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Luego de un rato, Barnes llegó sin camisa a la habitación y repartió atuendos de cama para los otros dos. Sam y Zemo intentaron disminuir la tensión entre ambos. Aunque el barón le sonrió a James e incluso comentó maravillas de sus marcados músculos. Y aunque Barnes solo lo vio fijamente con su típica mirada helada, él no se rindió, y siguió adulándolo con cuánta babosada se le cruzaba por su ebria cabeza.

Por su parte, Sam se veía bastante exasperado cambiándose en una esquina.

—¿Vendrás a la cama o prefieres el sillón? —preguntó Bucky. Wilson lució realmente confundido por unos momentos, sorprendido.

—Sillón —respondió.

Bucky abrió su mochila y tomó una especie de esposas y la puso en el brazo de Zemo.

—Dormirás conmigo hoy.

Un boquiabierto, atontado, pero sobre todo, complacido Zemo dijo:

—Lo que tú quieras, James.

—¿Qué estás haciendo? ¿Qué es eso?

—Son esposas wakandianas, por si intenta escapar —dijo Barnes, poniendo el otro extremo en su brazo de vibranium.

Zemo rio al verlo, y miró a Sam, quien estaba tan sorprendido que echaba humo.

—Cada vez tengo menos ganas de escapar —comentó Zemo. Era claro que con unas copas de más era decididamente más extrovertido, del mismo modo que su cabeza de genio comenzaba a nublarse por sus bajos instintos.

Sam suspiró, abrió su boca como si fuera a decir algo, pero no lo hizo. Ante eso, Bucky río.

—Si sabes que a quien está manipulando es a ti, ¿verdad? —le insinuó—. Estás comportándote tan celoso Sam, que estás saliendo de tus cabales.

—No estoy celoso. Es Zemo de quién estamos hablando, por favor —dijo el otro indignado—. ¿Por qué no entiendes que está en juego tu seguridad?

—Estoy bien, ¿cuántas veces debo decirlo?

—¿Sabes? Mejor voy a dormir. Ya no sé si él está manipulándome o tú eres una especie de adicto al peligro. Mejor quédense juntos, ya no me importa, cuando algo suceda estaré ahí para decir te lo dije.

—Eso es evasión, Sam.

—Lo tuyo es descaro —gruñó el moreno a Zemo, quien solo río.

—Solo admite tus sentimientos y será más fácil. No dudes de eso —rio sardónico, mientras acomodaba las almohadas para acostarse. Bucky perdió el hilo de la conversación y estaba confundido.

—Muérete, Helmut.

—¿Cómo tú te mueres por estar esposado ahora?

—¡Ya cállense! —gritó Bucky—. Todo sería más fácil si ya no pelearán, estoy harto de los dos.

Barnes empujó a Zemo y se recostó a un lado de la cama.

—Apaga la luz, Wilson —dijo, todavía en un tono molesto.

—Está bien —murmuró un obediente Falcon, lo hizo y se acomodó en el sofá que estaba en la misma habitación para intentar dormir luego del lío que Zemo dejó en su cabeza con todas esas insinuaciones.

—Y buenas noches —dijo, tironeándo de la manta que se supone debía compartir con Zemo. Este tragó saliva, cuando oyó la respiración frustrada de Bucky y respondió al saludo en unísono con Sam.

Por horas, ninguno de los tres siquiera se movió, Zemo tenía miedo de provocarlo, y eventualmente se durmieron o eso pensó Bucky, hasta que escuchó a Zemo hipar.

𝙋𝙧𝙤𝙗𝙡𝙚𝙢𝙨 » 𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧𝙛𝙖𝙡𝙘𝙤𝙣 / 𝘽𝙖𝙧𝙤́𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora