𝟷

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Las cosas estaban súper incómodas en el jet

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Las cosas estaban súper incómodas en el jet. Había algo demasiado palpable en el ambiente... Algo caótico y peligroso. Y no es que se sintiera así porque tenía al Barón Zemo de un lado y a un ex-asesino a sangre fría enfrente. Era porque ese último era su amigo y él quería que Helmut dejara de verlo de ese modo.

—¿El baño?

—A la derecha, pasa. Mi jet es tu jet, James —dijo el hombre, sonriente.

Una vez se metió a la pequeña cabina Sam volteó a verlo con una mirada penetrante.

—¿Quieres? —dijo el barón, levantando un poco su copa. Sam sacudió su cabeza y miró por la ventana—. Te noto algo... ¿Cómo decirlo? ¿Celoso? Molesto —decidió—. Sé que no están acostumbrados el uno al otro, sin embargo, es palpable que no te gusta cómo él y yo tenemos más cosas en común que tú y él.

Sam río. Era absurdo.

—Solo voy a decirte algo: deja de verlo de ese modo, deja de provocarlo y deja de husmear en sus cosas —dijo, sonando muy serio. Zemo levantó una ceja. "Así que si está loco de celos" pensó. Y, en cierto modo, Sam lo estaba admitiendo.

—No conoces a Barnes ni la mitad de lo que yo lo conozco.

—No, claro que no. Definitivamente yo no lo acosé en el pasado —dijo, y suspiró—. Solo no busques una golpiza porque yo lo voy a alentar cuando él quiera hacerlo.

Zemo frunció la frente y no respondió, pues en ese instante, Barnes salió del baño y se volvió a sentar con ellos.

El silencio era espeso. Sam miraba hacia una de las ventanas con una expresión de piedra, Zemo miraba su copa entumecido en un idea fea, tal vez de traición, según Barnes. Y en cambio él, miraba a ambos, como queriendo iniciar una conversación.

No era el tipo más sociable aquí, pero había escuchado a su terapeuta tantas veces decirle que debía conseguir un amigo que casi estaba mentalizando la sugerencia como una misión. Era el único modo en que quizá lograría su propósito.

—Y... Umh... ¿Qué solías hacer en tu tiempo libre? Aparte de leer a Maquiavelo —murmuró Bucky.

Zemo levantó la cabeza sorprendido, de una forma muy grata. Sam lo miró como si estuviera loco. ¿Por qué demonios Barnes, el tipo callado, empezaría una conversación con quién casi golpeó hace segundos por una estúpida libreta?

—Oh... Bueno, suelo estar la mayoría del tiempo dentro de mi celda. Aunque eso me daba mucha ansiedad al principio. De hecho, convencí a un recluso de matar a un guardia por mí, y no resultó bien. Últimamente sólo leo el periódico, pido nuevos libros, y hablo con mi guardia... para manipularlo, evidentemente. Cosas típicas —dijo sonriendo—. Aunque debo tachar mis planes de fugarme, gracias a ti, Jamie.

Barnes sonrió incómodo, sólo un poco y miró a Sam, tan rígido en su asiento que juraba que era una estatua. Sabía que ir a buscar a Zemo era algo con lo que no estaba totalmente de acuerdo, pero bueno... Lo hecho, hecho estaba. Tal y como él dijo cuando le preguntó por el escudo.

La diferencia aquí era que Zemo era esencial para su misión. Así que cuando aterrizaron en Madripoor, se acercó a Wilson y le habló muy bajo, Zemo caminaba delante suyo.

—Creo que podríamos llevar está última misión más cómodos si tan solo intentaras ser el tipo de siempre con tus chistes. Sé que quieres deshacerte de mí, pero hay que hacer esto bien primero. Por Steve. Y ambos sabemos que Zemo es la clave.

Sam volteó, con su estúpido traje costoso y sus incómodos tacones y casi se tropieza al decir:

—Pero yo no trato de deshacerme de ti, ¿de qué hablas? —su ceño fruncido y una mirada confusa que Bucky no creyó para nada.

—Has estado todo el viaje con esa cara de odio a todos... Lo sabes bien.

—¡No, Buck, yo estoy atento por ambos y eso es algo que tú no comprendes! —gruñó.

—Explicame, entonces.

—No... no hay nada que explicar. Hablaremos de esto luego —masculló Sam.

Zemo se dio vuelta y el trío paró en seco. Había escuchado toda la discusión en susurros del par y estos lo miraban ceñudos.

—Te lo explicaré con mucho cuidado, James. Sam está marcando territorio porque cree que voy a aprovecharme de ti: manipular tu mente, usarte como un arma, e incluso con solo mirarlo, sé que piensa que tengo algún sucio secreto que podría revelar y hacerlos pelear a muerte. Pero es evidente que no me necesitan para eso —dijo el Barón con una sonrisa arrogante. Bucky miró a Sam con extrema decepción, incluso exhaló pesadamente y se dio el lujo de negar con la cabeza.

—No es así... —intentó Sam, perturbado por la mirada de Bucky. Por la idea de perder su confianza.

—Sabes bien que estoy bien y limpio de esos códigos nefastos desde Wakanda —dijo Bucky, con brazos cruzados. Se sentía herido.

—La verdadera pregunta es: Sam, ¿por qué te sientes amenazado? —murmuró el otro. La sonrisa soberbia del barón tenía un doble sentido que en ese momento solo el moreno pudo captar.

Y Sam realmente explotó con esa pregunta.

—Oh no lo sé, ¿será porque estamos en Madripoor, una isla repleta de maleantes, y yo soy un vengador? O tal vez lo era, ya que sin mi consentimiento mi compañero ayudó a escapar a un auténtico enemigo del estado, ¡y tal vez ahora los tres somos unos fugitivos! Sin contar que sé que nos traicionarás, no hay un momento en que tu mente no piense en eso.

—Cumplir está misión nos garantizaría el escudo que tú regalaste a un estúpido museo, ya que acabaríamos con una de las organizaciones más peligrosas del planeta, y lo sabes. ¡Deja de comportarte como un niño! Zemo está adentro, aprende a convivir con eso, carajo.

—¿Y si no lo logramos? —preguntó seriamente—. ¿Y si este maldito encuentra el modo de usarte otra vez?

—No hay misión que haya dejado inconclusa en los últimos 90 años —masculló Bucky—. Encontraré el modo de que lo logremos. Y ya te dije que no te preocupes por mí.

—En ese entonces eras el Soldado del Invierno.

—Aunque no quiera, si es necesario puedo volver a serlo —dijo James. Zemo que había estado callado, miró a Sam, quien estaba casi boquiabierto, y aplaudió embellecido. Bucky si que estaba concentrado. No podía esperar a verlo en acción.

—A veces el fin justifica los medios, pájarito —dijo entre risas, Sam le miró furioso.

—Yo encontraré tu maldito fin por cualquier medio si vuelves a llamarme de ese modo.

—Tranquilo, Tigre Sonriente —dijo Bucky, palmeándo uno de sus hombros—. Zemo es nuestro amigo por ahora —deletreó.

 Zemo es nuestro amigo por ahora —deletreó

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𝙋𝙧𝙤𝙗𝙡𝙚𝙢𝙨 » 𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧𝙛𝙖𝙡𝙘𝙤𝙣 / 𝘽𝙖𝙧𝙤́𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora