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-Podemos levantar una orden de alejamiento en su contra -sugirió Sky.

-Es tu padre, Sky, tiene derechos...

-Si no me equivoco, padre es el que cría, no el que engendra, aquí siempre fuimos Ann, tú y yo; él no puede ejercer sus derechos de padre de un día para otro, eso es estúpido.

Me mantuve al margen de la conversación. A pesar de que me encontraba de acuerdo con mi hermana sentía una gran curiosidad hacia lo que había impulsado a Adam Blake a darnos una visita sorpresa.

-Bueno, estoy consciente de que ambas son adultas y lo suficientemente maduras para tomar sus propias decisiones, solo quiero hacerles entender que no tengo nada en contra de su padre y que si quieren reunirse con él están en todo su derecho -aclaró mamá, lucía exhausta.

-¿Qué querrá? -cuestioné, mordiendo distraídamente mi labio inferior.

-Tal vez está muriendo y quiere resarcir sus errores -replicó Sky, había diversión en su voz. Mamá la reprobó con la mirada mientras negaba con la cabeza- El tiempo perdido no vuelve, pero no me vendría nada mal ser parte de su testamento.

-¡Sky! -la reñí, sin poder contener la risa.

-Ustedes dos terminarán matándome algún día -dijo mamá, dejándose caer en el living.

-No digas eso -pedí, dejándome caer a su lado mientras reposaba mi cabeza en su hombro.

-Tú eres todo lo que tenemos -musitó Sky imitando mi acción del otro lado.

Mamá nos rodeó con sus brazos, como lo hacía cuando éramos pequeñas. Permanecimos en silencio siendo reconfortadas por la cercanía que compartíamos; era verdad, estas mujeres eran todo lo que tenía en la vida y significaban todo para mí.

Pronto una pregunta que me atormentó desde el momento en el que mis padres se separaron afloró en mi mente y resultó imposible para mí disfrutar del silencio y seguir guardándola para mis adentros.

-¿Por qué se divorciaron?

Mamá soltó un suspiro mientras nos apretaba aún mas contra ella.

-Adam guardaba muchos secretos, casi era posible decir que llevaba una doble vida, no quería seguir siendo parte de una red de enredos y mentiras, no quería eso para ustedes -murmuró.

-¿Lo amabas? -indagó Sky. Mamá permaneció en silencio, alcé la vista para contemplarla, había melancolía en sus ojos verdes conforme una efímera sonrisa se formaba en su rostro.

-Creía que lo amaba con cada fibra de mi ser, hasta que llegaron ustedes y conocí el verdadero amor incondicional. Hijas, son lo mejor que me pudo haber pasado y haberme separado de su padre fue la mejor decisión de mi vida, tal vez suene egoísta, pero lo único que siempre quise fue lo mejor para ustedes.

-No digas eso, me harás llorar -musité, batiendo mis manos para alejar las lágrimas de mis ojos, Sarah Gabel realmente me había conmovido con sus palabras.

-Te amamos, rectora Gabel -farfulló mi hermana envolviendo sus brazos en la cintura de mi madre, imité su acción acabando por apresar a mamá en un gran abrazo triple.

-Y yo las amo a ustedes, par de mocosas.

-Mataste el momento madre e hijas que tanto tardamos en construir -reclamé aún sin dejarla ir.

-¿Qué puedo decir? Es mi especialidad -se mofó- Ahora a la cama, es tarde y si no me equivoco, Sky, tú tienes una defensa mañana.

-No tolero a la maestra Reeves -bufó la rubia, dejando un beso en la mejilla de mamá para luego dirigirse a nuestra habitación.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora