2. MAMÁ

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NARRA VANESSA:

- Tu madre... - dice Claire.

Escuchamos el ascensor ponerse en marcha. Son ellos. Mis padres. Juntos. Los tres juntos de nuevo. Agarro la mano de Claire con fuerza.

- Por favor, haz que no me caiga. - la digo.

- Nunca lo haré.

Nos apretamos las manos con fuerza. La puerta se abre y aparece papá con mamá en volandas, con un vestido de gala precioso, agotada. Al principio me quedo estática, pero cuando Claire empieza a suavizar el agarre de mi mano, salgo como una bala hacia mi madre, aún entre los brazos de mi padre, para abrazarla. La he echado muchísimo de menos.

- Mi pequeña...

- Mamá...

Y entonces las dos rompemos a llorar, yo más que ella. Pensé que la había perdido a ella también. Papá, aunque no lo reconozca, se sentía igual que yo cuando perdí a Dereck, pero por mamá.

- Te he echado de menos, mamá.

- Y yo a ti, cariño.

Me despego de ella, aunque no quiera, y dejo que papá se la lleve. Supongo que necesita descansar. Claire me abraza por el lado, y yo se lo devuelvo.

Por fin, los tres juntos.

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NARRA PATRICK:

Se fue. No la pude parar. No quería pararla. Antes sí. Mi venganza no era matar a Annastasia. Ni mucho menos, pero torturar a Grey sí. Porque le odio. Pero también odio que Anna no sea feliz. Porque es mi mejor amiga, mi querida Anna.

Me encuentro sentado en la cama de la habitación que era de Anna.

Ahora sí que la he perdido.

Para siempre.

De repente escucho gritos y disparos. ¿Qué coño pasa? Salgo de la habitación preocupado por la situación de mis hombres y me encuentro a un grupo de encapuchados viniendo hacia mí, con rapidez y apuntándome con los rifles en sus manos.

- ¿Quiénes sois? ¿Y para quién coño trabajáis?

- ¡CÁLLATE, ESCORIA! - me dice uno de ellos.

- ¡AL SUELO!

Hago lo que me piden con cansancio. Como si ya hubiese vivido esto antes.

- Siempre dando la nota, eh Patrick.

Oh, no.

Aparece un hombre con traje negro, corbata del mismo color y camisa blanca, acompañado con unos zapatos de vestir de color negro. Los 50 años no le sientan bien a cualquiera, pero a Charlie sí. Su pelo negro no tiene ni rastro de canas y la barba la tiene perfectamente cortada, acompañado de su piel ligeramente bronceada, pero no demasiado, aún conserva su palidez natural.

- ¿Se puede saber qué es todo eso?

- Un sabotaje, tú has sido parte de uno, ¿recuerdas?

- Serás...

- ¿Qué? ¿Capullo? ¿Hijo de puta? ¿Mamonazo? Puede, pero no he sido yo el que ha secuestrado al amor de mi vida.

VIDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora