𝟷𝟾

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—Fue una gran idea llamarla, Buck —comentó Sam—. Todo estará bien, ya verás.

El soldado estaba en una silla de ruedas, su cabeza todavía dolía de forma impresionante y Sam ya no tenía su traje, pero él no sabía cuánto tiempo había pasado. Sus brazos mismos estaban descansando en el posabrazos y con sorpresa descubrió que no tenía su chaqueta, ni sus botas. Ni siquiera recordaba cuando se sentó allí, y Sam parecía empujarlo por los pasillos de ese lugar hacia tiempo, con total calma.

—¿Qué pasó? —murmuró, mientras Sam entraba a un ascensor vacío, y presionaba un botón.

—¿Sobre qué exactamente? —dijo, Sam, no estaba sorprendido, se dió cuenta de que estaba desorientado por el sedante.

Bucky se paró, o al menos intentó hacerlo, pero sus piernas parecían gelatina y el subidón que dió la caja metálica no pareció ayudar en lo absoluto. Sam lo recibió con un abrazo cuando se balanceó hacia el frente, y como un muñeco de trapo lo sostuvo al instante.

—Sam... —murmuró un quejido. Tocó su cabeza porque sentía que era demasiado pesada y miró con sorpresa el precinto del hospital en su muñeca.

—Vuelve a sentarte, amigo —Sam lo bajó cuidadosamente en su silla y él solo le mostró un puchero cuando lo llamó de ese modo. Cero cariñoso.

—Me duele todavía —se quejó.

—Lo sé —dijo Sam sin prestarle mucha atención, parecía enojado, y Buck no sabía por qué.

Subieron a la azotea y el sol tibio los recibió, quizá eran al rededor de las diez de la mañana y él no recordaba nada desde anoche. Sam empujó la silla de Bucky hasta un banco de cemento y Sam suspiró, acariciando su espalda. El soldado se veía distraído, desconectado.

—¿Qué es lo último que recuerdas? —tanteó el moreno.

Bucky pareció pensativo, su ceño se frunció y permaneció en silencio, como si no lo hubiera oído. Sam tuvo miedo.

—¿Recuerdas haber peleado con los Flag-Smashers? O... ¿cuando me llamaste anoche?

“¿Anoche?” quiso preguntar Bucky alarmado.

—Sí —murmuró en su lugar, mirada en el piso aún, mientras Sam sacaba su mochila y le ofrecía agua—. Recuerdo llegar al hospital con Sharon.

—Sí, ella ya está bien y se fue. A ti te sedaron porque estabas muy adolorido... y problemático —contó Sam. Bucky todavía tenía esta extraña sensación de su mente en blanco que no podía quitar por más que quisiera. Sam movió su silla para que lo mirara y sus ojos por fin se encontraron—. Bebe agua, por favor, estuviste dormido toda la noche. Me la pediste antes que te cargara en la silla, ¿recuerdas?

Bucky pareció pensarlo un poco, pero a juzgar por su garganta seca y la cara de preocupación de Sam, era cierto.

—Sí, gracias —murmuró, eso hizo que el otro estuviera un poco más tranquilo.

Sam se cruzó de brazos mientras bebía, lo veía un poco molesto, y eso le pareció extraño. Quería preguntarle qué fue lo que pasó, tampoco tenía idea de qué hacían allí afuera. No quería oírse como un loco, pero necesitaba conectar de nuevo. Estiró su mano y tomó la de Sam, mientras secaba su boca y lo miraba sugestivamente. Pero él no lucía afectado por ello, no le dió un beso ni tampoco una sonrisa.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —dijo finalmente, extendió la botella y su compañero la guardó en su mochila aunque estuviera casi vacía, rompiendo el agarre. Eso dolió un poco.

—Shuri —dijo él, con obviedad—. La llamaste porque todos dijeron que solo era estrés. Dijiste que ayudaría, que ella sabría qué es.

—Oh, sí, es cierto —dijo Bucky, aunque no recordaba haberlo dicho—. ¿Y tú...? ¿Estás molesto por algo que hice?

𝙋𝙧𝙤𝙗𝙡𝙚𝙢𝙨 » 𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧𝙛𝙖𝙡𝙘𝙤𝙣 / 𝘽𝙖𝙧𝙤́𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora