VIDA ©

26. INFIERNO

NARRA VANESSA:

La velada fue de lo más tranquila, cosa que no esperaba que fuera posible. Jace me ofreció ir a dar un paseo varias veces, y todas esas veces me negué rotundamente. Hasta que su querido padre lo ofreció en alto, diciendo delante de todos a su hijo que me llevase a dar un paseo como si fuera un perro.

Entonces, no me quedó más opción que aceptar ante su padre. Dereck se encaminó hacia nosotros, pero Jace se negó a tenerle junto a nosotros, así que fue hacia mí tío para exigirle que se quedase allí, con los demás.

- Es por la seguridad de mi sobrina, nada más.

- Ya, Charlie, pero ya estoy yo para eso.

- Tú no eres un profesional.

- Soy su futuro novio.

Toda la mesa se queda en silencio, incluso yo. Miro a Dereck y noto como se le hincha la vena del cuello. Ay madre...

- Estoy bastante cansada, creo que debería irme a casa, terminad vosotros los postres y le pediré a Clark que me lleve a...

- ¡NO!

El grito de Jace me sobresalta, a mí y a todos los presentes.

- Lo siento. Yo...

- La llevará Nick, el guardaespaldas de Jade. No te preocupes por nada Jace, todo solucionado.

- Me gustaría acompañarla a casa, para saber que llega sana y salva.

- No deberías preocuparte por eso. Estos hombres están lo suficientemente cualificados como para acompañar a una adolescente de 18 años a una casa.

- Insisto. - dice mirándome. Se gira hacia mi tío, al igual que yo, mirándole con cara de súplica. - Por favor.

Mi tío mira a los padres de Jace, con aires de grandeza y orgullosos de tener un hijo tan caballeroso. Lo que no saben es lo que me espera si llego a la vez que su hijo a la casa de campo.

- Está bien.

Y ahí, comenzó mi infierno.

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En el coche, Nick tenía detrás suyo una pantalla tintada e insonorizada, por lo que no se enteraba de nada y no podía hacer nada para que me ayudase y no salir perdiendo.

Jace me metía mano cada vez que podía. Le dije que en ese momento no para poder pensar en un plan de escape al llegar a casa, pero fue inútil.

Nick paró, nos bajamos y Jace le fue a decir algo para que nos dejase a solas.

Dereck... ayúdame...

- Vale, reina. - me dice acercándose a mí. - Es todo nuestro.

Sin dejarme articular palabra, me cogió de la mano y me llevó hasta la habitación. Una vez allí, me arrancó el mono de cuajo y me tiró en la cama, dejándome simplemente con lo conjunto de encaje negro puesto.

Me sentía expuesta, sucia... no podía hacer nada. Si se me ocurría negarme estaba totalmente segura de que sacaría la pistola. Intento hacer un juego de piernas para librarme de él a modo de defensa personal, pero es totalmente inútil. Me tiene inmovilizada, tanto que no puedo moverme.

Me arranca el sujetador y empieza a besarme desde la boca hasta el cuello, y de ahí a los pechos. Después de jugar con ellos un rato, pasa al plato fuerte. Lame todo lo que puede y más. Noto que se tensa y se cabrea por momentos, dado que no digo absolutamente nada.

- Di algo, joder. No te limites a hacer ruidos.

- Yo... es que...

- ¿Qué quieres hacer? - me pregunta con tono burlón.