4. SOY UN...

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NARRA VANESSA:

Acabo de hacer el ridículo delante de mi tío. Genial, Vanessa. Cada día te superas más y más. Al salir del cuarto de baño, miro por el pasillo para ver si Charlie sigue en la cocina, pero al ver que no hay moros en la costa, salgo a picar algo antes de que me vea. Me dirijo rápidamente hacia mi habitación después de coger unos snacks y me pongo Netflix. Sé que no debería hacer esto, que he venido aquí porque Charlie me ha pedido expresamente que comiese con él, pero no quiero salir ahí y que me vea tan vulnerable. Se acabó.

De repente, me sobresalto al escuchar unos toques en la puerta. Doy el permiso para que mi tío entre y cierra la puerta tras de sí.

- Vanessa...

- Lo siento. - le digo cortándole.

- No te preocupes, hija. No es culpa tuya.

- Sí lo es. Lo fue...

Mi tío me mira con expresión triste.

- Vanessa, debo hablar contigo.

Le miro extrañada. Nunca le había visto tan serio.

- ¿Ocurre algo?

- Bueno, digamos que es algo de lo que tú debes enterarte, pero ni tu padre y ni tú madre pueden saber.

- Sabes que soy una tumba.

Me mira sonriendo y me dice lo que menos me esperaba en estos momentos, pero que, por alguna razón, me saca una sonrisa.

Podré tener el apoyo que necesito.

- Ademas de ser tu director de instituto, Vanessa, soy uno de los mafiosos más peligrosos de Estados Unidos.

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NARRA CHRISTIAN:

- ¿Estás segura de que quieres ir? - le pregunto a mi mujer mientras se viste.

- Sí. Quiero ir.

- Está bien...

- Me dijiste que Susan había cambiado. Y ahora tenemos la oportunidad de hablar con ella y Evan sin que esté Vanessa delante.

- Pero todo lo que te dijo en ese antro...

- Y yo también lo habría hecho.

- Anna...

- Tú la diste una oportunidad, ¿no es así?

Me callo porque sé que tiene razón.

- Vámonos. - me dice mi mujer tirando de mi mano.

Miro la hora en mi reloj cuando hace que alce la mano y es ahí cuando me doy cuenta. Tiro de ella hacia mí, pegándola a mi cuerpo y colocando mis manos en sus caderas. Mi respiración en su nuca hace que reaccione de tal manera que yo ya estoy más caliente que puro fuego.

- Christian... - jadea mientras beso su cuello.

- Dime.

- Tenemos que irnos.

- Tenemos tiempo de sobra.

- Pero...

- Hemos quedado en una hora.

Tiro de ella hacia la habitación más temida de toda la casa, pero la que más placer nos causa a los dos.

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