VIDA ©

20. JUNTOS I

Poco antes

NARRA DERECK:

Tengo que encontrarla y saber si es realmente verdad lo que me han enseñado. Es imposible que Vanessa me dejase solo, tirado como una colilla cuando me dispararon. Es increíble que haya sobrevivido a eso, y las heridas aún no están del todo cicatrizadas.

- Dereck. - me llama Patrick desde su asiento.

- Sí, perdona. Dime.

- Irás a la emboscada en la fortaleza de Charlie Grey. - se me pone el corazón a mil de solo pensarlo. Veré a Vanessa después de todo. Aunque no en una situación muy... romántica. - Sabes manejar un arma, ¿verdad?

- Sí. - en realidad no tengo ni idea, pero no pretendo disparar a nadie.

- Bien. Estás a mi servicio. No harás nada que yo no te mande. Recuerda que estás vivo gracias a mí.

- Sí, señor.

- Sales dentro de 4 horas.

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El avión es de lo más incómodo. No cabe ni un alfiler más. Miro a todos mis compañeros y soy el único que tiene un pañuelo en la cara para poder ocultar mi rostro y que no me reconozcan.

- ¡SALTAMOS EN 20 SEGUNDOS!

Cogemos todas las metralletas que Patrick nos ha adjudicado para esta emboscada y pasados los 20 segundos saltamos uno a uno. Todos caemos en la arena y nos preparamos para apuntar al tío de Vanessa. Creo que esta misión no va de matar a nadie, sino de poner en alarma a todo el personal de Charlie. Es un buen tío, a mí siempre me cayó muy bien. Y ahora me da mucha pena tener que hacer esto.

- ¡TODOS A SUS PUESTOS!

Minutos después, como predijo Patrick, Charlie salió hacia esa pequeña playa desierta y buscó su pistola en sus pantalones, pero no apareció. Aun así, no se dejó vencer por el miedo y estuvo alerta para soltar un puñetazo en cualquier momento. Se me quedó mirando por unos segundos y temí que me hubiese descubierto, pero luego apartó la mirada y comenzó a lanzar puñetazos a mis "compañeros". Tengo que intentar entrar en esta fortaleza sin que Patrick lo sepa. Ahora mismo sabe perfectamente cuáles son todos nuestros movimientos. Y si hago algo que no está previsto y que favorece a los Grey, estoy muerto.

En ese momento, apareció. El ángel que quiero con locura, la luz que iluminaba mis días antes de que todo esto ocurriera, el amor de mi vida atravesó la puerta para ayudar a su tío. A ella la da igual morir, ayudaría hasta a una hormiga si fuera posible. Eso es lo que tanto admiro de ella.

- ¡VANESSA!

La miro la veo con un arma en la mano. Esta chica tiene más agallas que cualquier idiota de aquí.

- VÉTE, VÉTE DE AQUÍ.

Su tío la sigue chillando para que se largue, pero no cede. Joder, Vanessa. Deberías hacerle caso. La miro para que vea que tiene que irse de aquí ahora mismo. Por alguna razón me ha reconocido, y lo sabe. Incluso se relaja durante pocos segundos, pero luego sacude la cabeza y frunce el ceño.

- ¡NO! - responde tajantemente mirando a Charlie. Apunta el arma hacia el hombre que está detrás de Charlie.

Aprieta poco a poco el gatillo, hasta que de repente una explosión en el mar la interrumpe. Uno de los nuestros ha dejado caer un pequeño fusil en el mar sin querer, ya que ahora no era el momento de lanzarlos. A todos nos pitan un poco los oídos, pero tenemos un sistema de inmunidad suficiente como para que no nos afecte tanto, para que no nos haga daño a los tímpanos.