Lo que siempre necesité

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Narras tú

–No no, para– Katie detuvo el auto enseguida.

–¿Qué pasa?– me bajé corriendo a casa para ir a orinar, volví en unos minutos y Katie se rió.

–Nunca había orinado tanto, cada diez minutos tengo ganas– volví a subirme al auto, en la parte de atrás, y Lyra se giró para mirarme.

–Deben estar presionando tu vejiga– me puse el cinturón.

–Ya me dieron ganas de nuevo– se rieron.

–Ten– Katie me pasó la mascarilla y suspiré colocándomela.

Llegamos a la consulta y la obstetra nos dijo que los bebés estaban sanos y que efectivamente, uno de ellos se encontraba presionando mi vejiga. Nos habló sobre algunos cuidados y me citó en dos semanas.

Fuimos de inmediato a casa por mi dolor de espalda, al llegar Oisin se iba a lanzar sobre mí, pero Lyra tuvo que detenerlo.

–¿Me haces un masaje?– asintió y entramos a casa. Oisin se subió conmigo a la cama y llevé mi mano a su cabeza para acariciarlo –¿Qué pasa?– puso su cabeza sobre mi vientre y comenzó a llorar.

–Ay, mi vida– Katie entró y se subió a la cama para acariciar al perro, le dio algunos besos en la cabeza y sonrió –Yo también quiero verlos, faltan menos de tres meses, solo debemos ser pacientes– reí por lo tierna que era la situación y me miró sonriente.

–Eres tan tierna– se inclinó para besarme –Te amo– se levantó para tomar la crema de masajes.

–Te amo– se untó un poco en las manos y luego comenzó a masajear mis piernas.

–Estoy asustada...– levantó su vista –Por todo...ya estaría muerta de miedo solo estando embarazada de gemelos...imagínate embarazada de gemelos y en una pandemia– suspiró.

–Sí mi amor, yo también estoy asustada– dijo sin dejar de presionar sus dedos contra mis piernas –Pero estamos juntas y lo superaremos juntas– me sonrió –Y estos pequeños también, porque estamos esperándolos con ansias– puso una mano sobre mi panza y justo se sintió una patada.

–Siempre que les hablas se mueven– dije sonriendo y asintió.

–¿Por qué le pegan a mami _____? Solo yo puedo hacerlo y en situaciones que no deben conocer aún– me reí.

–Extraño mucho eso– levantó sus cejas.

–¿Qué cosa?– suspiré.

–El sexo salvaje que me dejaba toda adolorida– sonrió.

–Falta mucho para volver a tenerlo, supongo que será difícil tener tiempo a solas estos meses– asentí.

–Ahora solo vive en mi memoria– nos reímos.

–¿Recuerdas cuando quedaste en silla de ruedas por el desgarro?– asentí sin dejar de reír.

–Fue el mejor momento de mi vida– se recostó a mi lado abrazándome.

–Cuando te conocí...pensé por mucho tiempo que tú solo querías algo pasajero, nunca imaginé que estaría aquí contigo, esperando a gemelos y sintiendo que soy la mujer más afortunada del mundo– dijo con los ojos cristalizados y me besó.

–Yo también creí que me alejaría antes de llegar a formar una familia...pero aquí me tienes completamente enamorada– nos abrazamos y Lyra golpeó la puerta –Pasa, pequeña– abrió la puerta lentamente.

–¿A qué hora cenaremos?– nos reímos.

–Ayúdame a hacerle el masaje a mami _____ mientras llega la comida– asintió entrando para subirse a la cama.


Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora