𝟻

1.2K 206 96
                                    

Estoy aquí por Zemo.

La respuesta resonaba en su mente, tal y como la amenaza de Ayo, y la forma tan ruda en que le dijo que no entendía nada sobre las penas de su pueblo y su deshonra. Era como una daga al corazón. Y él amaba Wakanda, por supuesto que hubiera matado por ese país, pero ante los ojos de la guerrera, no era más que un traidor.

Llegó al hotel donde se hospedaban, anunciando la nueva noticia.

—Los wakandianos están aquí, quieren a Zemo, les pedí más tiempo.

Tras la pregunta obvia sobre si lo seguían, mintió. Dijo que no, pero era seguro que Ayo estaba allí afuera, bastante ansiosa de llevarse al baron para hacer con él lo que sea que quisiera.

—Fue tierno que al menos me defendieras —dijo Zemo. Bucky lo ignoró, revisando su teléfono.

—Tú cállate, nadie te está defendiendo —dijo Sam.

Supieron luego de los ataques terroristas de Karli y la discusión de Zemo y Sam cesó.

—Tengo la voluntad para completar la misión, ¿y ustedes dos? —dijo tajante Zemo. Desde que Bucky llegó a su celda, él había decidido que mataría si un súper soldado se le cruzará enfrente. Y tenía muy en claro que clase de persona era Karli.

A pesar de la fuerte oposición de Sam, Zemo dijo algo que dejó a Bucky en vilo:

—El deseo de volverse un súper humano no se puede separar del pensamiento supremacista. Cualquiera con el suero acaba inherentemente en ese camino.

Y a pesar de apelar con la idea de que el suero nunca cambió a Steve, Zemo seguía teniendo un buen argumento.

—Pero nunca hemos tenido a otro Steve Rogers, ¿o sí?

Bucky suspiró, ciertamente la conversación estaría en su cabeza toda la mañana, especialmente porque odiaba que Walker haya reemplazado a su amigo, porque cuando lo conoció se dió cuenta que no tenía ni una pizca de la compasión de Rogers.

Por otro lado, cuando fueron a la ciudad en busca de información, Sam los dejó solos un momento. Zemo, con manos en los bolsillos y una sonrisa de superioridad, le preguntó:

—No te voy a estorbar, pero, ¿puedes prometerme algo?

Bucky se quedó callado, con una evidente cara interrogativa, quería analizar la propuesta primero.

—Solo dime que lo de anoche se volverá a repetir, sin importar si vienen por mí o no.

Bucky lo miró con esos ojos azules hecho pánico.

—¿De qué hablas exactamente?

Zemo arqueó una ceja, se acercó con pasos titubeantes y depositó un par de "delicias turcas" en el bolsillo de la chaqueta de Bucky, como coqueteando. ¿Acaso pagarle con caramelos realmente se estaba volviendo un mal hábito? De alguna manera Bucky era como estos particulares dulces. Volvían loco a cualquiera que lo probara.

—¿No recuerdas? —tanteó el camino, ciertamente preocupado. El pecho de Bucky subió en busca de aire, sus ojos se volvieron más expresivos por un segundo y finalmente tuvo las agallas de preguntar:

—¿Recordar qué?

Zemo ladeó la cabeza confundido, y finalmente hizo click al sospechar qué sucedió.

—Anoche —comenzó con cuidado— me pregunté si había alguna cosa de la que los wakandianos no se hubieran deshecho al desprogramarte. Recordé un rumor que me contó mi padre, sobre que había una palabra que te desactivaba en menos de un segundo.

𝙋𝙧𝙤𝙗𝙡𝙚𝙢𝙨 » 𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧𝙛𝙖𝙡𝙘𝙤𝙣 / 𝘽𝙖𝙧𝙤́𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora