29. ¡HIJO!

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NARRA DERECK:

Cuando Vanessa dio la noticia en voz alta hubo un silencio sepulcral. Me empecé a poner nervioso porque nadie decía nada.

Su madre parecía haber entrado en un estado de shock.

Evan miró a su novia, la cual dejó de comer helado y nos miró a los dos con una sonrisa de oreja a oreja.

Y Christian... bueno. No me atrevía a mirarle a la cara.

Una de mis manos estaba metida en el bolsillo de mi pantalón, mientras que la otra descansaba en la pierna de mi novia. Vanessa tenía su mano apoyada encima de la mía y hasta que se levantó del asiento, al igual que su padre, y se abrazaron.

Me relajé al instante. Pensaba que Christian me iba a matar después de todo, pero no fue así.

Cuando se acercó a mí y me abrazó sentí un calor reconfortante. Como si fuese mi propio padre.

- Me alegro de que estés bien. Enhorabuena por el niño. - me dice al oído.

- Gracias. - le digo abrazándolo más fuerte.

Dirán que Christian Grey es un monstruo, un jefe sin escrúpulos y un alma que vaga por el mundo simplemente para destruir a los demás, una persona sin sentimientos.

Pero cuando tienes la oportunidad de conocerlo de verdad te das cuenta de que es un ser humano, enamorado de su familia, de su mujer, de sus hijas, y ahora mismo de sus futuros nietos.

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NARRA VANESSA:

Después de pasar un rato de reencuentro con mi familia, llegó la hora de ir a ver a la de Dereck. Mi novio estaba tan nervioso que conducía con dificultad y decidí ponerme yo al volante. Me recriminó que estaba embarazada y que no podía conducir en mi estado, pero creo que Dereck ahora mismo es más peligroso que una embarazada de 19 años que se está volviendo loca con todo lo que su novio le dice cada vez que se detiene en un semáforo para preguntarla si está bien.

- Dereck. Ya. - le digo cuando volvemos a parar. Estamos casi a una manzana de su casa y está sudando. - No puedes entrar así en tu casa. Son tu familia. Los conoces. Tranquilízate.

- Piensan que estoy muerto, Vanessa.

- ¿Lo estás?

- Para ellos sí.

- Pero, ¿lo estás? - se me queda mirando. Se gira para comprobar que el semáforo se va a poner en verde ya. - Dereck, mírame.

Se vuelve hacia mí y se asusta por los pitidos de los coches de atrás.

- Dereck.

- Vanessa, acelera.

- No hasta que no te tranquilices.

- ¿Quieres que nos den un golpe?

- ¿Quieres que te dé un golpe?

- Estamos haciendo una cola inmensa.

- Que no sean tan tontos y adelanten. - digo poniendo las luces de emergencia para que no haya más disturbios.

Respira durante unos segundos y me coge de la mano.

- Eres la mejor. - se vuelve para darme un beso en la mejilla.

Mi mano descansa en la palanca de cambios y su mano encima de la mía. No voy a pedirle que me suelte, me las arreglaré para conducir con una sola mano al volante.

VIDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora