que me atacaban anónimamente en mis redes sociales. Pero ahora tenía la fuerza suficiente para enfrentarlo, le había pedido a Jos que no hiciera nada al respecto, pues yo no quería que él fuera grosero con sus fans.

—Ya tengo que ir al avión— dijo Helen, quien me abrazo de inmediato.

—Voy a extrañarte— dije en medio del abrazo.

—Solo me iré unos días, no sufras por mi.

Comencé a reír por su comentario.

—Que te vaya bien Helen— se despidió Jos.

—¿Quién lo diría, que mi ídolo estaría despidiéndome en el aeropuerto?— dijo Helen —. Además sale con mi prima. Estoy segura de que me van a atacar con preguntas mis amigas de allá.

—Fue una de las razones por las que no te conté lo de Jos, estaba segura que me atacarías con preguntas.

—A mi en realidad no me molesta, seré el centro de atención entre ellas— sonrió victoriosamente.

Nos volvimos a unir en otro abrazo que sería el definitivo de la despedida.

—Adiós chicos, los quiero.

Se alejó de nosotros para poder enseñar sus boletos y por fin ir a su destino.

Jos me dio un beso en la frente, la cual quedaba exactamente a la altura de sus labios. Y me abrazo, supuse que estaba dándome apoyo, aunque no era como que Helen se fuera para siempre. De cualquier forma lo abracé de vuelta, pues siempre todo era un buen pretexto para poder hacerlo.

Me tomó de la mano y corrimos, no entendía hacia donde nos dirigíamos, pero estaba acostumbrada a eso en Jos y yo solo me dejaba llevar.

Llegamos a un escondite, me recordaba mucho al lugar en donde todo comenzó, no era el mismo pero vaya que se parecía, cuando corrimos de sus fans el día que nos conocimos.

—¿Por qué tuve que correr contigo y no lo hiciste tú solo?— pregunté tratando de revivir ese momento.

—No lo sé, quería seguir presumiendote sobre mi fama— siguió reviviendo el momento, eso era lo que el engreído Jos que había conocido me había respondido.

Me pegué a la pared y el puso sus brazos a los lados, de esa manera encerrándome y quedando atrapada entre él.

—No me equivocaba cuando te dije no podías correr de mi— dijo acercándose poco a poco a mi.

—Todavía puedo hacerlo— bromeé, lo empujé y corrí.

Él corrió detrás de mi, yo intenté que no me alcanzara. Ambos reíamos, intentando no chocar con la poca gente que caminaba cerca de ese pequeño escondite.

Hasta que por fin me tomó por la cintura, así atrapándome.

—Pero nunca voy a dejar que lo hagas— dijo cuando me tenía entre sus brazos.

Me tomó por las mejillas y entonces me besó, era un beso delicado y dulce, lleno de ternura, lleno de nuestro amor. Podía olvidarme de todo el alrededor, y en realidad de todo. Solo podía pensar en las emociones que sus besos me hacían sentir, y en sus manos sobre mi cintura.

Tomó mi mano y observó el anillo que llevaba puesto, era el que él me había dado en mi cumpleaños.

—Se ve muy lindo en tu pequeña manita— sonrió con ternura, luego la acercó a sus labios y la besó —. Las promesas siempre van estar vigentes, jamás voy a olvidar ningún punto.

—Eso espero— le sonreí. Y le di un corto beso en los labios.

Esperaba no tener que volver a escondernos de nada, ni huir de nada, porque al final no estábamos haciendo nada malo, y no teníamos que disculparnos de nada con nadie. Estábamos viviendo nuestra historia de amor, un amor que había surgido de repente y sin darnos cuenta, que sin ser planeado sucedió, aquel día en aquel aeropuerto.

FIN

Aeropuerto | Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora