Eres malvada, muy malvada

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Narras tú

No dije nada y me incliné también para que finalmente nuestros labios se tocaran. Sus manos se deslizaron por mi cuello y presionó levemente con sus pulgares.

El contacto fue suave al principio y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, pero con el paso de los segundos la intensidad del beso aumentaba. Sentí el sabor de su labial en mi boca y la tensión corporal por los nervios poco a poco desaparecía. Apoyé mis manos sobre sus piernas y el control abandonó mi cuerpo cuando escuché un jadeo.

La empujé levemente para acomodarme y quedar sentada sobre ella, volviendo a besarla enseguida para no dejar de sentir sus hábiles labios sobre los míos. Sus manos recorrieron el camino hasta posarse en mi cintura y yo llevé las mías hasta su cuello, tracé la línea de su mandíbula con uno de mis dedos con total delicadeza y luego pedí acceso a su boca pasando mi lengua por sus labios. Tomé un respiro y seguí explorando sintiendo su rico sabor. Mi entrepierna ya estaba teniendo pequeños cosquilleos y gemí levemente sobre su boca cuando me mordió.

Acaricié la piel de su cuello suavemente mientras sus manos me apegaban a ella, la leve presión ocasionada por estas me excitó mucho más y jadeé de nuevo.

Me separé para respirar y nos sonreímos, cuando iba a besarla nuevamente apoyó sus manos en mi pecho para detenerme.

–Veamos la película– la quedé mirando perpleja.

–¿Qué?– pregunté algo confundida y sonrió.

–¿No querías ver la película? Veámosla– fruncí mi ceño e indignada me bajé de ella para sentarme a su lado, a la vez intentaba controlar mi agitada respiración –¿Ya no quieres verla?– dijo con tono burlesco y tomé el control para encender la telev...

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–¿No querías ver la película? Veámosla– fruncí mi ceño e indignada me bajé de ella para sentarme a su lado, a la vez intentaba controlar mi agitada respiración –¿Ya no quieres verla?– dijo con tono burlesco y tomé el control para encender la televisión.

–¿En qué minuto quedamos?– pregunté en un tono algo molesto.

–69...– mordió su labio y quité mi vista de ella para ponerle play. Suspiré y escuché su risa –Para que veas lo que se siente– murmuró y la miré mal.

–Eres malvada, muy malvada– sonrió –Que feo de tu parte, McGrath– dije pronunciándolo mal.

–Es...–.

–¡Sé cómo es!– rió y volví mi vista a la pantalla, vimos por unos quince minutos –¿Tienes más figuras a parte de las del mueble?– pregunté de repente y asintió, no había logrado concentrarme en la película debido al calor en mi entrepierna.

–Las tengo en mi "lugar de paz"– sonreí –¿Quieres verlas?– dijo con cierta emoción y sonreí olvidando lo antes ocurrido.

–Sí– se levantó y tomó mi mano para llevarme con ella a la sala.

Me estuvo mostrando todas con mucho entusiasmo, imitaba sus sonidos y jugaba como una niña pequeña.

–Mira, este es un caza estelar– lo tomó –Es una nave, no muy efectiva, pero me gusta el diseño– la observé –¿Sabes cómo hacen?– negué y sonrió.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora