OCTAVO LIBRO 📖

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[Leer N/A al final]

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Después de haber hablado con sus padres Jungkook regreso a su habitación más tranquilo porque sabía que ellos no eran malos y lo ayudarían con su pareja. En su cabeza sonaba demasiado obsesionado o hasta mal pero sabía que ninguno de los dos sería feliz si se enlazaba con otra pareja. Era por eso que la luna los había hecho destined porque ambas partes debían ser el complemento del contrario para convertirse en uno solo.

Pero aquel destino que tenían juntos no podría completarse si la parte humana no estaba de acuerdo, ambas partes tenían que amarse profundamente pues una de ellas sería de aquellos sentimientos primitivos mientras que la parte racional sería un sentimiento puro que los complementaria y los ayudaría a solucionar sus conflictos. Así estaba diseñado para que la pareja se mantuviera junta para engendrar decendencia pues Jungkook no podría tener cachorros si el alfa con el que estaba enlazado no era su destined.

- En mis libros esta parte siempre sale mal y los problemas más fuertes son los que aparecen pero te juro que no dejaré que nadie lo arruine, - le susurro Jungkook a la luna que aparecía por su ventana como si a quien en verdad estuviera hablándole era a Jimin - en las historias el Omega siempre se deja para ser salvado por su alfa, yo no, estaré en la lucha junto a ti siendo protegido por la luna que nos unió por uno solo, te lo prometo Jimin...- fueron sus últimas palabras antes de volver a recostarse en la cama sintiendo una lágrima resbalar por su mejilla.

Tenía miedo, miedo de que su destino fuera tan cruel como en sus peores libros de romance, en esos en los que desde el primer capítulo ya estás llorando. Jungkook no quería eso, no lo deseaba pero si para estar juntos debía de luchar lo haría porque quería a Jimin aunque llevasen tan poco tiempo de conocerse lo quería y no dejaría que lo apartaran de su lado.

***

La noche había pasado más rápido de lo que espero pero entre tantos pensamientos en su cabeza no pudo dormir tanto como esperaba y ahora que se veía al espejo parecía que no hubiera dormido desde hace décadas. Sus labios estaban resecos, bajo sus ojos tenía ojeras y bolsas, su pelo estaba alborotado como si de un nido de pájaros se tratase y su piel estaba a nada de pedir a gritos hidratante, no podía ser peor.

Además su celo estaba a menos de un día y el calor ya estaba empezando pues cuando se había despertado sus feromonas estaban por toda la habitación, sus pezones más sensibles que de costumbre y su entrada dejaba salir montones de lubricante, esto no podía ir peor.

***

Pero si podía.

Había olvidado que sus padres no estarían y sus hermanos tampoco por la reunión de la empresa, a la que aún no podía asistir porque no se había graduado, así que cuando bajo a la cocina lo único que había era una nota de su madre dónde especificaba que no llegarían hasta la noche junto a algo de dinero para que pudiera sobrevivir un día.

- Bien... ¿Que hago para desayunar? - meditaba mientras buscaba en las alacenas y en el refrigerador algo de comida ya hecha pero no tenía suerte por lo que lo único que encontró fue la soledad y un montón de frutas y verduras que su madre tenía - Entonces será leche y cereal - concluyó sacando un plato y su cereal favorito.

Al perderse en sus pensamientos no se dió cuenta de cuan tarde era y cuando su celular vibró con una notificación de su amigo, avisando que la primera clase ya había empezado, entro en desesperación. Corrio como si no hubiera un mañana a su habitación para traer su mochila mientras tomaba las llaves, su celular, el dinero y unas cuantas frutas en sus manos.

¡Esto no es un libro! 《Jikook》OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora